Tienen 4 hijos, ¿qué les enseñan?: «Que crezcan en el amor a Dios, lo demás vendrá por añadidura»
Eduardo Rosa y Marina Pistón conforman un matrimonio cristiano y comprometido. Padres de 4 hijos son conscientes de la urgencia y necesidad que hay hoy de hacer una buena transmisión de la fe a los hijos, y de que el matrimonio esté bien acompañado espiritualmente.
Esta familia de la localidad cordobesa de Fuente Palmera acude a la parroquia de la Purísima Concepción. Sabiendo de la importancia de tener respuestas adecuadas en una sociedad secularizada como la actual se forman en el Máster de Pastoral Familiar y viven la fe en el Grupo Roma, surgido tras la Jornada Mundial de la Juventud de Roma 2000 por entonces jóvenes guiados por un sacerdote, y que actualmente son familias con varios hijos.
En esta entrevista con la Diócesis de Córdoba, Eduardo y Marina hablan de la necesidad de vivir la fe en comunidad y de cómo transmiten la fe a sus hijos:
-¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
- El estar convencidos de que queremos una familia y vida cristiana. Partimos de aquí para educar a nuestros hijos, para actuar teniendo presente que el Señor quiere algo de nosotros, que aunque muchas veces somos cristianos de segunda intentamos no olvidar que perseguimos ser de primera.
Sabemos que es la mejor forma de vida que cualquier familia puede tener. Vemos tantas familias destrozadas, sufriendo… Familias como la nuestra, muchos de ellos mejores que nosotros pero que no tienen en su vida al Señor y cada día nos convencemos más de que esta no es una forma de vida, si no, que es la única.
-¿Qué os ha aportado vuestra colaboración en el Grupo Roma?
- Comenzamos en este grupo siendo muy jóvenes, aún novios. D. Jesús Perea nuestro formador inicial y guía nos ha enseñado a querer al Señor por encima de todo, siendo nuestro grupo lo primero para poder llevar una vida de Fe.
Somos una gran familia, aprendemos mucho de cada uno de los matrimonios que lo forman, matrimonios comprometidos, con sed de ser buenos cristianos y de formar familias según el evangelio. No podemos vivir solos nuestra Fe, y el Señor nos ha puesto a grandes matrimonios para que nos acompañen.
- ¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
Confiar en que nada pasa porque sí, la historia de cada uno ha sido moldeada y creada a la perfección, por eso hay que estar alegres y pensar que todo ocurre por algo. Aceptar todo lo que nos llega, recibir a los hijos como un don y sintiéndonos cooperadores de la obra De Dios. Estar alegres y así intentar mostrarnos a los demás, también serviciales, esto supone muchas veces abandonar nuestras comodidades. Instrumento importante la formación. Actualmente participamos en familia del Máster de Pastoral familiar. Está siendo un regalo para nosotros.
- La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
Este es el reto más importante en este momento. Cada día nos preguntamos si lo estamos haciendo bien, si estamos sabiendo educar a nuestros hijos. No dudamos en saber qué queremos para ellos, que crezcan en el amor a Dios, a la Virgen y al prójimo y todo lo demás vendrá por añadidura. Nosotros también intentamos hacerlo desde el amor, mostrándoles nuestras muchas debilidades pero también que con el Señor todo es posible. Las palabras convencen pero el ejemplo arrastra y por eso debemos ser buen ejemplo para ellos.
-¿Cuál es vuestra parroquia?, habladnos de vuestra vida en comunidad.
- La parroquia “Purísima Concepción” de Fuente Palmera. Es una parroquia viva, de gente estupenda y comprometida, Carlos Sanz es nuestro párroco. De ella, intentamos ser parte activa como catequistas, cursos prematrimoniales, hermandades, campamentos parroquiales...
-¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
- La imaginamos en una situación complicada pero con personas cada vez más comprometidas, cristianos más convencidos, que sean luz, sal y entreguen su vida por amor. Minorías sólidas. No hemos de temer porque para Dios nada hay imposible pero sí hemos de gastar la vida en la misión que a cada uno se nos ha encomendado