San Oswin, el mártir destronado.
El príncipe que por amor a la paz, perdió la vida, para ganarla.
San Oswin de Northumbria, rey y mártir. 20 de agosto y 11 de marzo (invención de las reliquias).
Fue hijo del gran rey San Osvaldo (5 de agosto), y príncipe de Deira. Su padre lo puso bajo la tutela de San Aidan (31 de agosto) para que le educase humana y cristianamente para sucederle en el trono. En 642 murió San Osvaldo y su hermano Oswy ostentó la corona a título de regente mientras Oswin, el verdadero rey, crecía y se educaba en un monasterio. En 651 Oswin tomó posesión de su trono como rey de Northumbria y continuó firmemente la cristianización del país. Gobernó siete años siendo ejemplo de prudencia, justicia y caridad. Elevó la prosperidad del reino y era amado por todos. Fue afable con los sirvientes, justo con los delincuentes, y muy preocupado por la asistencia a los pobres y enfermos. Distinguía por ser sobrio en la comida, el vestido y los placeres. Asistía a diario a los oficios litúrgicos, como un monje más.
De su humildad refiere San Beda el Venerable (25 de mayo) una anécdota: Compadecido de San Aidan, Oswin le regaló un magnífico caballo, para que el santo no tuviera andando que recorrer las largas distancias que hacía misionando. Pero San Aidan, al poco tiempo encontró un pobre padre de familia que suplicaba limosna para sus hijos, y le regaló el caballo con sus valiosos arreos. Enterado Oswin, a la primera que se encontró con Aidan le dijo “¿Por qué has regalado aquel valioso caballo? Tenía yo caballos de menos valor, y otras alhajas con que remediar esa necesidad”, a lo que le contestó el prelado “¿Hay para los ojos vuestra Majestad un objeto de más valor que un hijo de Dios?”, con lo que el rey quedó conmovido y le pidió perdón a Aidan, prometiendo no entrometerse más en la caridad del santo obispo.
Su tío Oswy que le había cedido el trono de mala gana, promovió unas disputas sobre los límites que le correspondían de la herencia que su antecesor San Edwin (12 de octubre) había repartido entre sus sobrinos. No tenía razón, pero el objetivo era lograr la muerte de Oswin para reclamar el trono como único heredero de San Osvaldo. Así que tomó sus tropas y se lanzó hacia el castillo de Oswin. Este, sabiendo que era más débil en ejércitos, decidió huir antes que derramar sangre en vano, pues perdería igualmente. Con su fiel caballero Tonder se fue a Wilfare, a la actual ciudad de Gilling, cerca de Richmond. Allí pretendió vivir bajo la protección del conde Hudwald, al que consideraba su amigo. Pero Oswy sabía del amor que el pueblo profesaba a su sobrino Oswin, por lo que dejarle vivir sin reino era solo darle tiempo para que se armara contra él y con ayuda del pueblo retomara su trono. Así que sobornó con riquezas y promesas al conde Hudwald, el cual dejó entrar a sus dominios a las tropas del conde Ethelwin, sicario de Oswy. Apresados fácilmente Oswin y Tonder, el santo rogó a Ethelwin dejase con vida a su caballero, pero Tonder prefirió morir con su verdadero rey, a sobrevivirle. Ambos fueron asesinados. Oswy se conviritió con el tiempo en rey supremo de Northumbria. Para aliviar su mala conciencia, junto a su mujer, Santa Eanfledis (24 de noviembre), construyeron un monasterio para preservar el cuerpo y la memoria de Oswin.
Las reliquias de Oswin, tenido como santo mártir, fueron trasladadas a Tinmouth en el siglo IX, ante el peligro de las invasiones danesas, e hicieron bien, porque estos arrasaron el monasterio. En Tinmouth fueron colocadas en un arca de piedra en una capilla oculta. Con el tiempo se perdió el recuerdo de las preciosas reliquias hasta que en 1065, un monje llamado Edmundo dijo haber tenido una visión en la que el santo mártir le revelaba la presencia de sus sagradas reliquias. Lo contó al obispo Egilwin, el cual, con los nobles y el clero, se dirigió a la pequeña capilla y abriendo el inviolado sepulcro descubrieron las reliquias envueltas en un paño riquísimo. Con asombro vieron que aunque solo quedaban huesos, el cráneo aún mantenía una hermosa cabellera rojiza. Roberto de Moubray, conde de Northumberland, construyó un monasterio e iglesia dedicados a la Madre de Dios, con una bella capilla para guardar las reliquias de San Oswin. Fueron trasladadas el 20 de agosto de 1103, aniversario de su martirio.
Fuente:
-"Vidas de los Padres, Martires y otros principales santos". Tomo VIII. Lic. JOSÉ ALONSO ORTIZ. Valladolid, 1790.