¿De EEUU al mundo entero?
El negocio abortista tiembla: Texas hará que la mujer escuche el latido del bebé antes de abortar
Al contrario que el sobre cerrado español, esta información daña a la cultura abortista al hacer presente al bebé.
Lo decía en febrero una veterana líder abortista como Frances Kissling: "no podemos seguir haciendo como si el feto fuese invisible". La tecnología humana hace al feto más visible que nunca y esa tecnología está haciendo estragos en la cultura del aborto. La prueba más clara se está dando en Texas y de ahí puede saltar al mundo entero.
El Congreso de Texas aprobó una medida el lunes (107 votos a favor, 42 en contra) que exige que la mujer que quiera abortar se someta antes a una revisión por ultrasonidos y escuche una descripción de lo que muestra, del estado del feto (a la mujer se le permite cerrar los ojos ante la pantalla, es decir, a la realidad, pero debe escuchar la descripción). Y también debe escuchar el sonido del corazón que late (algo que empieza a suceder a las 3 ó 4 semanas tras de la concepción). Después, la mujer deberá esperar 24 horas antes de abortar.
El Senado de Texas el mes pasado aprobó otra norma que gusta menos a los pro vida: exime a la mujer de ver la imagen y los sonidos si fue violada o si el feto tiene una "condición médica irreversible" y solo pide 2 horas de reflexión antes de abortar.
Como ambas normas chocan, el gobernador Rick Perry espera, antes de firmar, una versión que las combine, aunque ya ha declarado que le gusta más la del Congreso.
"Agradezco al Congreso de Texas que apruebe esta legislación, que potencia nuestros esfuerzos por proteger la vida humana al asegurarse que las tejanas están plenamente informadas al considerar esta importante decisión", declaró el lunes Perry. "La decisión de elegir la vida se hace clara cuando se tiene toda la información, y espero que esta importante ley llegue pronto a mi escritorio", añadió.
Las asociaciones abortistas, encabezadas por la patronal del sector, Planned Parenthood, están más que inquietas y han llamado a la movilización, pero como se demostró en las poco seguidas "Marchas por la Elección" de hace pocas semanas, la capacidad de convocatoria popular del sector del aborto en Estados Unidos (como en España) es escasa.
La patronal abortista Planned Parenthood protesta diciendo que la norma es una "intrusión" del Gobierno en la relación entre médico y paciente. El argumento es poco convincente puesto que hay miles de leyes sanitarias que regulan lo que los médicos deben o no deben hacer y ninguna patronal más sale quejándose de "intrusión".
Pero demuestra que el lobby abortista sigue en la vieja tradición americana de considerar al Estado como un enemigo molesto. Precisamente esto es lo que la veterana activista pro-aborto Frances Kissling pedía cambiar hace unas semanas: "Tratamos al Estado como a un enemigo. Para que el movimiento pro-elección siga siendo popular y se mantenga el derecho legal al aborto tenemos que trabajar con el Estado", y eso implicaba, según Kissling, "aceptar las regulaciones sobre derechos de los padres de la embarazada, consentimiento informado, etc..."
Frances Kissling proponía limitar los abortos a periodos pre.viabilidad, acogerse a plazos (con excepciones-coladero, eso sí), según el modelo europeo. Pero la industria del sector no aceptó sus argumentos. Eso sí, queda claro que cuanto más visible es el feto con los ultrasonidos y otras técnicas, peor le va a las clínicas abortistas: para facturar, necesitan que la madre no vea ni oiga a su hijo. Por eso, la ley tejana, si se extendiese, amenazaría todo su sector.