Un pueblo que no presta atención a niños y ancianos maltrata la memoria y la promesa de futuro
Francisco ha enviado un mensaje a los participantes en la XLVII Semana social de los católicos italianos que se celebra en Turín del 12 al 15 de septiembre congratulándose por la elección del tema: “La familia, esperanza y futuro para la sociedad italiana”, porque asocia la familia a esos dos conceptos. El Papa afirma también que para la comunidad cristiana la familia es, además “camino de generaciones que se transmiten la fe, el amor y los valores morales fundamentales, además de ser solidaridad concreta, fatiga, paciencia y proyecto... Todo ello... no se tiene solo para sí mismos, sino que se convierte día tras día en fermento de sociedad”.
La tradición de las Semanas Sociales comenzó en 1907 y uno de sus promotores fue el beato Giuseppe Toniolo. Esta es la primera Semana convocada tras su beatificación, el 28 de abril de 2012. Las Semanas se presentan como iniciativas culturales y eclesiales de alto perfil y se proponen afrontar y, en la medida de lo posible, anticipar los retos de la evolución de la sociedad.
“Esperanza y futuro -escribe el Papa- presuponen memoria. La memoria de nuestros ancianos es el apoyo para proseguir el camino. El futuro de la sociedad... radica en los ancianos y en los jóvenes: estos últimos porque tienen la fuerza de la edad para avanzar en la historia y los primeros porque son la memoria viva. Un pueblo que no presta atención a los ancianos y a los niños no tiene futuro porque maltrata la memoria y la promesa”.
“Como Iglesia ofrecemos una concepción de la familia que es la del Libro del Génesis, de la unidad en la diferencia entre hombre y mujer, de su fecundidad y la reconocemos como un bien para todos, como la primera sociedad natural... La familia, así entendida, es el primer y principal sujeto en la construcción de la sociedad y de una economía a medida del ser humano... Las consecuencias positivas o negativas de las decisiones de carácter cultural... y político que tocan a la familia repercuten en los diversos ámbitos de la vida de una sociedad y de un país”.
En su mensaje Francisco reitera que no se puede ignorar el sufrimiento de tantas familias debido a la falta de trabajo, al problema de la casa, al fracaso de la experiencia familiar o conyugal y también “ a la violencia que, desgraciadamente, también se anida en nuestras casas”, pero no olvida que existe también el “testimonio sencillo, pero bello y valiente de tantas familias que viven la esperanza del matrimonio y de ser padres con alegría, iluminados y sostenidos por la gracia del Señor y sin miedo de afrontar también los momentos de la cruz que, vivida en unión con la del Señor no impide el camino del amor, sino que puede hacerlo más fuerte y más completo”.