Müller carga contra la teoría de género y el transhumanismo, los «frutos podridos del nihilismo»
Desde el pasado viernes 30 de septiembre y este domingo 2 de octubre, se celebra en México el Congreso Mundial de las Familias. Un evento que pretende "unir y equipar a líderes, organizaciones y familias para afirmar, celebrar y fortalecer a la familia como el entorno fundamental y natural clave para el fortalecimiento de individuos y sociedades sostenibles".
Entre los ponentes ha destacado la presencia del Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerdhard Müller, que abortó el posible "suicidio colectivo" de la humanidad al que aparentemente encamina el seguimiento del "nihilismo antropológico".
Definió esta corriente por su fuerte negación de Dios como "el sentimiento de la nueva era de que Dios mismo ha muerto", y que puede conducir a la convicción de que "no hay nada malo en el ser humano y que está permitido todo lo que le plazca".
En su conferencia, titulada El hombre hecho a imagen y semejanza de Dios: Un manifiesto contra el nihilismo antropológico, el cardenal alemán situó al cristianismo como alternativa a esta crisis, pues "promueve una civilización de la vida" y solo su seguimiento evitaría el fin de esta doctrina, un "suicidio colectivo de la humanidad".
"El ateísmo es nihilismo. Su fruto es la muerte", sentenció.
A lo largo de la conferencia abordó los planteamientos del "profeta del nihilismo antropológico", el filósofo Nietzsche, así como a sus seguidores actuales, representados por el historiador Yuval Noah Harari, "algo así como el gurú del llamado trans y posthumanismo".
El Prefecto Emérito explicó que "como historiador, el propio Harari debería saber lo rápido que la visión de un superhombre divino puede convertirse en un inhumano diabólico. El siglo XX lo ha demostrado de forma cruel" y advirtió de que si el hombre rechaza su condición creada a imagen y semejanza de Dios, corre el peligro de hundirse "en las profundidades del nihilismo antropológico".
Un ejemplo, explicó, se encuentra en las personas "que se han sometido a un lifting o actualizado su cara u otras partes del cuerpo", muchos de ellos partidarios de "querer llegar a ser como Dios" y de "establecer la diferencia entre el bien y el mal y lo verdadero y lo falso por sí mismas".
Persona, familia e Iglesia, objetivos del nihilismo
A continuación, destacó los aspectos fundamentales que son devastados por este nihilismo, siendo la propia vida el primero. "Es hostil a la vida", explicó, ya que "alienta el hecho de matar a los niños en el vientre materno como un derecho humano y la exigencia de la eutanasia".
Los "frutos podridos" de esta corriente también son visibles "en el cuestionamiento del matrimonio entre el hombre y la mujer", contemplado solo como una más de las posibilidades "de disfrute orgiástico y satisfacción sexual sin la plena entrega en el amor y sin la trascendencia a un niño como fruto del amor de sus padres".
Así, explicó, es una nota de nuestros días que "se niega la referencia a la fecundidad del matrimonio con la que el Creador ha bendecido al hombre y la mujer para que transmitan, guarden y promuevan la vida creada por Dios".
Relacionada con ambos aspectos se encuentra la ideología de género, que el cardenal cuestionó duramente al afirmar que "aparte del hecho biológicamente probado de que no es posible un cambio real del sexo, la ficción de una libre elección del género es una negación de la voluntad de Dios para nuestra persona. Cada ser humano existe en su naturaleza corporal ya sea en expresión masculina o femenina", sentenció.
"Un hombre, en virtud de su disposición espiritual y corporal, tiene la posibilidad de convertirse en un esposo amoroso para su esposa y en un padre fiel para sus hijos. Pero no puede ser esposa o madre de otra persona sin traicionarse a sí mismo", advirtió el Cardenal.
Antes de finalizar destacó que, junto con la persona y la familia, el nihilismo y sus frutos son un aspecto "realmente peligrosos para la Iglesia", especialmente "cuando incluso los teólogos católicos ya no asumen la revelación de Dios en Jesucristo, sino que hacen un perverso compromiso con el posthumanismo solo para que la Iglesia sobreviva como una organización en un mundo sin Dios".
Concluyó su mensaje con un mensaje de esperanza hacia los fieles de la Iglesia: "Nuestra fe en Dios y Padre de Jesucristo supera la cultura de la muerte y el nihilismo antropológico. La fe nos abre a una cultura de la vida en el amor del Dios Trino porque somos liberados de la ‘esclavitud de lo pasajero a la libertad y la gloria de los hijos de Dios".