Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Santa Sara del Monte Carmelo. Abadesa.

Ramón Rabre

Santa Sara, abadesa.
Santa Sara, abadesa.

Santa Sara de Egipto, abadesa. 13 de julio.

Pocas referencias poseo de ella. Una nos la da "Flores del Carmelo", que, claro, la obtiene de la antigua obra "De Institutionis monacharum", que durante siglos marcó la espiritualidad, tradiciones y leyendas de la Orden del Carmen. En esta obra se nos dice que Sara era abadesa del monasterio "carmelita" de Santa María de Jerusalén, del que se tiene constancia de su existencia. De este monasterio salió para Egipto para ser la primera abadesa del monasterio que fundara en 432 San Cirilo de Alejandría (27 de junio) a la vera del río Nilo, por mandato de la Virgen María, luego del Gran Concilio de Éfeso.

Se nos dice que era tanta su mortificación de los sentidos, que jamás se miró en el río, ni siquiera se asomó a mirar las crecidas durante los casi 70 años que vivió en el monasterio, aunque su celda daba sobre el río. Más datos da "Dilucidario y demostracion de las crónicas y antiguedad del sacro orden de la Siempre Virgen Madre Dios, Santa María del Monte Carmelo", que coincide con lo dicho anteriormente, añadiendo que la sucedió Santa Romana (9 de junio).

Durante trece años había padecido Sara fuertes tentaciones contra la pureza, que sufrió pacientemente, confiada en Cristo. Al cabo de esos años, se le apareció el mismo Satanás, diciéndole "Oh, Sara, como has sido más poderosa que yo, pues me has vencido", a lo que la santa respondió "No te vencí yo, sino mi Señor Jesucristo", con lo que el diablo la dejó en paz, pudiendo desde entonces vivir con el alma en tranquilidad. Fue la abadesa que recibió a Santa Eufrasia (13 de marzo) en el monasterio y que tanto la probó con el cargamento de piedras. Con respecto a ella, tuvo una visión en la que dos monjes le pedían a Eufrasia para llevarla con ellos, y aunque ella se negaba, los monjes la tomaban, llevándola al paraíso, donde Cristo la desposaba. Entendió Sara que pronto Dios tomaría a Eufrasia para siempre. Luego de unos días se lo dijo, contándole el gran premio que le esperaba. Murió Eufrasia y a los pocos días Santa Julia (17 de marzo), que había querido seguir a su hermana de hábito. A los 30 años de la muerte de Eufrasia, sintiéndose Sara morir, tuvo la inspiración que aquella la llamaba al cielo. Murió, y fue enterrada junto a Eufrasia y Julia.

Aunque aparece mencionada en relaciones y crónicas ejemplares, nunca tuvo culto en la Orden, ni ha sido especialmente representada en la iconografía carmelitana, así que podemos decir que este grabado del XVII, perteneciente a una serie de fundadoras de monasterios, es una rareza.


Fuentes:
-Citadas en el cuerpo del artículo.
 

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