«Hay pueblos del Amazonas con infanticidio pero ¿y el aborto aquí? Hay hospitales que son mataderos»
Algunos pueblos indígenas de la Amazonía practican desde tiempos inmemoriales el infanticidio y matan a los bebés recién nacidos por distintas circunstancias supersticiosas y culturales.
Lo han explicado hablando con periodistas este jueves en el Sínodo de la Amazonía el carmelita Wilmar Santin, obispo de Itaituba, en Brasil (200.000 habitantes) y el obispo Medardo de Jesús Henao Del Río, Vicario Apostólico de Mitú, en Colombia (40.000 habitantes, son católicos el 40%).
Wilmar Santin ha explicado que entre los mundurucús, con los que lleva años, esta práctica está desapareciendo gracias a la evangelización, mientras que en los países "civilizados" abortistas "hay hospitales que son auténticos mataderos".
El evangelio cambia las culturas. Wilmar Santin explicó que los mundurucús tradicionalmente eran “muy guerreros y muy belicosos. Cuando mataban a su adversario o enemigo, les cortaban la cabeza y la levantaban como un trofeo. Y tenían la costumbre de ciertas cosas a la hora del nacimiento. Si nacía el niño defectuoso, la partera le giraba el cuello y el niño moría”.
"El niño sin padre no vale nada, decían, y lo mataban"
“Si nacían gemelos, ellos decían que uno era del mal y uno del bien. Entonces mataban al segundo y en algunos casos mataban a los dos; y si nacía de una madre soltera, a la hora que nacía el niño, este moría porque decían ‘niño sin padre no vale nada’”, continuó el Prelado.
“La gente escuchando eso se espanta. ‘¿Pero cómo es que pueden hacer eso que es una atrocidad?’ ¿Y los abortos que hacen aquí en la civilización? ¿Cuántos son?”, cuestionó el Prelado.
[España, que es un país rico con medicina moderna, seguridad social eficaz y educación gratuita, ha matado unos dos millones y medio de bebés mediante el aborto desde que lo despenalizó en 1985, con unos 90.000 abortos quirúrgicos o químicos al año actualmente].
En el Amazonas las cosas cambian cuando llegan los misioneros con su formación humana y cristiana. “Podemos decir con alegría que el trabajo principalmente de las hermanas, que trabajaron como enfermeras y profesoras, lentamente hicieron que ese hábito o práctica desapareciese. Yo ya vi niños gemelos que no han matado. Yo he visto que al menos en mi comunidad ya no existe esa práctica, pero en los otros pueblos no sé”.
“No entiendo que haya gente que se espanta con eso cuando hay ciertos hospitales que son verdaderos mataderos”, concluyó el obispo.
A los niños con defecto o mellizos, dejarlos a las fieras
Sobre el tema, el Vicario Apostólico de Mitú (Colombia), Medardo de Jesús Henao del Río, explicó que en el departamento amazónico del Vaupés “tenemos la evangelización desde 1914. Antes existía esta costumbre de los niños con defecto o los mellizos. En ese caso a uno de los dos se le dejaba que los animales o las hormigas se los comieran”.
En el acompañamiento de la Iglesia con la atención con los niños, continuó el obispo colombiano, “los sacerdotes empezaron, de manera muy titánica, a visitar comunidad por comunidad y fueron educando en este sentido de mostrarles que, desde la ciencia, no era un fenómeno y no había un duende o espíritu encarnado en la mujer”.
El cardenal Barreto (de los Andes) no sabía del tema
Dos días antes que estos obispos amazónicos había hablado el Arzobispo de Huancayo (en los Andes peruanos, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar), el cardenal Pedro Barreto. Preguntado por el infanticidio en las tribus amazónicas parecía desconocer por completo el tema.
“Afirmar lo que usted ha dicho a mí me sorprende. Yo nunca he escuchado que en este momento estén 20 pueblos amazónicos practicando el infanticidio. Esto no se puede afirmar tan fácilmente porque esto indica una situación salvaje. Yo no conozco eso. Y lo digo con toda fuerza y con toda claridad. A veces se lanzan cosas que normalmente no se deberían decir a no ser que usted me pruebe y me diga tales y tales pueblos”, dijo el Purpurado en la rueda de prensa realizada el 8 de octubre en la Sala Stampa del Vaticano.
El cardenal Barreto añadió que “si hay algo que Jesús nos enseña es defender la vida. Toda vida humana es sagrada”.
Matar niños, común antes del cristianismo... también en Europa
Los sacrificios humanos, especialmente de niños, se dieron en muchas culturas precristianas, incluso algunas tecnológicamente muy avanzadas: los chinos, los cartagineses y fenicios, los celtas, las culturas hawaianas antiguas y en la América precolombina entre los olmecas, teotihuacanos, mayas, toltecas, aztecas, muiscas, mochicas, e incas.
Juan de Betanzos cronista español del siglo XVI, escribió que el Inca Pachacútec mandó enterrar vivos a gran cantidad de niños y niñas, como ofrenda al terminar la remodelación del templo del Sol. También escribe que cuando el Inca murió, se enterraron junto a él 1.000 niños y 1.000 niñas de entre 4 y 5 años. Y aún en tiempos modernos ha habido costumbre de colocar bebés muertos como ofrenda-protección en los cimientos de las casas en los Andes.
Los romanos antiguos criticaban los sacrificios humanos de otros pueblos "bárbaros", pero incluso un filósofo elevado como el hispano Séneca veía como algo perfectamente normal y aceptable abandonar los bebés no deseados en la calle para que muriesen, o bien que fuesen mutilados y usados para mendigar.
Sólo la cultura judía y la cristiana, con su insistencia en la defensa de cada vida humana inocente, cambió la cruel mentalidad de la Antigüedad pagana.