O´Malley, ante 33 obispos: «El aborto es, como el traje nuevo del emperador, aplausos y eufemismos»
El martes por la noche, en la vigilia anterior a la gran Marcha por la Vida que se celebra cada 22 de enero en Washington, los católicos que llegaron primero a la capital pesar del temporal de hielo y nieve que azota la ciudad y ha cancelado vuelos y autobuses, se reunieron para rezar en el Santuario de la Inmaculada Concepción.
La procesión de entrada en el templo duró 35 minutos, con la presencia de 33 obispos, 300 sacerdotes, 60 diáconos y 550 seminaristas. Participaron tres cardenales de Estados Unidos (Donald Wuerl de Washington, Francis George, de Chicago y Sean O´Malley, de Boston) y uno de Canadá: Thomas Collins, de Toronto (las marchas por la vida canadienses tienen lugar en mayo). El enorme templo estaba abarrotado con 10.000 personas, jóvenes en su mayoría.
La homilía a cargo del cardenal O´Malley se centró en dos ideas:
1) "La única forma en que podemos salvar a esos bebés [amenazados por el aborto] es salvar a sus madres. Cuando experimenten la clemencia amorosa de Dios, ellas podrán mostrar esa clemencia a sus hijos. El movimiento provida tiene que tratar acerca de salvar madres. Necesitamos enfocarnos en la mujer para intentar entender lo que ella sufre"
2) El aborto se hundirá como en el cuento del Traje Nuevo del Emperador. "El traje nuevo del emperador hoy se llama derechos reproductivos, interrupción de embarazos y otros muchos eufemismos que disfrazan la realidad y la brutalidad de lo que es el aborto. La gente aplaude el traje nuevo del emperador y teme hacer preguntas. Y los que no aplauden deben ser estúpidos, ingenuos u obstinados. La voz de la Iglesia es como el niño que declara ante el mundo que el traje nuevo del emperador es un timo, un engaño".
Y luego añadió: "Los derechos humanos sin el derecho a la vida son el traje nuevo del emperador".
O´Malley previno del efecto contagio de la cultura del aborto, que hace que las vidas humanas valgan cada vez menos.
"Cuando el valor de la vida se disminuye o relativiza, toda la vida se pone en peligro. Cuando damos al Estado el poder de determinar qué seres humanos merecen vivir y cuáles deben ser eliminados, estamos abriendo la caja de Pandora que desencadena todo tipo de injusticia y de violación de la dignidad humana. la vida es preciosa".
El cardenal O´Malley ha ido muchas veces a la Marcha por la Vida desde su inicio en 1974, pero ahora es distinto: él es uno de los 8 cardenales consultores del Papa Francisco, uno de sus colaboradores más cercanos, y por lo tanto su influencia ha aumentado muchísimo desde el año pasado.
La oración previa a la Marcha por la Vida es agotadora para muchos peregrinos, que han llegado haciendo muchas horas de autobús.
Hay oración la noche entera, con confesiones, un Rosario Nacional por la Vida, una oración nocturna según la liturgia bizantina y turnos de adoración eucarística desde las 6 de la tarde a las 6 de la madrugada del miércoles 22 de enero.
A las 7.30 tiene lugar la misa matinal que preside este año Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia.
También cristianos de otras denominaciones (luteranos, anglicanos, evangélicos) organizan sus propios eventos de oración, más pequeños, en estas horas previas a la gran manifestación.
La procesión de entrada en el templo duró 35 minutos, con la presencia de 33 obispos, 300 sacerdotes, 60 diáconos y 550 seminaristas. Participaron tres cardenales de Estados Unidos (Donald Wuerl de Washington, Francis George, de Chicago y Sean O´Malley, de Boston) y uno de Canadá: Thomas Collins, de Toronto (las marchas por la vida canadienses tienen lugar en mayo). El enorme templo estaba abarrotado con 10.000 personas, jóvenes en su mayoría.
La homilía a cargo del cardenal O´Malley se centró en dos ideas:
1) "La única forma en que podemos salvar a esos bebés [amenazados por el aborto] es salvar a sus madres. Cuando experimenten la clemencia amorosa de Dios, ellas podrán mostrar esa clemencia a sus hijos. El movimiento provida tiene que tratar acerca de salvar madres. Necesitamos enfocarnos en la mujer para intentar entender lo que ella sufre"
2) El aborto se hundirá como en el cuento del Traje Nuevo del Emperador. "El traje nuevo del emperador hoy se llama derechos reproductivos, interrupción de embarazos y otros muchos eufemismos que disfrazan la realidad y la brutalidad de lo que es el aborto. La gente aplaude el traje nuevo del emperador y teme hacer preguntas. Y los que no aplauden deben ser estúpidos, ingenuos u obstinados. La voz de la Iglesia es como el niño que declara ante el mundo que el traje nuevo del emperador es un timo, un engaño".
Y luego añadió: "Los derechos humanos sin el derecho a la vida son el traje nuevo del emperador".
O´Malley previno del efecto contagio de la cultura del aborto, que hace que las vidas humanas valgan cada vez menos.
"Cuando el valor de la vida se disminuye o relativiza, toda la vida se pone en peligro. Cuando damos al Estado el poder de determinar qué seres humanos merecen vivir y cuáles deben ser eliminados, estamos abriendo la caja de Pandora que desencadena todo tipo de injusticia y de violación de la dignidad humana. la vida es preciosa".
El cardenal O´Malley ha ido muchas veces a la Marcha por la Vida desde su inicio en 1974, pero ahora es distinto: él es uno de los 8 cardenales consultores del Papa Francisco, uno de sus colaboradores más cercanos, y por lo tanto su influencia ha aumentado muchísimo desde el año pasado.
La oración previa a la Marcha por la Vida es agotadora para muchos peregrinos, que han llegado haciendo muchas horas de autobús.
Hay oración la noche entera, con confesiones, un Rosario Nacional por la Vida, una oración nocturna según la liturgia bizantina y turnos de adoración eucarística desde las 6 de la tarde a las 6 de la madrugada del miércoles 22 de enero.
A las 7.30 tiene lugar la misa matinal que preside este año Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia.
También cristianos de otras denominaciones (luteranos, anglicanos, evangélicos) organizan sus propios eventos de oración, más pequeños, en estas horas previas a la gran manifestación.
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