San Gulstan de Rhuys, pirata y ermitaño.
San Gulstan de Rhuys, pirata y ermitaño.
Pez regenerable, milagros y disputas.
San Gulstan de Rhuys, pirata y ermitaño. 27 de noviembre y 27 de enero.
Una leyenda cuenta que nació en Cornualles, en 974. Con 18 años unos piratas le secuestraron y, para no ser asesinado o esclavizado, decidió unirse a los forajidos del mar. En una ocasión se lesionó un pie y la llaga fue a más, por lo que los piratas le abandonaron en la isla de Ouessant, en lo más occidental de Francia. Allí le cuidó Dios, proveyéndole con un pez del que comía diariamente sin que el pez muriera, sino que se regeneraba de nuevo. Tal y como se lee de San Corentin de Quimper (12 de diciembre). Allí le halló el ermitaño San Félix (9 de marzo), que oyó su historia y le acogió junto a sí. Cuando Félix fue elegido abad por los monjes de la abadía de San Gil de Rhuys, en el continente, Gulstan se trasladó para seguir siendo ermitaño en la isla de Hoëdic. Unos años más tarde también se fue a San Gil, donde trabajaba como hortelano y jardinero.
Gulstan oraba incesantemente con los salmos, repitiéndolos una y otra vez. Apenas dormía tres horas, y jamás usó ropa que no fuera una túnica de estameña, fuera verano o invierno. Muchos se le acercaban para pedirle oraciones, consejo y realizó muchos milagros. La llaga de su pierna jamás curó, y con las vendas que le aplicaban también se realizaron prodigios, como se lee de San Pablo (Hch 19, 1112). Gulstan falleció el 27 de noviembre de 1040, cuando estaba en el monasterio de las monjas de St. Filibert de Beauvoir, estando de paso por unos asuntos de su propia abadía.
Cuando se supo de su fallecimiento, muchos acudieron al monasterio de las religiosas a venerar el santo cuerpo. Los monjes de Maillezais tomaron el cuerpo y lo llevaron a su iglesia, pero las religiosas lo reclamaron para sí, ya que había muerto con ellas. Así que no se enterró el cuerpo durante tres días, mientras el pueblo le rendia culto y se sucedían los prodigios. El abad de San Gil, Vital, que había sucedido a Félix en 1037, reclamó el cuerpo a las monjas de St. Filibert, y ellas igualmente se negaron a entregarlo. Tuvo que ser el obispo Isambert de Poitiers quien llamara la atención a las monjas, las cuales luego de una compensación económica “por los gastos en cirios y flores” aceptaron dar el cuerpo del santo. Lo tomaron los monjes de Rhuys y se lo llevaron consigo, enterrándole en su iglesia abacial, donde aún se le venera.
Es abogado de marinos y pescadores, se le invoca contra las tormentas, para tener vientos favorables en la mar, por las llagas incurables, los eczemas, úlceras y cualquier mal de la piel. En Croisic tuvo una capilla dedicada luego que salvara a unos marinos de encallar: vieron estos unas luces misteriosas que les guiaron hasta tierra segura, luego de invocar al santo. Allí también le invocaban las parturientas, y era tradición, hasta el siglo pasado, que cuando un niño nacía enredado en el cordón umbilical, la madre debía dar vueltas a la capilla del santo, tantas como vueltas tuviera el cordón alrededor del niño.
Fuente:
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.
A 27 de noviembre además se celebra a Santos Facundo y Primitivo de Cea, mártires.