Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Cambio radical en su vida

Teresa Rabal, hija de actor famoso y comunista, abjura del marxismo y es una decidida pro-vida

Teresa Rabal
Teresa Rabal

Estaba llamada a seguir el camino de su padre pero su pensamiento es radicalmente contrario. Teresa Rabal está de gira con su circo.

Rosa Cuervas-Mons/Alba

Tras años alejada de la carpa regresa a casa por Navidad y, por segunda temporada consecutiva, regala a las nuevas generaciones esas canciones que padres y abuelos se saben a la perfección. En Madrid, cerca de Cuatro Caminos, hasta el 29 de enero.

La entrevista se hace al alimón entre el equipo de El color de la tarde (Radio Inter) y ALBA porque en la agenda de Teresa Rabal (Barcelona, 1952) hay que hacer más piruetas que los trapecistas del circo que ella dirige y que acaba de abrir sus puertas en Madrid después de una larga gira por otras ciudades de la piel de toro.

-Vuelve al circo y veo, veo, ¿qué ve?
-Que es como si no hubiera pasado el tiempo. La gente dice “como es tradicional, vuelve el circo de Teresa Rabal” y llevamos muchos años sin hacer circo..., pero me alegra mucho.

-¿Y el público? ¿Se ha encontrado con una infancia diferente?
-Los niños de hoy reaccionan en los mismos puntos del espectáculo en los que reaccionaban sus padres. Quizá con más emoción todavía, porque están faltos de contacto, de jugar con la imaginación, de no estar tanto tiempo delante del ordenador y la televisión, que están muy bien, pero solo en su justa medida. Cuando les das un espectáculo pensado para ellos, reaccionan.

-¿Y por qué hay tan pocos?
-Porque la sociedad ha dejado de lado ciertos valores de la vida, como el respeto por la infancia. Si la infancia no da dinero, no le interesa a nadie. Pero deberíamos pararnos a pensar qué necesitan los niños, a todos los niveles, también en el teatro, la música y la televisión, que madre mía...

-¿Y si no?
-Lo vamos a pagar caro. Los niños de hoy son los adultos de mañana.

-Aprovechemos el cambio de Gobierno y pensemos. Si fuera usted ministra de Educación...
-No sería nunca ministra de ninguna cosa, porque me dedicaría en cuerpo y alma y es demasiado, pero, si tuviera que hablar de educación, tendría mucho cuidado con los profesores.

-¿Cómo deberían ser?
-Profesores de vocación. Sobre todo en la primera etapa de la enseñanza me parece importantísimo, porque el maestro influye mucho en el amor que el niño pueda desarrollar por el saber. Fíjese, voy a decir una cosa que creo que no es correcta educativamente hablando...

-Diga, diga.
-Creo que, en la primera etapa, es más importante la vocación que la formación del profesor.

-Más cosas de su ministerio.
-Incluiría la música, que es muy importante para el desarrollo del niño y actividades variadas, para contrarrestar la situación que hay hoy en muchas casas.

-¿Padres muy ocupados?
-Tanto que les faltan horas para jugar con los niños, que necesitan desarrollar la imaginación, la fantasía y el roce con otros niños porque están un poco faltos de cariño. Aunque a la vez están muy mimados.

-¿Cómo es eso?
-Como los padres están tan ocupados, cuando están con los niños no educan. Es el niño el que ordena y manda y eso no es bueno. Hay que buscar un ten con ten entre una cosa y otra.

-Que nadie espere ver animales ni violencia en el Circo de Teresa Rabal.
-Hay muchas formas de hacer circo y yo las respeto todas, pero no me gusta tener animales porque creo que deben estar en su hábitat, haciendo lo que su naturaleza les pide.

-¿Y lo de la violencia?
-Hay que proteger a los niños para que sigan siendo niños. Con la infancia hay que tener mucho cuidado con lo que se hace encima de un escenario y por eso las imágenes agresivas no existen en mi circo.

-Después de décadas ayudando a los niños a través de las becas Veo Veo, tiene su fundación en punto muerto. ¿Por qué?
-Necesitaba parar un poco porque he entregado mucho de mí en un trabajo que es precioso, pero muy duro. Antes del contacto con los niños, que es lo que a mí me gusta, hay muchas puertas que tocar y muy poco reconocimiento. Aunque lo haces porque lo sientes, a veces necesitas un reconocimiento que te incentive.

-¿Sus mejores recuerdos?
-Muchos, pero en especial una niña con problemas sociales de la Fundación Alicia Koplowitz a la que pagamos los estudios de danza y canto durante dos años. Creo que para ella fue una ayuda muy grande y ella ha dejado huella en mí.

-Para huella la que dejó usted al acudir a la manifestación provida “Cada vida importa” hace algo más de un año. Sorprendió a mucha gente.
-Sí, y me llama la atención que a la gente le sorprenda eso.

-Por aquello de que es usted de familia de izquierdas...
-Me sorprende que la gente marque sin conocer. Que mi padre haya sido comunista toda la vida no implica que yo lo sea. Hay muchísimos hijos que no tienen la misma forma de pensar que sus padres, porque la sociedad cambia y el pensamiento también es diferente. Yo soy de otra época diferente a la de mi padre y no soy comunista, empezando por ahí.

-¿Y siguiendo por lo del aborto?
-Se sorprenden porque yo defienda la vida. Tengo dos hijos maravillosos y me parece que hay mil fórmulas para no quedarse embarazada, pero cuando una mujer se queda embarazada, no puede abandonar esa vida. Es una vida. Yo he visto la ecografía de mi nieta de cinco meses...

-¿Y?
-Pues que tenía la cara de mi hijo y ha nacido con la cara de mi hijo.

-¿Conclusión?
-Es un ser vivo y yo no estoy a favor de la muerte.
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