28 puntos para defender la vida: Manifiesto completo del 22º Congreso Católicos y Vida Pública
ReligionEnLibertad publica a continuación el texto completo del Manifiesto final de 22º Congreso Católicos y Vida Publica, celebrado del 13 al 15 de noviembre de 2020, centrado en el tema de la defensa de la vida. El manifiesto fue incorporando ideas que los participantes por Internet o en sala fueron aportando en los 8 talleres de trabajo por Zoom. El manifiesto se puede descargar en PDF aquí en Congreso.ceu.es .
***
Manifiesto 22º Congreso Católicos y Vida Publica
Cada vida humana es un don y una tarea. Acontece germinalmente en el cuerpo de una mujer mediante la cooperación de un varón. Todas las vidas humanas llegan calladamente, sin pedir permiso, sin excusarse, anhelantes de proseguir su desarrollo completo, de ser conocidas y queridas por sí mismas. No siempre son acogidas de esta manera.
Cada vida es afirmación, gozo y significado, Las vidas no se descartan, no se catalogan, no se
archivan, ni son posible moneda de cambio. Por su naturaleza única, desbordan las estadísticas y los presupuestos económicos. Su valor intrínseco va mucho más allá.
Cualquier consideración antropológica, política, jurídica o científica que ignore la dimensión trascendente y única de cada vida humana, se equivoca.
La vida se manifiesta en su relación con y para otros. Somos, existimos, gracias a nuestros
padres; somos y existimos en la entrega de lo que somos y hacemos: nuestro abrazo, nuestros pensamientos, nuestras acciones cobran significado por y para los otros.
Vivimos para estos encuentros, somos familia para los demás, en un sentido profundo y universal. Las vidas humanas hoy sufren violencia desde su concepción hasta su momento final. Se ataca la vida humana como idea (desde la cultura de la muerte), pero también se la ataca en su realidad, cuestionándola en sus momentos de mayor vulnerabilidad y necesidad.
La cultura de la vida sigue librando dura batalla contra la cultura de las tinieblas y de la muerte: en el seno materno, en las familias, en los hospitales y residencias, en la economía, en las leyes, en la política.
No queremos abdicar de nuestro deber de proclamar y defender que todas las vidas importan, que todas son valiosas, que todas merecen respeto, protección y ayuda.
En esta situación, deseamos hacer públicas las siguientes declaraciones, fruto de las
Conclusiones alcanzadas durante esta 22ª edición del Congreso Católicos y Vida Pública
celebrado bajo el título “¡El momento de defender la VIDA!”
La organización del Congreso, todos los miembros de la Asociación Católica de Propagandistas, todos los participantes en el Congreso y todos los asistentes deseamos manifestar públicamente nuestra disposición a proteger y defender la vida humana como dice San Pablo (Rom. 12, 21): “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”
Sánchez Saus, director del Congreso Católicos y Vida Pública, y Bullón de Mendoza, presidente de la Fundación CEU y la ACdP
Por eso manifestamos rotundamente: SÍ A LA VIDA HUMANA DEL CONCEBIDO NO NACIDO
1. La vida es un don de Dios a los hombres. La comprensión de la dignidad sagrada de la
persona humana lleva a dar valor a todas las etapas de la vida. Es imposible, en efecto, respetar la dignidad de la vida de un anciano, si no se da valor, verdaderamente, a la
vida de un niño desde el momento de su concepción.
2. Declaramos la defensa del ser humano no nacido la prioridad más importante para
todas las personas y sociedades, tanto para reconocerlo cómo único y valioso, como
para protegerlo de los ataques a su humanidad, su vida y dignidad.
3. Frente al suicidio demográfico de España y Europa, urge promover una verdadera
concienciación social en favor los valores que apoyen la natalidad y la familia, que
enseñe con valentía a todos que el aborto no es un derecho, sino un drama para la
mujer que lo sufre y un niño menos en nuestra sociedad.
4. Nos comprometemos a defender al nasciturus siempre y sin excepción, cada uno en
su familia, comunidad y lugar de trabajo, actuando y ayudando a acoger, acompañar y
cuidar de las madres de familia. Una sociedad humana y desarrollada no abandona a la
mujer embarazada ni le ofrece medidas que acaben con la vida de su hijo.
5. Declaramos que el aborto provocado no es ningún derecho, sino un acto cruel hacia
el ser más inocente y débil a quien se quita su vida; no es un acto libre, porque ata a
quien lo realiza a la más cruel de las esclavitudes, la de haber provocado la muerte a
un inocente. Nunca habrá paz ni justicia mientras se siga enfrentando a la madre con
el hijo como si fuera su enemigo.
Por eso decimos SÍ A LA MATERNIDAD
6. Deseamos promover la visibilización social de la maternidad estudiando y dando a
conocer las dificultades que las últimas generaciones de mujeres estamos teniendo
para poder elegir en libertad algo tan intrínsecamente ligado al sexo femenino y a la
categoría de mujer como es la posibilidad de ser madre.
7. Tener o no tener hijos, y cuándo tenerlos, son decisiones clave en la vida de las
personas. Los gobernantes tienen la obligación de remover los obstáculos que
impiden a las personas acceder a la maternidad y paternidad. España es un Estado
Social y Democrático de Derecho, y esto supone que el Estado tiene la obligación de
garantizar un nivel mínimo de bienestar en el que las necesidades básicas de la
ciudadanía estén satisfechas, entre ellas las de los hogares que desean tener hijos y
sólo encuentran dificultades.
8. Solicitamos una Ley de Apoyo a la Maternidad. Urge aprobar una Ley de apoyo a la
mujer embarazada que garantice que la mujer va a recibir la ayuda psicológica,
médica, legal y económica que precise para, de este modo, garantizar que la mujer con
un embarazo imprevisto que se encuentre en una situación de riesgo físico o psíquico,
o de desamparo económico, laboral o social, tenga una plena asistencia psicológica
desde el inicio del embarazo hasta que sea necesario después del nacimiento, así
como las ayudas económicas necesarias para poder llevar su embarazo en condiciones
dignas, tener un parto en las mejores condiciones sanitarias y asegurar su pleno
sostenimiento y el de los hijos después del nacimiento. A nuestro juicio lo progresista
es defender y apoyar la libertad de las mujeres para ser madres, ayudándolas a
remover los obstáculos de todo tipo con que se encuentran.
Porque no hay maternidad sin paternidad: SÍ A LA FAMILIA
9. La familia es el lugar al que la vida llega naturalmente, donde la persona se
encuentra arraigada. Los vínculos que se desarrollan tienen un fundamento más
profundo y amplio que una relación contractual. Es lugar de acogida, de donación, de
aprendizaje. Defender la familia es defender la vida, porque es el lugar idóneo y el más
adecuado para la acogida, la defensa y el cuidado de ésta.
10. Reclamamos una perspectiva familiar para todas las leyes y políticas económicas y
sociales, muy especialmente en aquellas de alto impacto familiar, como las
relacionadas con la educación y a la defensa de la vida, haciendo todo lo posible por
defenderlas y fomentarlas. Es una obligación de los poderes públicos proteger y
fomentar la familia. Consecuentemente si no lo hacen están incumpliendo sus
obligaciones.
11. Destacamos el inmenso valor social del asociacionismo familiar por su compromiso
con las familias, atendiéndolas en sus necesidades particulares y muchas veces
llegando donde el Estado no quiere o no puede llegar.
Precisamente por el inmenso amor que damos y recibimos en familia, decimos SÍ A LA VIDA EN MOMENTOS DE VULNERABILIDAD
12. La liberalización legal de la eutanasia conlleva importantes riesgos ya apreciados en
países de nuestro entorno, y contribuye a la cultura del descarte especialmente para
grupos de personas vulnerables, como las personas mayores, los enfermos crónicos y
los discapacitados.
13. Eutanasia y suicidio asistido no son actos médicos “sensu estricto” al atentar contra
el principio esencial de la medicina, la protección de la vida y salud de las personas.
No existen variantes éticas de la eutanasia o del suicidio asistido, todas son
deontológicamente reprobables desde el punto de vista médico, así reflejado desde el
Juramento Hipocrático (siglo IV a C) hasta la vigente Declaración de la Asociación
Médica Mundial (Georgia, octubre 2019), ratificada por la Organización Médica
Colegial de España (septiembre 2020).
14. Los Cuidados Paliativos son Medicina y son Ciencia: comprenden un campo de
conocimiento y habilidades destinadas a prestar una atención integral de calidad al
enfermo al final de la vida y a su familia; son también síntesis de medicina, arte y
humanismo, por ofrecer imprescindible apoyo social, emocional y espiritual a
pacientes y familiares tras identificar sus valores y necesidades.
15. Los Cuidados Paliativos son un derecho fundamental de todos los pacientes en su
atención al final de la vida; su existencia universal debe ser acreditada como una
especialidad médica más dentro del sistema sanitario español y garantizada por los
Servicios Públicos.
Porque nos sabemos amados por Dios en nuestra pequeñez, proclamamos SÍ AL EVANGELIO DE LA VIDA
16. La experiencia de la fe cristiana y la práctica de las obras de misericordia es desde el
origen del cristianismo el medio más poderoso de promover la cultura de la vida. A
mayor secularización de la sociedad, mayor indefensión de la vida humana. Queremos
redescubrir el Sermón de la Montaña, documento fundacional del humanismo
cristiano, germen de la nueva cultura de la vida por su visión de la vulnerabilidad y la
debilidad, que constituyen los pilares de la “civilización del amor” propuesta por el
cristianismo como alternativa a la cultura de la muerte.
17. Frente al paradigma del individualismo, creador de soledades, sobre todo la del
enfermo y discapacitado, necesitamos un “paradigma de la vulnerabilidad” que
transforme nuestra mentalidad (conversión) hacia una mente “evangélica” (en clave
de bienaventuranzas) y que, desde la perspectiva política, se traduzca en unas
“políticas del cuidado”.
18. Vivir en clave de “cuidado” incentivará la “humanización del trato” al enfermo y
desvalido. Pero la salud (y la enfermedad) son asunto de todos, no solo de los
profesionales sanitarios. Por ello, nos comprometemos a dar ejemplo en el cuidado
de nuestros niños, mayores, enfermos y dependientes.
19. Frente al “descarte” del desvalido, es tiempo de una “ética de la fragilidad o
vulnerabilidad” que nos recuerde que todos somos “necesitados”. La ética del
cristianismo no es la “moral de cobardes” que describió Nietzsche, sino una “moral de
compasión” que une la benevolencia con la beneficencia.
Porque nos sabemos llamados a realizar la verdad en el amor (Efesios 4, 15) afirmamos: SÍ A LA VIDA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
20. Es necesario ampliar la mirada al fijarse en los medios de comunicación como espacio
en el que defender la vida: la comunicación es hoy digital y multimedia, y hay que
realizar esa labor no sólo en los espacios informativos y de opinión, sino también, y
urgentemente, en los de entretenimiento y ficción.
21. Pedimos perdón a Dios por las ocasiones desperdiciadas para defender la cultura de
la vida en los medios de comunicación y en la vida pública. Desde hoy, pedimos Su
ayuda para no perder ni una sola oportunidad, por pequeña que parezca, para
continuar la batalla cultural en este asunto.
22. Urgimos a todos los medios de comunicación católicos a que cumplan con su
obligación moral de defender la vida humana desde su concepción hasta su muerte
natural. Proponemos hacerlo no sólo mediante la creación de secciones y programas
fijos y permanentes en los que dar esa batalla necesaria, encontramos importante que
la conciencia pro-vida inspire todos los contenidos del medio.
23. Pedimos a los profesionales católicos que trabajan en medios de comunicación que
se esfuercen por unir armónicamente la fe, la razón y el corazón. También la verdad y
la caridad. Como ejemplo, proponemos acompañar los testimonios con preguntas que
expliciten sus implicaciones, y las sitúen en un horizonte trascendente.
24. Destacamos el valor apostólico del uso de Internet y las redes sociales en la defensa
de la vida humana. Es cultura de la vida participar activamente en las redes sociales
usándolas para difundir en positivo la verdad sobre la vida. Nos comprometemos a
continuar nuestra formación para poder informar, testimoniar y argumentar de
modo sólido, creativo y propositivo frente al pensamiento dominante, inserto en una
cultura profundamente emotivista y nihilista.
25. Cuando los católicos defendemos la vida con determinación y firmeza en el campo de
la comunicación, incluyendo las redes sociales, no luchamos solos: nos acompaña un
Dios cuya Palabra es Verdad y es Vida. Por eso, nos comprometemos a fundamentar
la acción en la oración confiada y en los sacramentos.
Finalmente queremos definir nuestro compromiso por nuestro SÍ A LA CULTURA DE LA VIDA
26. Queremos comprometernos a promover y sensibilizar a la ciudadanía y a nuestros
políticos de la necesidad de llegar a un Pacto de Estado sobre la vida y la familia (con
medidas concretas que promuevan la conciliación familiar, el establecimiento gratuito
de guarderías, con incentivos fiscales por cada nacimiento, licencias parentales
flexibles y respetuosas en la práctica, con el apoyo a la maternidad vulnerable, etc.) Un
pacto de Estado donde se planteen líneas estratégicas claras, más allá del partido
que gobierne, y creen, por lo menos en estas cuestiones, un entorno estable.
27. La cultura de la vida es una tarea que no sólo atañe solo a los medios formalmente
constituidos, ni sólo a las instituciones públicas, sino a todo católico, a través de su
compromiso político, social y familiar. La defensa de la cultura de la vida se hace
realidad en el compromiso personal y social, apoyando cuantas iniciativas la
promuevan y atiendan a los más vulnerables en cualquier etapa de su existencia.
28. Destacamos el valor de la educación en el establecimiento de la cultura de la vida. Nos
comprometemos a apoyar y promover una educación en y para la “cultura de la
vida”, que descubra a la sociedad la verdad del hombre, que descubra y sepa
denunciar los múltiples engaños y mentiras en los que se apoya esa pseudocultura “de
muerte” que sólo persigue la destrucción de la persona -especialmente de los más
débiles-, el enfrentamiento social en el ámbito familiar, y la perversión del mundo con
prácticas intrínsecamente injustas y faltas de humanidad.
En conclusión, frente a la cultura de la muerte y superándola, nos declaramos
Vividores, con mayúscula: apasionados descubridores y defensores de la belleza, del
misterio, del significado y del milagro presentes en cada vida humana.
Madrid, 15 de noviembre de 2020
Conferencia de las Sisters for Life y el acto de clausura del Católicos y Vida Pública