San Deochar de Herrieden, abad.
Eremita y abad, devoto de San Bonifacio.
San Deochar (o Dietger) de Herrieden, abad. 7 de junio y lunes de Pentecostés.
Fue un ermitaño en los bosques de Fulda y junto al Beato Hrabano Mauro (4 de febrero), fue discípulo del Beato Alcuin (20 de mayo). Fundó el primer monasterio de monjes de Fulda y sobre 795 pasó por petición de algunos nobles francos al monasterio de de Herrieden, donde fue su primer abad. Fue evangelizador de los territorios de Melk, Pielach y Grunz. Sobre el año 800 San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) le solicitó como confesor real. Elevó y trasladó las reliquias de San Bonifacio (5 de junio) a Fulda, el 1 de noviembre de 819. En 829 estuvo presente en el Sínodo de Mainz, en el que se reformó la Iglesia, se impusieron cánones y se confirmó la adhesión imperial a la Iglesia.
Falleció sobre 829 y fue sepultado en la su monasterio de Herrieden, que posteriormente pasó a ser Colegiata en época del obispo Gundekar II. En 1316 Luis de Baviera conquistó Herredien y se llevó las reliquias del santo, trasladándolas a la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg, como premio al apoyo dado por los ciudadanos de dicha ciudad. En 1437 se le dedicó un bello altar, las reliquias pasaron a un rico relicario y fue nombrado patrono de Nuremberg. Hasta el nacimiento de la herejía luterana y su persecución a lo católico, el lunes de Pentecostés una solemne procesión con sus reliquias se llevaba a cabo en la ciudad.
En 1783, con motivo de las celebraciones del milenio de la abadía de Herrieden, una porción de las reliquias volvió a Herredien, a una urna de cristal que se puso en el altar mayor de la Colegiata. En 1804, con la secularización del edificio, dichas reliquias desaparecieron. En 1811 el Reino de Baviera exigió la plata del relicario e Nuremberg, el santo fue despojado de su arca y sepultados sus restos. En 1845 fueron llevadas a Eichstätt a reclamo de su obispo, que las depositó piadosamente en la catedral, donde se veneran.
Es patrón de los ciegos y abogado de toda enfermedad de la vista, debido a uno de sus más conocidos milagros: A un chico que perdió los ojos y le colgaban de los nervios ópticos, el santo le devolvió la vista al invocar a San Bonifacio.
Fuente:
-"The Oxford Dictionary of Saints". DAVID HUGH FARMER. Oxford, 1998.
Fue un ermitaño en los bosques de Fulda y junto al Beato Hrabano Mauro (4 de febrero), fue discípulo del Beato Alcuin (20 de mayo). Fundó el primer monasterio de monjes de Fulda y sobre 795 pasó por petición de algunos nobles francos al monasterio de de Herrieden, donde fue su primer abad. Fue evangelizador de los territorios de Melk, Pielach y Grunz. Sobre el año 800 San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) le solicitó como confesor real. Elevó y trasladó las reliquias de San Bonifacio (5 de junio) a Fulda, el 1 de noviembre de 819. En 829 estuvo presente en el Sínodo de Mainz, en el que se reformó la Iglesia, se impusieron cánones y se confirmó la adhesión imperial a la Iglesia.
Falleció sobre 829 y fue sepultado en la su monasterio de Herrieden, que posteriormente pasó a ser Colegiata en época del obispo Gundekar II. En 1316 Luis de Baviera conquistó Herredien y se llevó las reliquias del santo, trasladándolas a la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg, como premio al apoyo dado por los ciudadanos de dicha ciudad. En 1437 se le dedicó un bello altar, las reliquias pasaron a un rico relicario y fue nombrado patrono de Nuremberg. Hasta el nacimiento de la herejía luterana y su persecución a lo católico, el lunes de Pentecostés una solemne procesión con sus reliquias se llevaba a cabo en la ciudad.
En 1783, con motivo de las celebraciones del milenio de la abadía de Herrieden, una porción de las reliquias volvió a Herredien, a una urna de cristal que se puso en el altar mayor de la Colegiata. En 1804, con la secularización del edificio, dichas reliquias desaparecieron. En 1811 el Reino de Baviera exigió la plata del relicario e Nuremberg, el santo fue despojado de su arca y sepultados sus restos. En 1845 fueron llevadas a Eichstätt a reclamo de su obispo, que las depositó piadosamente en la catedral, donde se veneran.
Es patrón de los ciegos y abogado de toda enfermedad de la vista, debido a uno de sus más conocidos milagros: A un chico que perdió los ojos y le colgaban de los nervios ópticos, el santo le devolvió la vista al invocar a San Bonifacio.
Fuente:
-"The Oxford Dictionary of Saints". DAVID HUGH FARMER. Oxford, 1998.
El 7 de junio además se celebra a la Beata Ana de San Bartolomé, carmelita.
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