Santos Aya e Hidulf de Lorena, esposos.
Esposos y fundadores de iglesias y monasterios.
Santos Aya e Hidulf de Lorena, esposos. 18 de abril, 23 de junio (Hidulf), y domingo posterior a Pentecostés.
Aya fue hija del Duque Brunolf de les Ardennes, hermano de Walbert IV, Conde de Hainaut, que fue padre de Santa Waltrudis (9 de abril; 12 de agosto, traslación de la cabeza; 3 de febrero, invención de las reliquias; 2 de noviembre, canonización) y Santa Aldegundis de Maubeuge (30 de enero). No se sabe mucho de su infancia, supónese que transcurrió como la de casi toda niña de clase noble, entre la piedad, los protocolos y la formación para ser esposa o religiosa, como solía acostumbrarse.
Muy joven casó con Hidulf, medio pariente suyo. Nunca tuvieron hijos y la leyenda insiste en que vivieron en un “matrimonio blanco”, o sea, que se abstuvieron de relaciones sexuales para vivir en virginidad. Pero esto, claro está, no es comprobable. Ambos eran piadosos y caritativos. Donaron tierras y diezmos a monasterios y catedrales. En el monte Castriloc, Hidulf construyó una casa suntuosa para que Waltrudis se retirase a vivir dedicada a Dios, pero la santa no quiso vivir en ella y Dios envió un huracán dejó el palacete en ruinas, con lo que Waltrudis se emparedó en una ermita. Tiempo después Hidulf y Aya le dieron sus posesiones en Château-Lieu cuando esta quiso fundar su monasterio. Lo mismo hicieron cuando San Landelin (15 de junio) fundó los monasterios de Lobbes, Alne, Walers y Crespin. Hicieron todo lo posible para que San Ursmar (19 de abril) fuese nombrado abad del monasterio de Lobbes. A este mismo monasterio se retiró Hidulf al final de su vida, para vivir en penitencia y sencillez. Allí murió el 23 de junio de 707, y allí fue sepultado. Sus reliquias se veneraron allí hasta 1409 cuando fueron trasladadas a la ciudad de Binch.
Cuando Hidulf retiró en el monasterio de Lobbes, Aya dedicó su vida a Dios igualmente, y alentada por San Ghislain (1 de junio y 10 de octubre), se retiró al monasterio de canonesas de su prima Waltrudis, en Château-Lieu. Allí vivió una vida muy recogida y humilde. Igualmente murió en 707, a finales de año. Pronto su tumba se convirtió en meta de peregrinos que buscaban su intercesión, y no pocos milagros ocurrieron. El más conocido, y que la ha hecho abogada de los inocentes enjuiciados, cuenta que en 785 algunos parientes reclamaron tierras y propiedades al monasterio, aduciendo que Aya se las había dejado mientras estaba viva. El clero y los contendientes se dirigieron a una capilla de Amberes que custodiaba reliquias suyas y ante estas juraron. En ese momento se oyó su voz, que confirmó que todos sus bienes había dejado a la Iglesia. Otra leyenda dice que, además, se apareció a la vista de todos.
En 1625 el arzobispo de Cambrai, autorizó un oficio litúrgico propio. El domingo después de Pentecostés) sus reliquias procesionan junto a las de Santa Waltrudis, en una hermosa procesión.
Fuente:
-“Galerie des Saints et des Saintes qui protégent la Belgique et les Pays-bas”. ABBÈ ELZÉAR XAVIER NORMAND. Bruselas, 1841.