Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Santa María Magdalena de Pazzi, carmelita.

De la extática del Carmelo.

Ramón Rabre

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Santa María Magdalena de Pazzi, virgen carmelita. 25 de mayo.

Nació en Florencia, Italia, el 2 de abril de 1566, en el célebre clan de los Pazzi, ilustre en hombres de armas y de Iglesia. Su nombre de bautismo fue Catalina. Su padre, Camilo Geri de Pazzi, era gobernador de Florencia, y su madre, María, era de la noble familia de los Buondelmonti. Fue educada en el refinamiento, las artes y la piedad, como toda niña noble.  El 26 de marzo de 1576, con sólo diez años, recibe la primera comunión, lo que es un verdadero privilegio para su época, y además, obtiene el permiso para comulgar todos los domingos. Por estos días comienza a dirigirse con el jesuita Andrés Rossi, el cual la lanza por los derroteros de la oración mental. Ese mismo año hace voto de virginidad perpetua.

A los doce años, el 30 de noviembre de 1578 tiene su primer éxtasis mientras se hallaba de veraneo. En 1580 se separa de su familia, su padre ha sido nombrado gobernador de Cortona, y la interna en las monjas de San Juan para que completen su educación. En 1581 Camilo y María regresan a Florencia y nuestra santita, que ya tiene definida su vocación religiosa, sale del internado. Tiene catorce años y sus padres comienzan a buscarle un marido acorde a su nobleza, pero Catalina le dice que quiere ser monja, con lo cual les causa gran disgusto. Ella permanece firme a pesar de las insistencias de los padres, que finalmente ceden con reticencias. En 1582 pasa un tiempo de prueba en las carmelitas de Florencia. Luego de barajar algunas órdenes religiosas, se decanta por la Orden del Carmen por los privilegios que tenían las carmelitas de comulgar frecuentemente. Luego de obtener la bendición paterna para consagrarse a Dios, entra en el Carmelo el 30 de noviembre del mismo año. El 30 de enero de 1583 toma el hábito eligiendo como nombre religioso María Magdalena, en honor a la gran discípula y amadora de Jesús. Al serle entregado el crucifijo, el sacerdote pronunció las palabras de la fórmula, de origen bíblico: "líbreme Dios de gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" la impresionaron tanto que las convirtió en norma de vida para siempre.

El noviciado transcurre entre enfermedades, sequedades y adelantos en la oración. Es pronta a cumplir los horarios, a obedecer y a observar la pobreza religiosa. Enferma continuamente y en 1584 se teme por su vida, por lo que el 27 de mayo, domingo de la Santísima Trinidad, emite la profesión religiosa. Luego de emitir los votos tiene un éxtasis en el cual su rostro parecía encendido en fuego, y clama: "Oh amor de Dios que no eres conocido ni amado: ¡cuán ofendido estás!". Y este será su espíritu siempre: la consolación y reparación al amor gratuito de Jesús, no correspondido por las almas. A partir de ese día y durante cuarenta días, luego de cada comunión cae en éxtasis. Recibe enseñanzas del cielo y las trasmite, siendo copiadas por las religiosas que la acompañan. Esas locuciones y otros escritos conforman una sólida doctrina que merece conocerse más. Al año siguiente, el 8 de junio, Vigilia de Pentecostés tiene un ciclo de éxtasis que duran toda la Octava de Pentecostés, hasta el Domingo de Trinidad. Este día comienza un período de sequedad, pruebas y tentaciones que ella misma llama "el foso de los leones". Fue una purificación total de todo apego, egoísmos, preparando el alma en humildad y vaciamiento de todo para llenarlo de Dios. Dios extirpa todo el interior, podemos usar esta imagen: Dios limpia el molde del corazón del hombre, para volcarse en este y moldearse Él mismo en el corazón, de modo que lo que trasmita el alma sea al mismo Dios. Es la cristificación total, la preparación para el matrimonio espiritual.

En la fiesta de San Elías de 1586 tiene un éxtasis en el cual Dios le encomienda la reforma de la Iglesia. Escribe cartas y alegatos inspiradísimos, que remite al papa Sixto V y a varios prelados en los cuales denuncia males, pide corrección y penitencia y sobre todo, apela a la fidelidad a Cristo y el Evangelio. A pesar del período terrible de estos cinco años, recibe dones y gracias. El día de la Encarnación de 1585 se le aparece San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental), que le escribió en el corazón las palabras "Verbum caro factum est". El 15 de abril de este mismo año recibe en el alma los estigmas de la Pasión. El 28 del mismo mes se desposa con Cristo en místico matrimonio.

En 1589 es elegida submaestra de novicias. El día de Pentecostés, 10 de 1590, termina la etapa de la terrible prueba. Su alma recupera la serenidad, a la par que el amor de Dios le quema y le urge que sea conocido y amado por todos. Conocidas son sus "carreras" por el monasterio y toques violentos de la campana a los desgarradores gritos de "¡el Amor no es amado!", pues le era inconcebible que teniendo a mano al mismo Cristo y su amor infinito, las almas no lo aprovechasen. Otra de sus máximas es "No morir, sino sufrir", superando al "O padecer o morir" de Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto, la Trasverberación). Tuvo don de profecía, pues a Alejandro de Médicis le profetizó que sería papa (lo fue con el nombre de León XI) y que duraría poco en el papado, como realmente fue, pues solo reinó 27 días. También tuvo don de conciencias, el don de bilocación y milagros, pues sanó a varios enfermos que tuvieron algún contacto con ella. 

El 6 de octubre de 1695 es elegida maestra de profesas, labor que desarrolló con una exquisitez enorme. En 1598 la nombran maestra de novicias. Guió a sus novicias y profesas por las sendas del amor infinito de Dios, inculcándoles la constante presencia de Dios, el espíritu de consolación a Cristo por tanto amor no correspondido y, claro, el amor a la Orden del Carmen. En 1604 tuvo su último éxtasis. Luego de este dijo: "Vi el amor inmenso que nos tiene Nuestro Señor y vi también que las almas que ofrecen sus sufrimientos uniéndolos a los sufrimientos de Cristo se vuelven inmensamente hermosas. ¡Oh, si las gentes supieran lo mucho que ganan cuando ofrecen a Dios sus padecimientos!" Este mismo año fue elegida subpriora de la comunidad. Comienza su penosa enfermedad que la llena de dolores y padecimientos durante tres años. Dolores de cabeza, parálisis intermitentes, sensibilidad cutánea extrema, de tal modo que el contacto del hábito era un tortura. Preguntada como podía soportarlos, respondió: "Meditando en los sufrimientos que Jesucristo padeció en su santísima Pasión y muerte. Quien mira las heridas de Jesús crucificado y medita en sus dolores, adquiere un gran valor para sufrir sin impacientarse, y ofrecerlo todo por amor a Dios". En 1607, con solo 41 años, fallece el 27 de mayo. Su cuerpo se venera incorrupto en el Carmen de Florencia.

Fue beatificada el 8 de mayo de 1626 por Urbano VIII, y canonizada el 22 de abril de 1669 por Clemente IX. Ese mismo año se publica en Roma la obra "Avisos y enseñanzas", que es una recopilación de sus palabras durante los éxtasis entre 1590 y 1607. Aunque en principio son instrucciones para el ámbito monástico, su valor traspasa los claustros y sirven para cualquier cristiano que pretenda la perfección. De hecho San Alfonso María Liguori (1 de agosto) lo tenía como libro de cabecera, lo recomendaba a todos y más de una vez lo cita. Y deberíamos leerlo todos, especialmente en el año jubilar que estamos viviendo por el 450 aniversario de su nacimiento.

Y terminar, como no, con algunas frases de la santa:

La Comunión: "El momento más oportuno para tratar Dios, escuchar sus inspiraciones y aprender de Él mismo a servirle según su voluntad es, indudablemente, cuando tenéis dentro de vosotros a este divino Huésped. Debéis, pues, estar atentos a su divina voz, porque el que aprende del mismo Jesús, no necesita de otros libros ni de más enseñanzas".

La Madre de Dios: "María es la fuente sellada con el sello inmaculado del Verbo Eterno, que la declara Virgen y Madre, Madre y Virgen, complacencia de la Santísima Trinidad. (...) Hortus Conclusus en el que está encerrado el Dador del ser, porque en María se encierra el mismo Dios".

La Voluntad de Dios: "Cuando sucedan cosas que vayan contra vuestro gusto y os parezca que las criaturas hacen todo lo contrario de lo que a vosotros os conviene, deponed vuestro entendimiento, voluntad y ciencia (...) Permaneced alegres en medio de las dificultades que se os presenten en el servicio de Dios y pensad que todo sucede por voluntad de Dios, que lo ha ordenado así desde toda la eternidad para vuestro bien, aunque ahora no alcancé a comprenderlo".

"Es más agradable a Dios una obra hecha contra gusto, que muchas realizadas con agrado y sentimiento; sin embargo, cuando estéis en sequedad y abandono, alegraos y gozaos de que Dios se digne haceros partícipe de sus mayores dones (...) con que acostumbra a regalar a las almas que más ama".

Sencillez: "Imitad a quienes, según veis por la experiencia y las obras, tienen más luz del Señor y mayor deseo de perfección, sin preocuparse de si tales personas poseen o no todas las cualidades exteriores que parezcan convenientes, fijándoos únicamente en la gloria de Dios".

Oración: "La oración es un camino corto para llegar a la perfección; en ella Dios enseña, y por este medio el alma se desprende de las cosas creadas y se une a Dios".

 

Fuentes.
-"Vida de la bienaventurada y extática virgen Maria Magdalena de Pazzi". FR. JUAN BAUTISTA LEZANA. Roma, 1648.
-"Flores del Carmelo, vidas de los santos de N. S. del Carmen". FR. JOSÉ DE SANTA TERESA. Madrid, 1678.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Mayo. P. Jean CROISSET. S.J. Barcelona, 1862.
-"Avisos y enseñanzas". MARÍA MAGDALENA DE PAZZI. Onda, 1991.
- "Nuevo Año Cristiano". Tomo 5. Editorial Edibesa, 2001.

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