La historia pone los pelos de punta
El encarcelamiento por asesinato de dos matarifes desvela todo el horror de los abortorios
Los grupos pro-vida de Maryland (Estados Unidos): «Ya es hora de ver a los médicos abortistas como lo que son».
Desde el pasado miércoles, el doctor Steven Brigham y la doctora Nicila Riley están en la cárcel acusados, entre otros delitos, de varios cargos por asesinato en primer grado. Son "médicos" responsables de abortorios donde hace dieciséis meses se descubrió una auténtica galería de los horrores.
Todo comenzó cuando llegó a su establecimiento una chica de dieciocho años embarazada de 21 semanas. Durante la intervención para eliminar a su hijo, las cosas se complicaron, le perforaron el útero y le dañaron el intestino. En vez de llamar inmediatamente a una ambulancia, Riley la llevó en su propio coche hasta un hospital para que atendiesen la grave lesión. Allí, según la investigación, ambos doctores "no cooperaron ante las preguntas de los médicos de urgencias".
El congelador de los horrores
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando, alertadas por el caso, las autoridades registraron la clínica del doctor Brigham donde había tenido lugar la carnicería, se encontraron en el congelador los restos de 35 niños abortados en las últimas semanas de embarazo. Entre ellos, uno al que se le calculó una edad de nueve meses: fue asesinado casi el día en que debía nacer.
Las tétricas irregularidades no acababan ahí. Se descubrió que, como Brigham no tenía licencia para practicar abortos de más de tres meses en Nueva Jersey, había situado su clínica de Maryland en la ciudad de Elkton, casi fronteriza con dicho estado. Lo que hacía entonces para sortear la ley era comenzar el aborto en Nueva Jersey y darlo por terminado en Maryland, para lo cual las madres debían llegar por sus propios medios hasta allí. La distancia es corta, pero el momento, el más traumático de sus vidas. Un cruel fraude de ley por el que también ha sido acusado el médico.
Tras serle suspendidas todas sus licencias en ambos estados, un gran jurado decidió esta semana incriminar a ambos por asesinato en primer grado, en segundo grado y conspiración para delinquir. Como él fue detenido en Nueva Jersey y ella en Utah, están a la espera de que se concedan las correspondientes extradiciones que permitan juzgarles en Maryland.
Primera vez que se interpreta así
La ley de ese estado permite acusar de asesinato u homicidio "a quien intente matar o herir gravemente a un feto o descuide dolosamente su seguridad". Esta norma se había aplicado hasta ahora a criminales que habían agredido o matado a una mujer embarazada, pero parece ser, según informa Catholic OnLine, que se trata de la primera vez que se aplica a un caso de aborto, aunque sea ilegal.
Los medios pro-vida de Maryland convocaron una rueda de prensa conjunta para celebrar esta interpretación de la ley, que consideran "una victoria histórica": "Es hora de ver a los médicos abortistas como lo que son".
Todo comenzó cuando llegó a su establecimiento una chica de dieciocho años embarazada de 21 semanas. Durante la intervención para eliminar a su hijo, las cosas se complicaron, le perforaron el útero y le dañaron el intestino. En vez de llamar inmediatamente a una ambulancia, Riley la llevó en su propio coche hasta un hospital para que atendiesen la grave lesión. Allí, según la investigación, ambos doctores "no cooperaron ante las preguntas de los médicos de urgencias".
El congelador de los horrores
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando, alertadas por el caso, las autoridades registraron la clínica del doctor Brigham donde había tenido lugar la carnicería, se encontraron en el congelador los restos de 35 niños abortados en las últimas semanas de embarazo. Entre ellos, uno al que se le calculó una edad de nueve meses: fue asesinado casi el día en que debía nacer.
Las tétricas irregularidades no acababan ahí. Se descubrió que, como Brigham no tenía licencia para practicar abortos de más de tres meses en Nueva Jersey, había situado su clínica de Maryland en la ciudad de Elkton, casi fronteriza con dicho estado. Lo que hacía entonces para sortear la ley era comenzar el aborto en Nueva Jersey y darlo por terminado en Maryland, para lo cual las madres debían llegar por sus propios medios hasta allí. La distancia es corta, pero el momento, el más traumático de sus vidas. Un cruel fraude de ley por el que también ha sido acusado el médico.
Tras serle suspendidas todas sus licencias en ambos estados, un gran jurado decidió esta semana incriminar a ambos por asesinato en primer grado, en segundo grado y conspiración para delinquir. Como él fue detenido en Nueva Jersey y ella en Utah, están a la espera de que se concedan las correspondientes extradiciones que permitan juzgarles en Maryland.
Primera vez que se interpreta así
La ley de ese estado permite acusar de asesinato u homicidio "a quien intente matar o herir gravemente a un feto o descuide dolosamente su seguridad". Esta norma se había aplicado hasta ahora a criminales que habían agredido o matado a una mujer embarazada, pero parece ser, según informa Catholic OnLine, que se trata de la primera vez que se aplica a un caso de aborto, aunque sea ilegal.
Los medios pro-vida de Maryland convocaron una rueda de prensa conjunta para celebrar esta interpretación de la ley, que consideran "una victoria histórica": "Es hora de ver a los médicos abortistas como lo que son".
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