Santoral hoy: 20 de Septiembre . San Agapito I. Papa y peleador.
Enfrentado a herejes, prelados y emperadores. Todo por Cristo y su Verdad.
San Agapito I, papa 22 de abril y 20 de septiembre (traslación de las reliquias).
Agapito fue hijo de un presbítero llamado Gordiano, que estuvo mezclado en asuntos turbios y revueltas populares, por lo que murió asesinado, reinando el papa San Símaco (19 de julio). Agapito, de mente despierta, siguió la carrera eclesiástica de su padre. Amante de las artes, las letras y la ciencia, fue promotor de coleccionar, preservar y traducir al latín toda la obra de los filósofos, poetas, dramaturgos griegos. Siendo presbítero asociado de la basílica de Santos Juan y Pablo fundó la primera biblioteca eclesiástica de Roma.
Fue elegido papa el 13 de mayo de 535, luego de la muerte del polémico Juan II, del que era arcediano. Rehabilitó la memoria de Dióscoro, rival del papa Bonifacio II. Tuvo que pelear bastante el nuevo papa contra los emperadores Justiniano y Teodora a causa de los herejes. Con el emperador, a causa de los arrianos: Sucedía que había un vacío legal acerca de que si los prelados arrianos, al convertise a la auténtica fe católica podían volver a sus sedes de las que habían sido depuestos. El sentir de la Iglesia era que no, pues volvían a la Iglesia, fuera de la cual habían perdido su condición de eclesiásticos. Justiniano quería se les devolviese a sus obispados, porque muchos le eran serviles. Juan II no llegó a arreglar este asunto, y le tocó a Agapito, el cual determinó, en consonancia con el Concilio de Cartago que sólo regresaban a la Iglesia, sin que tuvieran derechos sobre las sedes, cargos o beneficios eclesiásticos.
Con la emperatriz tuvo que defender la fe católica ante la herejía monofisita, con la cual la emperatriz coqueteaba. Y más aún, había ganado para esta herejía a Antimo, patriarca de Constantinopla, con lo que algunos obispos y fieles herejes habían tomado iglesias predicaban sus errores abiertamente, con gran confusión del pueblo. Agapito tuvo que excomulgarlo y poner a otro en su lugar, a la par que reconvenir a la emperatriz. Los abades de Constantinopla reclamaron a Agapito, el cual les confirmó la doctrina de la Iglesia, además de consolarles con su visita, como veremos luego. Igualmente tuvo que condenar los errores nestorianos de los acemetas constantinopolitanos. Y esto último, paradójicamente, por impulso de Justiniano. Y es que la ortodoxia de los poderosos muchas veces es elástica.
Volvió a enfrascarse en peleas, esta vez como pacificador, entre Teodato, rey ostrogodo y Justiniano, que pretendía extender el Imperio de Oriente en tierras itálicas, luego de conquistar Sicilia. Para este viaje no quiso ser gravoso a la ciudad de Roma, y empeñó algunos tesoros de la Iglesia. A medio camino realizó el milagro de sanar a un pobre tullido que oyó la misa celebrada por el papa. Llegó a Constantinopla el 2 de febrero de 536, e intentó disuadir a Justiniano de sus propósitos expansionistas, pero el emperador se negó a hablar del tema. Agapito confirmó su condena a Antimo, por más que la emperatriz le hizo frente. Se negó a aceptar a Antimo si este no renegaba públicamente de la herejía, profesaba la fe católica y aceptaba los cánones del Concilio de Calcedonia, que condenaba el monofisismo. Y aún así, en ningún caso le admitiría a la sede de Constantinopla. Todo lo contrario, confirmó a Menas, su elegido. Tanta oposición le hizo Justiniano, que Agapito le dijo: "Con ardiente anhelo he venido para contemplar la fe cristiana del emperador Justiniano. En su lugar me encuentro a Diocleciano, cuyas amenazas, sin embargo, no me aterrorizan". Finalmente, Justiniano, queriendo eliminar toda sospecha de complicidad en la herejía, entregó al Papa una profesión de fe escrita por él mismo, que Agapito aceptó como católica, aunque señalando que “no puedo admitir en un laico el derecho de enseñar la religión, sin embargo, observo con placer que el celo del emperador está en perfecto acuerdo con las decisiones de los Padres del Concilio de Calcedonia".
En estas gestiones le sorprendió la muerte, antes de cumplir el año de pontificado, el 22 de abril de 536, fecha en que las iglesias orientales celebran su memoria. Occidente, en cambio, le conmemora a 20 de septiembre, día en que sus reliquias fueron trasladadas y enterradas en la basílica de San Pedro, Roma.
Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año: Septiembre. P JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-https://en.wikisource.org/wiki/Catholic_Encyclopedia_%281913%29/Pope_St._Agapetus_I