El pequeño les hizo ver que somos de Dios y para Dios
Los diez días que vivió el bebé Zion conmueven al mundo y «acercan el cielo» a sus padres y hermanos
Cuando Robbyn llevaba veinte semanas de embarazo, supo que el niño que llevaba dentro tenía el síndrome de Edwards, también conocido como trisomía 18, una alteración cromosómica que produce graves problemas en los órganos internos del feto. Si sobrevive al parto, normalmente el niño muere dentro de su primer mes de vida extrauterina.
Ella y su marido Josh Blick, padres de otros cuatro hijos, no lo dudaron, a pesar de que les sugirieron abortar: "Nuestra elección es siempre la vida y darle una oportunidad", afirmó la joven. Y así nació Zion el 11 de enero de este año, llevando la alegría a este matrimonio de Illinois (Estados Unidos), donde él es pastor de la comunidad cristiana de Alpine Chapel. Decidieron que cada día de los que estuviera el pequeño en casa sería el absoluto protagonista de su vida.
Cada minuto
Porque les habían pronosticado que moriría durante el embarazo, primero; durante el parto, después; a los pocos minutos de nacer, cuando nació. Pero el pequeño, que pesó 2,1 kg, resistía, y tuvo fuerzas suficientes para conocer el hogar familiar durante una semana. "Fue nuestra mayor alegría. Nuestros hijos rezaban continuamente para que pudiese venir a casa", cuenta su madre: "¡Fueron una alegría y una plenitud tan grandes!".
Desde que entró por la puerta grabaron en vídeo los mejores momentos de la existencia de Zion, sin saber cuánto duraría. "Literalmente no me lo quité de los brazos en siete días", dice Robbyn: "Fue querido y mimado cada segundo de su vida". Les dio tiempo a celebrar con una tarta su primera semana. Al noveno día tuvo unos primeros problemas de respiración, que logró superar.
Muerte en paz
Pero la jornada siguiente Dios se lo llevó consigo tras una muerte "en paz y perfecta" rodeado de los suyos: "Está con Jesús, que es donde mejor puede estar", transmitieron los Blick a sus cuatro desconsolados pequeños.
El joven matrimonio preparó un vídeo y lo subió a la Red (ver abajo), y se ha convertido en viral, además de ser repicado por televisiones de todo el mundo.
Le dan las gracias a Dios
"Mi dulce y precioso Zion, tú eres mi regalo", dice Robbyn en él: "Cada vez que respirabas era un momento para respirar la belleza de la perfección de Dios. Cada latido de tu corazón era una medida de amor. Cuando escuchaste la voz de tu padre, miraste hacia él. Besé tu rostro un millón de veces, y quisiera haberlo podido hacer un millón de veces más".
En el vídeo también se escucha la voz de Josh: "Quiero que sepas que no tienes que ser grande o alto ni gritar para llamarnos. No tuviste que subirte a un púlpito ni escribir un libro para captar nuestra atención. Simplemente, lo hiciste. Hiciste más en tus diez días sobre la tierra de lo que nunca pude esperar. Es lo más duro que he vivido nunca. Pero quiero que sepas lo orgulloso que estoy de ti".
Los Blick dan gracias a Dios por permitir que Zion haya formado parte de sus vidas. Y es también el mensaje que han querido transmitir: que esa vida que les propusieron suprimir tenía un sentido. "Él ha hecho el cielo un poquito más cercano a nuestro corazón", dicen ambos dirigiéndose al Señor: "Tu amor por él nos recuerda cada día para qué vivimos. Gracias por compartir a Zion con nosotros".
Ella y su marido Josh Blick, padres de otros cuatro hijos, no lo dudaron, a pesar de que les sugirieron abortar: "Nuestra elección es siempre la vida y darle una oportunidad", afirmó la joven. Y así nació Zion el 11 de enero de este año, llevando la alegría a este matrimonio de Illinois (Estados Unidos), donde él es pastor de la comunidad cristiana de Alpine Chapel. Decidieron que cada día de los que estuviera el pequeño en casa sería el absoluto protagonista de su vida.
Cada minuto
Porque les habían pronosticado que moriría durante el embarazo, primero; durante el parto, después; a los pocos minutos de nacer, cuando nació. Pero el pequeño, que pesó 2,1 kg, resistía, y tuvo fuerzas suficientes para conocer el hogar familiar durante una semana. "Fue nuestra mayor alegría. Nuestros hijos rezaban continuamente para que pudiese venir a casa", cuenta su madre: "¡Fueron una alegría y una plenitud tan grandes!".
Desde que entró por la puerta grabaron en vídeo los mejores momentos de la existencia de Zion, sin saber cuánto duraría. "Literalmente no me lo quité de los brazos en siete días", dice Robbyn: "Fue querido y mimado cada segundo de su vida". Les dio tiempo a celebrar con una tarta su primera semana. Al noveno día tuvo unos primeros problemas de respiración, que logró superar.
Muerte en paz
Pero la jornada siguiente Dios se lo llevó consigo tras una muerte "en paz y perfecta" rodeado de los suyos: "Está con Jesús, que es donde mejor puede estar", transmitieron los Blick a sus cuatro desconsolados pequeños.
El joven matrimonio preparó un vídeo y lo subió a la Red (ver abajo), y se ha convertido en viral, además de ser repicado por televisiones de todo el mundo.
Le dan las gracias a Dios
"Mi dulce y precioso Zion, tú eres mi regalo", dice Robbyn en él: "Cada vez que respirabas era un momento para respirar la belleza de la perfección de Dios. Cada latido de tu corazón era una medida de amor. Cuando escuchaste la voz de tu padre, miraste hacia él. Besé tu rostro un millón de veces, y quisiera haberlo podido hacer un millón de veces más".
En el vídeo también se escucha la voz de Josh: "Quiero que sepas que no tienes que ser grande o alto ni gritar para llamarnos. No tuviste que subirte a un púlpito ni escribir un libro para captar nuestra atención. Simplemente, lo hiciste. Hiciste más en tus diez días sobre la tierra de lo que nunca pude esperar. Es lo más duro que he vivido nunca. Pero quiero que sepas lo orgulloso que estoy de ti".
Los Blick dan gracias a Dios por permitir que Zion haya formado parte de sus vidas. Y es también el mensaje que han querido transmitir: que esa vida que les propusieron suprimir tenía un sentido. "Él ha hecho el cielo un poquito más cercano a nuestro corazón", dicen ambos dirigiéndose al Señor: "Tu amor por él nos recuerda cada día para qué vivimos. Gracias por compartir a Zion con nosotros".
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