Santa Ferbuta, virgen, y compañeras mártires.
"Soy cristiana, esposa de Jesucristo".
Sobre esta santa escribió Sozomeno en sus adiciones a la "Historia Eclesiástica" de Eusebio. Fue Ferbuta, o Tárbula, como también se le conoce, hermana del obispo y mártir San Simeón de Ctesiphon (21 de abril). Vivieron en Persia, bajo el reinado del terrible Sapor II, muy cruel con los cristianos, y en general con todo el que se le pusiera en medio.
Era Ferbuta una virgen que servía en el harén de Sapor y su mujer. Con ella servía su hermana Micadosta y otra esclava. Las traducciones en ocasiones llaman esclava a Ferbuta y en otras nos dicen que ella misma tenía una esclava. No está claro el asunto, pero bien pudiera tratarse de diferentes rangos de esclavos. Como fuera, el asunto es que la reina Sithil tomó afecto a Ferbuta por su apacible presencia, su prontitud en servir y su discreción. Por ello le apenaba verla sirviendo y le propuso un matrimonio con un funcionario del reino para que escalase de posición social y no tuviera que sevir. Ferbuta respondió: "Soy cristiana, esposa de Jesucristo y por ello no puedo casarme". Y el asunto quedó así.
Ocurrió que enfermó la reina y de entre los médicos judíos que la atendieron, había uno que quedó prendado de Ferbuta y se la pidió a la reina como pago a sus servicios, con vistas a desposarla. La reina consintió, pero le recordó a ella y le dijo a él que "de eso nada". Entonces el médico la acusó ante Sapor de haber envenenado a la reina para vengarse del rey por el martirio de su hermano San Simeón. Ferbuta, Micadosta y la esclava anónima fueron arrojadas a una prisión en espera de la sentencia segura de muerte. Pero he aquí que, otra vez, Ferbuta fue pretendida y en esta ocasión por Maupte, su juez, quien le envió a un esclavo para confesarle su amor. Si Ferbuta quería aceptarlo como marido, él las liberaría a las tres. Segunda negativa. Y hubo más, pues durante los días en que estuvo prisionera, otros esclavos de alto rango y funcionarios se le acercaron para manifestarle el deseo de salvarla a cambio de casarse con ellos. "Pero Ferbuta, fiel a su voto, los despidió uno a uno", dice Zosomeno.
Entonces, sin defensa alguna, el juez condenó a Ferbuta y compañeras a padecer un terrible martirio, a sugerencia de los mencionados médicos: serían aserradas vivas y separados los miembros, la reina pasaría entre ellos para sanar de su mal. Y así se hizo, siendo martirizadas las tres el 9 de abril de 342. 350 según otros. Posteriormente los miembros fueron arrojados a un pozo, pero algunos cristianos piadosos los rescataron y les dieron sepultura.
Este es el relato escueto del martirio, perfectamente creíble, a pesar del sospechoso ir y venir de pretendientes, que probablemente haya sido un añadido. Versiones posteriores añadirán algunos discursos de Ferbuta, de cierta belleza, pero impostados. Como por ejemplo, el que dirige al juez: "¿Por qué tratas de acusarnos falsamente de cosas que nos son totalmente ajenas? ¿Qué te hemos hecho para que nos achaques algo de lo que somos inocentes? ¿Quieres ver nuestra sangre? ¿Quieres beberla? ¿Qué estás esperando nuestra muerte? Sabes que somos cristianas, y no lo negamos: nunca lo haremos. Después de todo, nuestras Escrituras dicen que servimos a un solo Dios y que no podemos crear ninguna imagen de Él. Y también: 'Si un mago se encuentra en medio de vosotros, debe ser eliminado por el pueblo mismo'Â (Éxodo 22:18). Entonces, ¿cómo podríamos hacer magia negando a nuestro Dios y morir por el mismo Dios, ganando la muerte eterna haciéndolo?"
Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año. Mayo. P. Jean CROISSET . S.J. Barcelona, 1855.
-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
A 5 de mayo además se celebra a:
Santa Jutta, viuda y mística.
San Maroncio, abad.