Jueves, 14 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

San Nicodemo y la Invención de San Esteban.

Traspasando el evangelio e introduciéndose en la leyenda, regresan dos santos.

Ramón Rabre

Iglesia de San Nicodemo de Blevet.
Iglesia de San Nicodemo de Blevet.

Santos Nicodemo Gamaliel y Abibas. Invención de las reliquias de San Esteban. 3 de agosto.

De Nicodemo, además de lo que nos dice el Evangelio, que no es poco, lo que tenemos son evangelios apócrifos y leyendas tardías, asociadas estas últimas a la Invención de San Esteban. Solo aparece tres veces en el Evangelio de San Juan, y como este es el más tardío de todos y que contiene varias adiciones posteriores, de la llamada comunidad joánica, hay que pensar que, convertido, era Nicodemo un miembro importante de la comunidad cristiana, como para poder su figura de relieve, con diálogos y acciones claves. Era Nicodemo miembro del Consejo Judío que constaba de setenta hombres.

Juan 3. 01-21:
Tiene un diálogo con Jesús, de alto contenido teológico y visiblemente catequético. Es probable sea un relato añadido a principios del siglo II. Jesús le habla de renacer, que él interpreta como un volver a nacer de la madre que ya nos dio a luz. Pero se habla de un nacimiento nuevo, de un comenzar a vivir en Jesucristo. Y no entiende el hombre, a lo que Jesús, le responde con una de las frases más impactante y reveladora del Evangelio: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no perezca, sino tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino que el mundo sea salvo por él".

Juan 7. 37-53:
Aparece Nicodemo otra vez, defendiendo a Jesús ante los alguaciles que le querían apresar por orden de los fariseos, por falso profeta. Nicodemo les dice “¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?”, con lo que les anima a oir su Palabra, a comprobar si su mensaje es verdadero o no, y no basarse en criterios aprendidos como el de “¿es que puede salir algo bueno de Galilea?”.

Juan 19. 38-42:
Por último, desempeña Nicodemo un papel en el descendimiento y entierro de Jesús. Y ha sido lo que más conocido, iconográficamente hablando. Le ha valido aparecer en escenas, retablos y pasos procesionales relacionados con la Pasión, Muerte y sepultura de Jesús. Junto a San José de Arimatea (17 de marzo), discípulo oculto, de Jesús, aparece Nicodemo haciéndose cargo del entierro. Ambos donan la sábana, los ungüentos, la sepultura y le entierran personalmente. Nada de discípulos, nada de apóstoles, solo dos seguidores “de segunda”.

Y aquí termina la vida de Nicodemo. Se le hace autor de un evangelio del siglo IV, sospechoso de herejía, cuya primera parte son las famosas “Actas de Pilato”. Leyendas orientales diversas, y sin veracidad alguna, fueron recogidas y hechas populares en el siglo XIII por el Beato Santiago de la Vorágine (13 de julio). Según esta, Nicodemo fue enterrado en Cafarmagala, en el llamado Campo de Gamaliel, a unas 7 leguas de Jerusalen, y luego de gran duelo de los cristianos.

La Invención de las reliquias.

Luego del martirio de San Esteban, Gamaliel, maestro de San Pablo (25 de enero, 29 y 30 de junio, 18 de noviembre) y converso al cristianismo lo enterró en el mismo campo. Tuvo Gamaliel dos hijos: Abibas, también cristiano, y Sedecías, que no se convirtió jamás y aún se hizo enemigo de su padre y hermano. Junto a Esteban y Nicodemo fueron enterrados Gamaliel y Abibas. Sucedió que en el siglo V, bajo el emperador Honorio, se apareció Gamaliel a un presbítero llamado Luciano “un hombre viejo, alto de estatura y con un bello rostro y una larga barba, que llevaba una túnica blanca, una cruz de oro con piedras bordadas”, indicándole donde estaban enterrados los cuerpos de Esteban, Nicodemo, Abibas y él mismo. Con su báculo tocó el suelo y le dijo “ve a Juan, obispo de Jerusalén, que nos debe volver a enterrar en un lugar de honor (…) Porque he aquí que hay sequía y miseria en la ciudad, pero Dios quiere dar su gracia al mundo por medio de nuestra intercesión”.

Le preguntó Luciano quien era y obtuvo respuesta: “Yo soy Gamaliel, y el apóstol Pablo se sentaba a mis pies para aprender la ley. A mi lado está enterrado Esteban, el mismo que fue apedreado por los judíos y fue arrojado fuera de la ciudad para ser comido por los pájaros y las bestias, pero yo lo sepulté en un sepulcro de mi propiedad”. Dio más detalles Gamaliel de su esposa y otro hijos, que murieron en el judaísmo y fueron enterrados aparte.

Luciano quedó desconcertado y pensó que si era revelación divina, esperaría ser avisado al menos tres veces, y calló su visión. El viernes siguiente volvió a tener la aparición de Gamaliel, este le requirió su demora y el santo le expuso su duda. Gamaliel le dio pistas para saber que cuerpo era el de cada santo. Le dijo que vería tres vasijas de oro y una de plata. De las de oro, una con rosas rojas, las otras dos con rosas blancas, y la de plata con azafrán. “Estas vasijas y flores señalan nuestros huesos. La de rosas rojas es San Esteban, el único de nosotros que fue coronado con el martirio. Las dos con rosas blancas somos Nicodemo y yo, porque aunque creímos, no confesamos de coherente y firme, y con corazón puro al Señor. La plata con el azafrán, es Abibas mi hijo, porque él tuvo castidad la pureza virginal en este mundo".

Pero esperó aún una tercera vez Luciano. El tercer viernes, 3 de agosto de 415, se apareció Gamaliel, ya enojado. Entonces Luciano, tomando por verdadera la revelación, avisó al Patriarca Juan de Jerusalén, excavaron donde había señalado Gamaliel. La tierra se abrió y salió de ella una fuerte y dulce fragancia, que solo con ser aspirada sanó a setenta enfermos que se hallaban entre la multitud. Los cuerpos fueron sacados y trasladados a Jerusalén entre cánticos y oraciones. Con solo llegar, como había dicho Gamaliel, una copiosa lluvia llegó a los campos. Esta Invención la recoge San Beda (25 de mayo), aunque con ligeras variantes.

Según el libro “Santos de Bretaña”, en la Bretaña francesa desde antiguo San Nicodemo goza de gran devoción, y su festividad parece que se celebraba a inicios de mayo, ya que aún quedan ferias populares que en origen fueron procesiones penitenciales para venerar sus reliquias, sobre todo en Pluméliau, donde tiene una bella capilla dedicada y se le venera junto a San Abibas. Se cree que en realidad se trate de algún santo eremita bretón, cuya memoria se perdió y a partir del siglo VI se le identificó con el Nicodemo evangélico. Tiene otros templos dedicados, por su fama como protector del ganado, especialmente de los caballos y cerdos, según la región.

Es patrono contra el ergotismo, por la semejanza del nombre “Saint Egoutam”, con el que dice el libro que también se le conoce. En Guenin, Morbihan, hay una llamada “fuente de Nicodemo”, de la cual se toma agua para mezclar con la comida de los animales enfermos para pedir su curación.


Fuentes:
-"Tratado de la Iglesia de Jesucristo o Historia eclesiástica". Volumen 5. FÉLIX AMAT DE PALAU Y PONT. Madrid, 1806.
-"Biblia de Jerusalén". 1976.
-"Discovering Saints in Britain". JOHN VINCE. John Vince. 2001.

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