Un joven padre que hace 20 años iba a morir en la Dator hace al abortorio una sorprendente petición
Hace veinte años, un chico fue salvado de morir en el abortorio Dator. Hoy él mismo es padre de un pequeño, y, como recoge Actuall, se ha dirigido a ese centro para hacerles una sorprendente petición:
Eva camina junto a su pareja, Carlos, hacia el abortorio Dátor dispuesta a abortar. Es el 4 de julio de 1996. En su camino, sorpresa que no espera, se topa con el doctor Jesús Poveda y otras personas que se manifestan ante las puertas del abortorio.
El doctor Poveda se presenta y les ofrece ayuda. Les pide que se lo piensen y que no hay nada mejor que ser padres. Eva, que sufre ataques epilépticos, y Carlos, infectado por el virus del sida, aceptan y deciden seguir adelante con el embarazo.
Por suerte para ellos enfrente tenían a Poveda y no a ninguno de los que hubiera usado la salud de ambos como coartada para inducirles al aborto.
El destino es caprichoso y gracias a aquella decisión dos décadas después Eva y Carlos no sólo son padres, sino también abuelos. José Carlos, el hijo que nació en enero de 1997, ni siquiera se planteó el dilema que sí tuvieron sus padres ante la clínica Dator
José Carlos también dijo ‘sí’ a la vida y siguió adelante, ahora es padre de una niña de 3 años junto a su pareja, Andrea.
No es ningún secreto que el doctor Poveda sueña con transformar el abortorio -llamado interesadamente clínica- Dátor en una guardería. Darle un giro de 180 grados que refleje la victoria de la vida sobre la muerte.
Precisamente a ese proyecto se suman ahora con entusiasmo el joven José Carlos y su novia Andrea, que han remitido una carta a la Dátor.
Esto es lo que piden al abortorio:
“Hola me gustaría presentarme, me llamo José Carlos. Tengo 20 años y soy padre de una niña preciosa de 3 años con mi chica, Andrea, que tiene 19 años, y desde que nuestra hija nació nos está rondando una idea por la cabeza.
»Dado que ahora el aborto ya no es algo que os vaya a salir rentable, por así decirlo, ya no es algo privado donde por cada intervención que supuestamente hacéis ya no vais a sacar un mísero centavo.
»Por una parte me alegro porque ni a mi chica ni a mi nos ha hecho mucha gracia lo del aborto, y dado que ahora el aborto es gratuito ¿para qué seguir con ese negocio quita vidas?
»Pregúnteselo, mientras le explico mi idea y la de mi chica. Esta idea que tengo es más bien una reconversión, es decir cambiar el objetivo de su negocio.
»Lo que teníamos en mente era reconvertirlo en una guardería, donde en vez de que entren mujeres a abortar, entren madres a dejar a sus hijos, que en vez de quitarle la vida a un inocente cuidéis de ellos. Pensar en cambiar todo eso por niños felices, niños aprendiendo y por supuesto jugando.
»¿No sería más gratificante para todos ver a madres llegar a recoger a sus hijos, que ver a mujeres tristes después de haber abortado? Yo pienso que a usted no le gratifica en cierta parte su negocio porque lucrarse de vidas inocentes no puede ser fácil de llevar, yo siendo usted preferiría un negocio gratificante para todos.
»Lo que le propongo es un beneficio para muchos y cero perjudicados. En vez de quitar vidas inocentes, cuidar de esos inocentes. Piénselo. Muchas gracias por su atención.
»Espero alguna respuesta pronto”.
Eva camina junto a su pareja, Carlos, hacia el abortorio Dátor dispuesta a abortar. Es el 4 de julio de 1996. En su camino, sorpresa que no espera, se topa con el doctor Jesús Poveda y otras personas que se manifestan ante las puertas del abortorio.
El doctor Poveda se presenta y les ofrece ayuda. Les pide que se lo piensen y que no hay nada mejor que ser padres. Eva, que sufre ataques epilépticos, y Carlos, infectado por el virus del sida, aceptan y deciden seguir adelante con el embarazo.
Por suerte para ellos enfrente tenían a Poveda y no a ninguno de los que hubiera usado la salud de ambos como coartada para inducirles al aborto.
El destino es caprichoso y gracias a aquella decisión dos décadas después Eva y Carlos no sólo son padres, sino también abuelos. José Carlos, el hijo que nació en enero de 1997, ni siquiera se planteó el dilema que sí tuvieron sus padres ante la clínica Dator
José Carlos también dijo ‘sí’ a la vida y siguió adelante, ahora es padre de una niña de 3 años junto a su pareja, Andrea.
No es ningún secreto que el doctor Poveda sueña con transformar el abortorio -llamado interesadamente clínica- Dátor en una guardería. Darle un giro de 180 grados que refleje la victoria de la vida sobre la muerte.
Precisamente a ese proyecto se suman ahora con entusiasmo el joven José Carlos y su novia Andrea, que han remitido una carta a la Dátor.
Esto es lo que piden al abortorio:
“Hola me gustaría presentarme, me llamo José Carlos. Tengo 20 años y soy padre de una niña preciosa de 3 años con mi chica, Andrea, que tiene 19 años, y desde que nuestra hija nació nos está rondando una idea por la cabeza.
»Dado que ahora el aborto ya no es algo que os vaya a salir rentable, por así decirlo, ya no es algo privado donde por cada intervención que supuestamente hacéis ya no vais a sacar un mísero centavo.
»Por una parte me alegro porque ni a mi chica ni a mi nos ha hecho mucha gracia lo del aborto, y dado que ahora el aborto es gratuito ¿para qué seguir con ese negocio quita vidas?
»Pregúnteselo, mientras le explico mi idea y la de mi chica. Esta idea que tengo es más bien una reconversión, es decir cambiar el objetivo de su negocio.
»Lo que teníamos en mente era reconvertirlo en una guardería, donde en vez de que entren mujeres a abortar, entren madres a dejar a sus hijos, que en vez de quitarle la vida a un inocente cuidéis de ellos. Pensar en cambiar todo eso por niños felices, niños aprendiendo y por supuesto jugando.
»¿No sería más gratificante para todos ver a madres llegar a recoger a sus hijos, que ver a mujeres tristes después de haber abortado? Yo pienso que a usted no le gratifica en cierta parte su negocio porque lucrarse de vidas inocentes no puede ser fácil de llevar, yo siendo usted preferiría un negocio gratificante para todos.
»Lo que le propongo es un beneficio para muchos y cero perjudicados. En vez de quitar vidas inocentes, cuidar de esos inocentes. Piénselo. Muchas gracias por su atención.
»Espero alguna respuesta pronto”.
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