Beata Francisca de Amboise, viuda, carmelita.
Duquesa, viuda esforzada, y madre de las carmelitas.
Beata Francisca de Amboise, viuda, primera carmelita. 4 y 5 de noviembre.
Fue hija de Luis, el vizconde de Thouars y principe de Talmond y señor de Amboise y de su esposa Maria de Rieux. Nació en 1427 y se crió y educó en la corte de Bretaña. Era una niña muy inteligente y muy piadosa, tanto que a los cinco años el obispo le permitió hacer la primera comunión. Fue dirigida en su infancia por San Vicente Ferrer (5 de abril y segundo lunes de Pascua). En 1444, con 15 años, casó con el príncipe Pedro II de Bretaña (con el que estaba prometida desde los cuatro años), a pesar de su deseo de consagrar su virginidad a Dios. Para colmo su marido no era para nada buen ejemplo de esposo, siendo celoso sin motivo, al mismo tiempo que él era amante de placeres y mujeres ajenas. Varios años duró aquella vida de mal matrimonio hasta que Pedro, vencido con la oración y la paciencia de Francisca, cambió su corazón, convirtiéndose plenamente a Cristo y comenzó a respetarla. Ambos consintieron en llevar una vida de hermana y hermano, absteniéndose en delante de cualquier relación sexual, prometiéndose uno al otro que el que sobreviviera al otro ingresaría en un monasterio para santificarse.
En 1450 Pedro heredó el ducado de Borgoña y ambos fueron coronados como tales en la catedral de Rennes. En la corte Francisca fue todo un ejemplo de austeridad y piedad. Desterró los lujos en damas y edificios, acabó con las fiestas excesivas, la picaresca y la lascivia produto del ocio. Estableció la caridad que supervisaba por ella misma, volvió a establecer la misa y las devociones diarias para ella y sus sirvientes. Fue gran impulsora de la canonización de San Vicente Ferrer y la fundadora del monasterio de las clarisas de Nantes. Asistía a todas las horas canónicas en la catedral, estableció penitencias y procesiones públicas, restauró iglesias y hospitales. Fue muy devota de Santa Úrsula (21 de octubre) y en su honor estableció que cada miércoles se le entregara a once niñas pobres cinco monedas de oro. En Navidad procuraba regalos y melindres para los niños pobres y en Jueves Santo ella misma lavaba los pies y socorría caritativamente a 12 mujeres pobres. El hospital de leprosos, un pudridero antes de su llegada, igualmente supo de su caridad, arreglando las instalaciones, construyendo una capilla nueva y les hubiera atendido personalmente si se lo hubieran permitido.
En 1457, Pedro cayó enfermo de un mal del que nadie supo dar cuenta, ni los mejores médicos. Algunos cortesanos sugirieron que era un mal causado por alguna hechicería y se procuraron un hechicero para sanarle, pero Francisca no quiso ni oír hablar de aquello. Primero por su fe cristiana y segundo porque era mujer ilustrada y no creía para nada en magias ni encantos. Así, en septiembre de ese mismo año falleció Pedro, dejando a Francisca con gran dolor y además, a la merced de Arturo, sucesor de su marido, que le arrebató poder y bienes, la maltrataba de palabra y acción. Pero a Arturo sucedió el conde de Etampes, duque de Bretaña, que restituyó a Francisca lo robado y le manifestó afecto y devoción, reconociendo sus virtudes. Poco tiempo llevaba de viuda cuando su padre quiso casarla en segundas nupcias con el duque de Saboya, pero Francisca se negó aunque los reyes Luis XI y Carlota tomaron parte en el asunto insistiendo. Francisca despachó con un "no" rotundo a los embajadores que los reyes mandaron una y otra vez para casarla. Además, con consentimiento de su confesor, Francisca hizo un voto privado de perpetua castidad, y para alejarse de pretendientes y molestos, se retiró a Saintes. Luis XI, molesto con aquella obstinación, mandó a los parientes de la Beata que la tomasen por la fuerza y la llevasen a su presencia. Así lo hicieron, pero cuando iba a partir el barco anclado en el Loira, el río se heló y no pudieron partir. Los habitantes de Saintes, entretanto, enfadados con la violencia empleada con su señora, a la que querían mucho, la tomaron a su vez y la llevaron a un lugar seguro. Cuando la dejaron en paz, intentó dos veces ser religiosa con las Clarisas Pobres de Nantes, pero la mala salud lo impidió.
El 25 de marzo de 1463 conoció al Beato Juan Soreth (24 y 28 de julio), el cual le interesó por su obra fundacional de monjas carmelitas, asociadas a los frailes. Francisca quedó impresionada con la vida carmelitana, su historia y su devoción mariana, por lo cual accedió a formar parte de aquella obra. Así fundaron el monasterio carmelita de Las Tres Marías en Vannes, a la par que continuaba su obra caritativa en la ciudad. En 1468 tomó el hábito carmelita en su propio monasterio. En 1477 fue elegida priora del monasterio y en 1476 aparece convirtiendo un monasterio de benedictinas a carmelitas en Les Couëts. En este monasterio, en 1485 atendiendo a una hermana enferma de un mal contagioso, ella misma se contagió y murió el 4 de noviembre del mismo año, luego de una vida de oración, penitencia y llena de virtudes.
Su primera biografía se escribió tardíamente, en 1701, y es donde se le llama "fundadora de las carmelitas". Así, tradicionalmente se le considera la primera monja carmelita (sin contar, ya sabéis las antiguas a las que legendariamente se les llama carmelitas), pero en realidad el primer monasterio de religiosas asociado a la Orden del Carmen lo hayamos en Flandes, cuatro años antes. Lo que sin duda es Francisca en ser la primera es el ser la primera carmelita famosa por sus virtudes y santidad fuera y dentro del monasterio. Se conservan unas "Exhortaciones" que escribió para las monjas.
Su sepulcro se venera aún en el monasterio de la Divina Providencia de Nantes, y la cabeza se venera en la catedral de la misma ciudad. El culto en la Orden del Carmen fue tardío, surge a partir del siglo XVIII y no sería hasta el 11 de julio de 1863 cuando el Beato Pío IX (7 de febrero) la beatificó.
Fuentes:
-"Diccionario Biográfico de Mujeres Célebres". Tomo I. VICENTE DIEZ CANSECO. Madrid, 1844.
-"La Vie de la bienheureuse Françoise d'Amboise". ABBÉ RICHARD. Nantes, 1865.
A 5 de noviembre además se celebra a San Alto de Altomünster, abad.