Santa Cristina de Bretaña, virgen.
De la segundona de una familia de santos.
Santa Cristina de Bretaña, virgen. 22 de junio.
Sabemos más de sus padres San Hyvarnion (22 de junio y 5 de diciembre) y Santa Rivanonne (19 de junio), que de Cristina, a quien las leyendas de esta numerosa familia solo tratan de soslayo. Cuando su madre (madre putativa, en algunas leyendas) se retiró a la soledad de la reclusión, Cristina la siguió y cuando ella falleció en 526, acompañó a su hermano mayor (su tío, según quien cuente la historia) San Hervé (1, 17 de septiembre, 17 y 22 de junio) y a su tío San Urfol (19 de junio) en su vida eremítica en Lanhouarneau. Una de sus leyendas cuenta que, siendo niña aún, mientras adornaba los altares de la iglesia de su Hervé siempre hacía oración, y todos los sábados cuando cambiaba las flores acudían las abejas, que zumbaban haciendo música, acompañándola en su alabanza.
Cuando Hervé estaba muriendo, Cristina le asistió en todo momento, y le pidió no la dejara sola en el mundo, sino que la llevara con ella al cielo. Hervé falleció luego de afirmar que ya oía los cánticos del cielo; Cristina se echó a llorar a sus pies y no se levantó más, pues murió dulcemente al poco rato.
A 22 de junio además se celebra a
San Albano de Verulam, protomártir de Inglaterra.
San Acacio de Armenia y compañeros mártires.