Beato Jacobino de Canepaciis, hermano lego carmelita.
El 5 de marzo de 1845, Gregorio XVI aprobaba el culto "inmemorial" (llámase así al que pueda probarse ha sido sostenido durante más de 100 años) que los carmelitas vercellenses tenían a un personaje del que no se tenían muchos datos y al que se le tributaba veneración, que es el:
Beato Jacobino de Canepaciis, hermano lego carmelita. 3 de marzo.
Dos testimonios sólidos prueban su existencia y temprano culto. El primero son las palabras del carmelita inglés Jack Bale, que visita Vercelli entre 1525 y 1527 y deja escrito en su "Collectanea", sobre la veneración en el convento de los carmelitas de Jacobino, hermano lego, del que solo se sabe que dio todo sus bienes a los pobres, que oraba y trabajaba con gran humildad. Que murió durante una epidemia de peste y fue enterrado en el jardín del convento, aunque luego se trasladó el cuerpo a un sitio más digno para ser venerado, aunque no se le llevó al coro conventual porque era un hermano converso. Es decir, que ya en el siglo XVI esta tumba venerada existía. El segundo testimonio es la misma tumba, vacía, que se conserva aún. Esta tumba tiene la inscripción "MCCCCCVIII die III Martii. Hic iacet B. Fr. Iacobinus de Crepacorio qui obiit tempore ut supra", o sea, "3 de marzo de 1508. Aquí yace B. Fray Jacobino de Crepacorio, que murió en la fecha dicha". Esta tumba, efectivamente, está en la torre de la iglesia, y concuerda con lo dicho por Bale sobre el enterramiento fuera del coro. Además, hay dos pinturas atribuidas a Giovenone, que lo muestran con el hábito carmelita y una bolsa al hombro. Como dije antes, la tumba está vacía y se desconoce adonde fueron a parar las reliquias. Para mas inri, su persona se confunde con Jacobino de Luino, un personaje que, en 1477 donó sus tierras para la fundación del convento de carmelitas de esta ciudad. Tal vez sea el mismo, tal vez no.
Pero un beato con cierto culto no puede quedar así tal cual, sin una leyenda, o al menos una vida piadosa para ser contada. Y así la recoge el proceso diocesano que se hicieron en el siglo XVIII para reconocer su culto:
Jacobino habría nacido en Piasca, en 1438, y desde niño destacó por sus virtudes y su piedad. Por su amor a la Santísima Virgen entró en la Orden del Carmen, en el convento vercellense, siendo ya un joven entrando en la adultez, por lo que solo se le admitió como hermano lego. Le encargaron la tarea de pedir limosnas en la ciudad y los pueblos alrededores. A lo penoso de este trabajo, ha de sumarse la terrible epidemia de la peste, que requería que muchas veces en lugar de pedir, tuviera que darle lo recogido a los pobres enfermos, y atenderlos o enterrarlos cuando morían, ya que nadie quería acercarse a los enfermos o muertos.
También fue portero, y según los testimonios tardíos y de viva voz que se recogieron era muy paciente, caritativo y piadoso. Nunca despedía a nadie sin una palabra sobre Dios y la vida espiritual. A los 70 años de edad, la Virgen María se le apareció y le anunció su pronta muerte, para que se preparara. Y le llegó, según su epitafio, el 3 de marzo de 1508. Aunque no se dice la causa de la muerte, el señalamiento de Bale sobre que murió durante la peste y su entierro en el jardín, podría dar a indicar que murió efectivamente de este mal. O no.
Su memoria entró a la Orden como Segunda Clase, para ser abolida en 1969, luego de la reforma del propio carmelitano.