San Albano de Verulam. Protomártir de Inglaterra.
Una hermosa leyenda martirial con trasfondo cultual.
San Albano de Verulam, protomártir de Inglaterra. 22 de junio y 2 de agosto (traslación de las reliquias).
La leyenda:
Cuenta que San Albano era un pagano del actual Hertfordshire, que protegió en su casa y protegido a un sacerdote cristiano en la persecución de Diocleciano, y quedó tan impresionado por la devoción y santidad de este sacerdote que se convirtió al cristianismo. Fue denunciado de proteger al sacerdote y al llegar los soldados a buscar a este, Albano se puso su capa por encima, y se presentó a los soldados pretendiendo ser el presbítero. El nombre del sacerdote no lo da Beda, pero sí Guillermo de San Albano, que le llama “Amphibalus”, que es el equivalente en griego ¡a manto o capa! Con este nombre es recogido en algunos martirologios el 22 o el 25 de junio.
Albano fue llevado ante el gobernador que, al descubrirse Albano, vio que no era el sacerdote y le ordenó de inmediato que sacrificara a los dioses o se preparara a la muerte. Albano se negó y fue azotado, pero cuando el gobernador vio que no se doblegaba, ordenó su muerte sin más. Aquí dice Beda que al llegar al río que tenía que cruzar, había tanta gente de ambos sexos y condición social en el cauce y el puente, que Albano impulsado por un ardiente deseo de sufrir el martirio, se acercó a la corriente y el río se secó para que pudiera cruzar con los soldados. Al mismo tiempo que se secó el río, dice Beda, surgió una fuente en la colina del martirio, actualmente conocida como Holywell, cercana al monasterio. Este "río" en realidad es una corriente que pasa entre la iglesia y el lugar del martirio, y es perfectamente cruzable a pie.
Al llegar a la colina, esta se cubrió de hermosas plantas y flores ante esto el verdugo se negó a matarle y terminó mártir junto a Albano, el cual, al serle cortada la cabeza, la tomó y caminó hasta caer, donde luego sería enterrado. Suele representarse como soldado aunque la leyenda nada dice de esto, y sus atributos son; una capa a los pies o sobre la cabeza, por el hecho de usar de un disfraz; la palma y la espada; la cabeza en las manos, como los santos cefalóforos.
Culto:
En el sitio del martirio se levantó una iglesia cuando llegó la paz para los cristianos, pero que fue destruida durante la dominación sajona, y fue restaurada cuando los anglosajones se convirtieron, y existía aún en la época de San Beda. En el año 793, Offa, rey de Mercia, fundó allí la Real Abadía de San Albano y llevó algunas reliquias del santo a Roma. En tiempos de las invasiones danesas, los monjes de San Albano enviaron el cuerpo del santo a Ely, y cuando se firmó la paz con los daneses lo reclamaron, pero los monjes de Ely se negaron a devolverlo. Ante esto, al verse sin cuerpo del santo los monjes de San Albano se sacaron de la manga que nunca habían enviado el verdadero cuerpo a Ely, sino que para despistar habían enviado otro y el verdadero cuerpo estaba aún en la abadía de San Albano (!). Hicieron excavaciones y fue “hallado” y puesto en veneración. Las tumbas de San Albano, San “Amphibalus” y el verdugo martirizado, han sido examinadas, y no hay rastro de las reliquias, puesto que fueron profanadas y dispersadas durante el reinado de Enrique VIII.
Pero si todo esto fuera poco... la ciudad de Colonia, además de su San Albano propio (más arriba), pretende que la iglesia de San Albano de esta ciudad contiene reliquias del protomártir inglés. Habrían sido traídas de Roma en el año 989, y supuestamente son las mismas reliquias del protomártir de Inglaterra que anteriormente habían sido llevadas a Roma en 793 por el rey Offa, pero esto no tiene ni pies ni cabeza. Estas reliquias del San Albano romano venerado en Colonia fueron dadas por el papa Juan XI, a la emperatriz Teophania, esposa de Otón II, en su visita a Roma en 989, pero nada se sabe de este San Albano, ni como sufrió y se supone sea un mártir de las catacumbas.
Historicidad:
San Beda (25 de mayo) lo incluye en su martirologio, tomando referencia de la "Britannicæ de excidio" (escrita por Gildas), una defensa de la pureza de la fe católica bretona ante las llamadas "innovaciones" e "imposiciones" de Roma. También lo incluyen en el martirologio Usuardo y otros. Y, un detalle que en ocasiones confunde: el martirologio inglés del siglo XIX, le pone por error de imprenta a 17 de junio: donde debía decir XXII, se imprimió XVII, y esto a veces se ha repetido sin mucho tino.
La tradición del martirio y culto de San Albano la mantuvieron fuertemente los sajones dominados por los normandos, como signo de identidad bretona. Incluso San Germán de Auxerre (31 de julio) en su visita a Gran Bretaña en el 429, pudo ver y besar la tierra teñida por la sangre de San Albano, luego de sanar milagrosamente aun niño ciego. Germán mandó abrir el sepulcro del santo, cambió algunas reliquias de las que llevaba siempre consigo por un poco de polvo y sangre del protomártir de Inglaterra. A su regreso a Auxerre construyó una iglesia en su honor y depositó dicha reliquia allí.
Pero aún así, la historia de Gildas tiene imprecisiones, la más notoria es que hace a Albano mártir bajo Diocleciano, pero Gran Bretaña no fue dominada por Roma hasta Constancio Cloro, que no desató persecuciones. Incluso Eusebio llega a decir que "no tenía [Constancio Cloro] ninguna participación en las hostilidades ocurridas contra nosotros, sino que preserva y protege a las personas piadosas de todo daño y calumnia". O sea, que problemas hubo, pero por parte de gobernadores o nobles intransigentes, por su propia cuenta y no “persecuciones” entendidas como tal.
Resumiendo, que 125 años después de la última persecución, en Verulam se veneraba un mártir llamado Albano, que si murió bajo Diocleciano, sería entre el 303-304. En el libro "Vida de los abades de San Albano", de Eadwar (970) se dice que en Verulam se habría hallado una estela de piedra que, en caracteres desconocidos narraba el martirio de San Albano. Dicho texto fue traducido por Guillermo de San Albano en el siglo XII y en el prólogo dice que se basa en un escrito del año 590, pero todos los historiadores dudan de su validez.
Fuentes:
-"Las verdaderas actas de los mártires". TEODORICO RUINART. Tomo III. Madrid 1776.
-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.