Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

San Gil, el Perdonalotodo.

Santo con más leyenda que vida, gran alcanzador del perdón divino.

Ramón Rabre

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San Gil y la cierva.
San Gil y la cierva.

San Gil (o Egidio), abad. 1 de septiembre y 15 de junio (invención de las reliquias).

Su memoria aparece en los prestigiosos martirologios de Beda, Usuardo, Adon, y otros. La vida de San Gil la escribió el obispo Fulberto, con muy buena intención, pero poco criterio, porque recogió leyendas, tradiciones, escritos varios hasta compilar una "vitae" con varios errores. El más garrafal fue confundirlo con San Gil de Arlés, que vivió 200 años antes a nuestro San Gil. Es interesante, como no, el estudio que han hecho los Bolandistas y la Congregación Benedictina de San Mauro para aclarar este error, aunque no del todo, pues aún se le continúa llamando abad, cosa que no fue; y en numerosos sitios se les continúa confundiendo.

Los orígenes y vida del santo se pierden en leyendas. Según estas, San Gil nació en Atenas, a finales del siglo VII, y sus padres se llamaban Teodoro y Pelagia. Siendo niño ya destacaba por su caridad con los pobres, aplicación al estudio y por sus milagros. En una ocasión, yendo con sus padres a la iglesia, vio un mendigo enfermo, al que dio su túnica y, al vestirla, el mendigo recuperó la salud. Otra vez sanó a uno que había sido mordido por una serpiente y, en otra ocasión liberó a un poseso del demonio que le atormentaba. Muy joven quedó huérfano, vendió sus bienes en favor de los pobres. Como la vida le prometía fama y dinero, decidió dejarlo todo por Cristo y se embarcó en el primer navío que vio salir de Atenas. Se levantó tormenta, hizo oración y la tormenta se calmó, haciendo que todos reconocieran la santidad de Gil. A los días el barco llegó a la Galia, donde Fulberto y otros después de él, le hacen encontrarse con San Cesáreo de Arlés (27 de agosto), quien le nombra abad de un monasterio a las afueras de la ciudad. También lo envió en 514 al papa San Símaco (19 de julio), por asuntos de tierras y beneficios. Pero lo dicho, este San Gil de Arlés (1 de septiembre, también) es anterior al nuestro y su tumba puede venerarse aún en Arlés, la cual recomienda visitar el "Códice Calixtino", pero dando por hecho que se trata de nuestro biografiado. Por otro lado, la leyenda española le hace recalar en el Valle de Nuria, donde residiría unos años, hasta la invasión de los árabes. Allí, en su ermita dejaría escondidas una olla, una cruz y una campana la imagen de Nuestra Señora de Nuria, que fueron hallados en el 1079. Pero está claro que la imagen es muy posterior, de los siglos XII o XIII. Vamos, que por leyendas no será.

En Francia sanó a muchos enfermos de fiebres, parálisis, mordeduras, convirtió tierras de estériles a fértiles, repartió alimentos a los pobres, resucitó muertos, sanó niños... y un largo ect. Cansado de tanta fama y veneración públicas se internó en un bosque, cerca del Ródano y comenzó a hacer vida de eremita. Allí le persiguió la fama y se trasladó, también como eremita, a Nimes, donde vivió muchos años entregado a la oración, la penitencia y la caridad con los que se le acercaban a pedirle oraciones o consejos. En su cueva-ermita le acompañaba una cierva, cuya leche era el único alimento que consumía el santo. En una ocasión, estando perseguida por el príncipe de Francia (el rey Childeberto dicen algunos, Carlos Martel dicen otros, pero si acaso sería un príncipe local mas bien) y sus monteros, la cierva se refugió en la cueva del santo, que la protegió haciendo oración. Los perros retornaron a sus amos. Días más tarde pasó lo mismo, y un ballestero, viendo que los perros no se atrevían a seguir, disparó una flecha que hirió al santo. Se acercaron a la cueva y le vieron tendido, con la flecha en el pecho y la cierva a sus pies. Sabiendo esto el príncipe, fue allí, le pidió perdón y mandó le curasen la herida, pero el santo pidió y obtuvo de Dios, que la herida no sanase nunca, para sentir y padecer algún dolor por Cristo.

Luego de esto, el príncipe le ofreció riquezas para compensarle, pero Gil le recomendó construyese un monasterio de religiosos para que orasen por la conversión del mismo príncipe (sabía Gil que el príncipe tenía un pecado oculto del que se arrepentiría luego) y la paz del reino y sus habitantes. Así se hizo y Gil fue su primer abad, durante algunos años y en este ínterin sería ordenado sacerdote. Este pecado aludido antes era tan grave, que el príncipe no se atrevía a confesarlo, por lo que San Gil oraba a Dios para alcanzar su perdón para el gobernante. Un día, se le apareció un ángel con un pergamino con el pecado y la promesa de perdón si de veras estaba arrepentido. San Gil lo comunicó al príncipe y este hizo contrición verdadera, desapareciendo el pecado del pergamino. Esta leyenda motivó la creencia que la devoción a San Gil, y su intercesión, borraba los pecados, sin necesidad de confesión. Incluso los abades podían expedir una cédula de perdón a aquellos que hubieran hecho alguna devoción al santo, como oraciones, limosnas, etc. El Concilio de Trento erradicó esta devoción y prohibió se siguiera enseñando a los fieles.

Volviendo al santo. Dios le reveló su proxima muerte, que ocurrió el 1 de septiembre, entre el 700 y el 720. La verdad es que el sitio donde Gil tuvo su ermita se convirtió en el siglo IX, en un monasterio benedictino, luego cluniacense y luego de canónigos regulares. Allí reposaron sus reliquias hasta que la amenaza de los albigenses hizo que se trasladaran a la iglesia de San Saturnino de Tolosa, donde quedaron hasta hoy, amén de las numerosas reliquias que se dice hay en el mundo, como una supuesta cabeza que se "halló" en el siglo XIII, cuya invención se recuerda el 15 de junio. Urbano IV le canonizó oficialmente al poner su memoria en el Calendario Universal de la Iglesia.

San Gil goza de gran devoción y sus iglesias u hospitales, altares e imágenes suelen verse en Francia, España, Inglaterra, Polonia, Italia, Alemania, etc. Es patrón de mendigos, herreros, lisiados, paralíticos, marginados, los ermitaños, los leprosos, los guardabosques, pobres, fabricantes de flechas. Es un santo sanador, de los más invocados contra el cáncer de pechos, la lactancia materna, heridas incurables, úlceras, dolores de pecho, epilepsia, miedo a la oscuridad, pesadillas, locura y enfermedades mentales, esterilidad, peste negra, fobias, enfermedades de caballos y demás animales. No en balde es uno de los 14 santos auxiliares.


Fuentes:
-"Año cristiano": Septiembre. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
--"Die vierzehn Nothhelfer". WILHELM HEINRICH RIEHL.

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