San José de Arimatea, discípulo de Cristo.
De mitos, viajes y cálices.
San José de Arimatea, discípulo de Cristo. 17 de marzo.
No sabemos nada con seguridad sobre San José de Arimatea, fuera de lo que nos dice el Evangelio. Lo mencionan los cuatro evangelistas y sabemos por ellos que fue discípulo de Nuestro Señor, aunque "en secreto, por miedo a los judíos". Era "un hombre justo y bueno". No tomó parte en el Sanedrín en contra de Jesús "y buscaba el reino de Dios". Las escenas que vio junto a la cruz parece que le dieron fuerza y así, "fue sin temor a Pilatos a rogar le entregasen el cuerpo de Jesús". Habiendo obtenido su petición, compró lino fino y amortajó el cuerpo, y lo depositó luego en un sepulcro excavado en la roca, "en el que nunca había sido sepultado nadie". No hay sino unas pocas referencias más sobre San José, salvo las que encontramos en los libros apócrifos como el "Evangelio de Nicodemo", también conocido como los "Hechos de Pilatos", que contiene algunas otras alusiones a él, pero de tipo legendario.
Pero sin embargo, la más asombrosa de las leyendas referentes a José, es de fecha muy posterior, y es la leyenda inglesa. La obra de Guillermo de Malmesbury, "De Antiquitate Glastoniensis Ecclesiae", escrita en 1130, tenía un capítulo narrando la llegada de José a Glastonbury, pero sin embargo, ese capítulo es posterior lo menos 100 años. Este texto narra que José de Arimatea acompañó a San Felipe Apóstol (3 de mayo) cuando este predicó el Evangelio en la Galia. el Apóstol envió a José a Inglaterra junto a doce discípulos para predicaran el Evangelio en esta tierra. Se establecieron en en Yniswitrin, luego Glastonbury, donde se les apareció el Arcángel San Gabriel (24 de marzo y 29 de septiembre) y les ordenó construir una iglesia dedicada a Nuestra Señora. En esta iglesia el mismo José sería sepultado.
El hecho de que ninguno de los historiadores ingleses, como San Beda (25 de mayo), o Godofredo de Monmouth, cuente esta leyenda, ya es suficiente para comprobar que nació en el siglo XIV. En el siglo XV se ampliará contando que José habría llevado a Inglaterra unas ánforas en las que conservaba sangre y sudor de Cristo. Sobre 1400 Juan de Glastonbury menciona que, además, portaba el Santo Grial, o sea, el cáliz usado por Jesús en la Última Cena. Esta leyenda se hizo popular entre los ingleses, pues servía de orgullo nacional creer que su tierra ya había sido evangelizada en el siglo I. Que tal vez lo fue, pero de otra manera. Y más aún se acrecentó este orgullo patrio, cuando los Concilios de Constanza, en 1417, y Basilea, en 1434, los prelados ingleses defendieron y nadie les protestó, que el territorio de Britania había recibido las enseñanzas del Evangelio antes que cualquier otro país de Occidente.
Es otro de los tantos mitos nacionales, como el que pretende que Santa María Magdalena (22 de julio y 5 de mayo), Santa Marta (29 de julio) y San Lázaro (17 de diciembre y 29 de julio) llegaron a Francia, o que en España predicó el Evangelio el Apóstol Santiago (25 de julio; 23 de mayo, aparición en Clavijo; 30 de diciembre, la Traslación; 26 de mayo, la Invención).
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 17 de marzo además se celebra a
Santa Gertrudis de Nivelles, abadesa.
Beato Juan Nepomuceno Zegrí, presbítero fundador.
San Arnik de Averbodes, ermitaño premonstratense.