Santa Emerenciana, bisabuela de Cristo.
De una fuerte raíz, una bella planta y una excelsa flor.
Santa Emerenciana, bisabuela de Cristo. 26 de febrero.
La verdad es que sobre esta santa poco se puede decir, y eso poco, legendario todo. Recojo una de las tradiciones legendarias de los Santos de la Orden del Carmen, que hace a los supuestos Santa Emerenciana y San Hortolano (28 de noviembre), los padres de Santa Ana (26 de julio, 9 de septiembre y 9 de diciembre), que sabemos, según la tradición, fue madre de la Virgen María.
Fue Emerenciana de la sangre real de Judá, y vivía en un palacio (cuyas ruinas tuvieron como ciertas los peregrinos desde lo menos el siglo XIV) junto al Monte Carmelo, por lo que tenía contacto frecuente con los carmelitas, con ellos se dirigía y oraba en su capilla, dedicada a la futura Madre de Dios. Había hecho Emerenciana voto de virginidad, de acuerdo al consejo de los religiosos carmelitas, lo mismo que sus padres, que se habían separado para vivir en continencia. Pero estando Emerenciana y dos religiosos en la ladera del Monte, se les apareció un ángel que les reveló en una visión a un Niño que había de llegar al mundo, fruto de la descendencia de la joven, por lo que aún no debía hacer efectivo ese voto.
Puestos en oración, tuvieron los carmelitas la revelación de una hermosa planta de la que salía una raíz, que se ramificaba, con hermosas flores y una hermosísima en la cumbre de todo, que sería tal Niño anunciado. Aceptaron el designio de Dios los santos padres de Emerenciana y buscaron un novio de noble ascendencia y buena reputación.
Se casó Emerenciana, de suponer que con la bendición de los carmelitas, pero esa misma noche, pretendiendo gozar de ella su esposo, por puro placer carnal, se lo llevó el demonio Asmodeo (tal cual leemos en el A.T de Sara). Y así, seis veces, hasta que la séptima, se casó con el santo joven Hortolano, quien solo se unió con ella una vez, para concebir a esa descendencia de la que vendría el Mesías. Y nació Santa Ana, la cual, aún joven, tuvo otra visión de una hermosa planta de la cual brotaba una hermosa flor, que daba paso a un hermoso fruto (Ana-planta, María-flor, Jesús-fruto).
Finalmente, la leyenda dice que Emerenciana y Hortolano, se retiraron a la oración, dejando sus bienes a su hija Ana, que agradecida a los carmelitas, les donó su casa de Jerusalén, junto a la Puerta Dorada, en la que hicieron convento, el segundo de la Orden y donde estuvieron hasta el siglo XIII, en el que fueron expulsados de Tierra Santa.
Toda esta leyenda se complementa con la leyenda medieval de La Parentela de Santa Ana.
Fuente:
-"Jardim Carmelitano". FR. EGIDIO LEONDELICATO. O.Carm. Lisboa, 1741.