«Preferiría morir o dimitir»: cómo zanjó Pablo VI la cuestión del celibato ante el cardenal Alfrink
El 28 de enero de 2019, durante el vuelo de regreso de su viaje a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud, a Francisco le preguntaron por el celibato sacerdotal.
Respondió: "En el rito latino, me viene a la mente una frase de San Pablo VI: 'Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley del celibato'. Me ha venido a la mente y quiero decirla, porque es una frase valiente. En un momento más difícil que este, se estaba en los años 68-70".
A Leonardo Sapienza, regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, se le quedó grabada la frase y, no encontrándola entre los escritos de aquel pontífice le preguntó a Francisco dónde la había leído. El Papa le dio que la había escuchado, pero que siguiese investigando porque le interesaba también a él conocer la procedencia. Finalmente, con la ayuda de los archiveros de la Secretaría de Estado, dio con ella.
Un largo encuentro
Fue en una larga audiencia del 10 de julio de 1970 al cardenal Bernard Alfrink, arzobispo de Utrecht, figura muy relevante durante el Concilio Vaticano II y una de las cabezas visibles del sector progresista de la Iglesia europea. El encuentro se prolongó más de lo previsto y continuó al día siguiente.
Monseñor Sapienza ha reproducido en L'Osservatore Romano la transcripción oficial en lo concerniente a este tema, y permite apreciar a un Pablo VI muy firme pese a la insistencia del purpurado en que se cambiasen la doctrina y la disciplina de la Iglesia.
El viaje de Alfrink, dice la transcripción, "tenía como finalidad la cuestión del celibato". En aquellos años la Iglesia en Holanda estaba en plena ebullición y difusión de todos los errores doctrinales que había condensado el célebre Catecismo holandés. A partir de ahí se desinflaría hasta la práctica extinción actual.
La rotundidad de Pablo VI
El prelado holandés señala la falta de vocaciones. "El Santo Padre dice que sería algo que se extendería enseguida. No se debe hacer. Pensaría que estaba traicionando a la Iglesia".
Alfrink insiste en la escasez de nuevos candidatos en Europa y en América, pero el Papa Giovanni Battista Montini responde rápido: "Habría que profundizar en el análisis del problema. Los obispos, al no tener clero, piden llamar a los casados. Pero introducen un cambio de concepto, una decadencia de la cual luego no hay curación".
Cuando el cardenal le menciona la "calidad" de los hombres casados que podrían ser candidatos, Pablo VI responde: "Que hagan apostolado laico".
Alfrink entiende que no puede obtener esa respuesta esa misma mañana, pero el Papa le dice que no quiere dar una esperanza "falaz" y que "no tendría la conciencia tranquila": "Sería descoyuntar la disciplina de la Iglesia latina".
Y añade un argumento que se repitió recientemente cuando el tema volvió a salir a la luz con motivo del sínodo para la Amazonia: "No se puede tener un doble clero" (uno casado y otro no).
Alfrink le pregunta si cree que ya no habría clero célibe. "No", responde el Papa: "Tendríamos sacerdotes absorbidos por otras tareas, la familia, el trabajo..." El obispo holandés admite que "eso es verdad", y que una de las razones del celibato es la "disponibilidad", estar "completamente libre" para la misión.
"Yo pienso lo mismo"
Pablo VI concluye remitiendo a estudios futuros de la cuestión en la Comisión Teológica: "Para ser sinceros, no quiero darles la esperanza de que llegaremos al clero casado. No quiero decidir solo, porque mi opinión sería negativa. Pediré la opinión de otros hermanos en el episcopado. De ocurrir, sería para casos extremos, no la regla ni la norma. Sería la ruina".
"¡Preferiría morir o dimitir!", concluye.
Monseñor Sapienza finaliza el artículo desvelando que Francisco anotó algo en la transcripción: "Yo pienso lo mismo que San Pablo VI, pero con una diferencia: que él es santo".
(Artículo de Hemeroteca, publicado en ReL el 22 de noviembre de 2020)