Beata Regina Protmann, virgen fundadora.
"El fuego de la caridad ardía en su corazón"
Nació en 1552 en Braunsberg, Prusia Oriental, en una familia de mercaderes. Su familia había permanecido fiel a la fe católica en medio de la revolución desatada por la herejía luterana, reciente en el tiempo. Católica creció Regina, dando muestras firmes de piedad y caridad. En 1571 se dio más intensamente a la oración, y junto a dos amigas se retiró a una casa vieja de su ciudad. Las tres iniciaron la obra de las "Hermanas de Santa Catalina de Alejandría", conocidas como "las Catarinas". Su espiritualidad se nutrió principalmente de la máxima benedictina "Ora et Labora", y de la divisa ignaciana de "Ad Maiorem Dei Gloriam". Pronto tuvo más discípulas y entre todas organizaron su vida para dedicar horas a la oración, al trabajo y a la caridad.
En este tiempo de la Contrarreforma católica, y en siglo XVII también, numerosas mujeres dieron un paso al frente inspiradas por Dios para liderar la causa del Evangelio. Como Santa Ángela de Merici (27 de enero), Santa Juana de Lestonnac (15 de mayo y 28 de diciembre, traslación de las reliquias), o Mary Ward. Detrás de muchas de ellas estaba la espiritualidad jesuítica de misión, educación y cultura como medios para detener la herejía y mantener fieles a los católicos. Lamentablemente, la Iglesia no estaba preparada para aquello y las directrices del Concilio de Trento sobre la clausura de las monjas hicieron imposible que muchas obras fructificasen. Otras resistieron, acomodándose a la clausura o semiclausura, y otras lograron su cometido. Regina hubo de padecer muchísimo por esta mentalidad. Para los clérigos (jesuitas incluidos) era impensable que hubiera mujeres consagradas visitando las casas de los pobres, catequizando, cuidando enfermos en sus propios hogares ¡incluso por las noches! Como Mary Ward, Regina luchó por no tener clausura ni semiclausura, pero al mismo tiempo ser religiosas y no solo seglares. En realidad no era algo nuevo en la Iglesia, pero si algo ya olvidado.
En 1583 las Hermanas fueron oficialmente reconocidas por su obispo, y el papa Clemente VIII les dio su aprobación en 1602. Sobre ella el mejor dato que poseemos es lo que escribe el jesuita Engelbert Keilert, cercano a ella:
"El fuego de la caridad cristiana ardía en su corazón. ¡Los pobres y los necesitados pueden hablar de esto! Cuántas veces no lavaba los pies de los pobres en la casa anfitriona, cuántas veces no limpiaba las heridas de los pacientes. ¿Tenía alguien fiebre, dolor de muelas, hinchazón, una enfermedad ocular o lo que fuera?, pues ella sabía un medio para ello. Si se enteraba que alguien estaba enfermo, aunque fuera una persona completamente desconocida enviaba allí a una hermana con una sopa confortante y una comida sólida para fortalecerle.
Desde hace más de cuarenta años dirige a las Hermanas Catarinas. Ella es un ejemplo para todas sus hermanas. Se impone a sí misma las mortificaciones más estrictas, que prohíbe a sus hermanas. A menudo ella regala su ropa o ropa de cama, duerme en el piso desnudo o pasa la noche rezando ante el Sacramento por la conversión de los pecadores. Cuando escucha que la guerra o un conflicto armado estalla en algún lugar comienza una oración de cuarenta horas con su comunidad, como si sólo ellas fueran capaces de evitar la calamidad. Insistentemente va hacia su meta a pesar de las decepciones y contratiempos, inspirada por su lema de vida 'Como Dios quiera'".
Regina subió al encuentro con el Esposo Cristo el 18 de enero de 1613, luego de pasar toda la Navidad enferma. Su culto siempre fue reducido, pero su ejemplo animó a muchos a hacer el bien y trabajar por Cristo. Sus reliquias se veneran en Grottaferrata desde el siglo XX. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 13 de junio de 1999.
A 18 de enero además se celebra a
San Máximo de Serbia, rey y obispo.
Santa Margarita de Hungría, princesa, virgen dominica.