Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Venerable Magdalena de la Cruz, carmelita y mártir.

Ven. Magdalena de la Cruz.
Ven. Magdalena de la Cruz.

Venerable Magdalena de la Cruz, virgen carmelita y mártir. 28 de marzo.

Nació esta carmelita en 1732, en Lyon, al parecer de padres humildes, aunque nada se conoce de su familia, pues sus datos se recogieron tardíamente. Como los archivos del monasterio fueron quemados, tampoco se conoce la fecha de su entrada al Carmelo y profesión religiosa. Pero, y esto es lo que realmente importa, sí que tenemos testimonios de primera mano de su entrega gozosa al Rey de los mártires.

El Carmelo de Lyon fue arrebatado a las carmelitas descalzas en 1791, por obra de la Revolución Francesa. Magdalena, junto a varias monjas se reunió en una casa privada donde, como podían, continuaron viviendo la Regla carmelitana y su espiritualidad teresiana. En 1793 se unieron a ellas 11 clarisas, luego del asedio de la ciudad. En 1794, a pesar de todas las cautelas, fueron delatadas las monjas y el 11 de febrero de ese mismo año, detenidas. Fueron llevadas a un sótano, donde debían dormir en el suelo y donde permanecieron tres días a oscuras. Algunos revolucionarios las aconsejaban firmar el juramento de Libertad-Igualdad. Otro, que era luterano, les dijo que simularan una abjuración de fe, para los jueces las dejaran en paz y pudieran salir de allí con vida, pero a este una de las monjas le respondió: "¡Eh! ¿Qué dice, señor, traicionar nuestra conciencia?".

Algunos revolucionarios influyentes abogaron por las clarisas, pues estas eran muy queridas por la ciudad de Lyon, por lo cual, las libraron a ellas y a las carmelitas también, pues entre todas no hicieron distinción. Sin embargo, un mes más tarde, el 13 de marzo de 1794, fueron apresadas de nuevo por órdenes "de muy arriba". Los soldados, lioneses, las trataron con cortesía e incluso las protegieron de los alborotadores del pueblo. El día 14 fueron interrogadas con las mismas preguntas una y otra vez. Se le preguntó a nuestra mártir por qué no había firmado el juramento. "Porque mi conciencia se niega", fue su respuesta. A la pregunta sobre si amaba la República, Sor Magdalena contestó: "Nunca he perturbado el orden público". Manifestó, y las demás monjas, que no se inclinaban por partido alguno, sino que solo rezaban para que en todo se cumpliera la voluntad de Dios. Le preguntaron como miraba al decapitado rey. "Como un infeliz príncipe". "Si hubieras juzgado al rey, ¿cómo lo habrías juzgado?", le preguntaron. - "Habría examinado su conducta ante Dios, y luego juzgado por mi conciencia".

La pregunta más directa fue: - "¿Renuncias a tus votos?", a la que todas contestaron con fuerza "No, por supuesto que no". Entonces el secretario se dirigió a una de las monjas con dureza para decirle que por ello podría ser guillotinada. Esta le respondió -"No ignoro que las respuestas que dé quizá me lleven a la muerte mañana". Aunque esta respuesta no fue de boca de Sor Magdalena, igualmente ese era el sentimiento de su corazón.

Luego fueron trasladadas al Ayuntamiento para ser juzgadas por la severa Comisión Revolucionaria. Pasaron entre una turba que les ofendía constantemente, blasfemaba y pretendía pegarles. Allí fueron interrogadas nuevamente y metidas en un calabozo. La que narra el relato dice que la Hermana Magdalena era la más intrépida de todas, a las que animaba constantemente a no cejar y a permanecer fieles a sus votos. Por ello, dice, los jueces que sabían de su influencia, la interrogaban más severamente y que fue la primera en ser juzgada y sentenciada. Dice esta religiosa: "… se presentaba animada por un santo ardor por el martirio, como otra Anastasia: la firmeza que ponía en sus respuestas excitaba cada vez más la ira de los jueces. Entró en el paroxismo por la forma en que Sor Magdalena respondió a una petición que tenía por objeto envolver en su condena a las personas caritativas que tuvieron el valor de ayudarnos de nuevo en la cárcel".

La Hermana Magdalena fue sentenciada a muerte el día 27 de marzo y decapitada en la guillotina el día siguiente, 28 de marzo, a los 62 años de edad. Sea porque su muerte calmó a la turba y a los revolucionarios, o por la próxima derrota de los revolucionarios, las demás monjas, clarisas y carmelitas, fueron liberadas.

Fuente:
-"L'ordre de Notre-Dame du Mont-Carmel Carmes et Carmélites". R. P. ALBERT DE SAINT SAVIEUR. OCD. París, 1880.

A 28 de marzo además se celebra a
San Taxiotis de Cartago, penitente.
San Conall de Kilskyre, obispo.
Santos Prisco, Malco y Alejandro, mártires.

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