Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

San Achaz, el niño franciscano.

Una pía leyenda y un culto local fundidos en una devoción de antaño. Una curiosidad del santoral.

Ramón Rabre

San Achaz de Torhout.
San Achaz de Torhout.

San Achaz de Torhout, niño y "terciario franciscano". 11 de junio.

Según su "historia", narrada por el franciscano Tomás de Cantimpré, Achaz (o Acacio) era un niño que a los cuatro años quedó fascinado con el estilo de vida de los frailes franciscanos, queriendo entrar con ellos. A pesar de que los religiosos le permitían estar entre ellos y le hicieron un "habitito", no le admitieron a la profesión, por supuesto. El niño era virtuoso, pentitente, caritativo y orante... pero eso, era muy pequeño. A los siete años enfermó y murió, pero antes los frailes le dieron una especie de profesión, admitiéndole en la Orden. A su muerte, su padre entró con los frailes dominicos y su madre con las monjas cistercienses.

En el siglo XVI el culto local está perfectamente conformado, se veneran sus reliquias y las madres le encomiendan a sus hijos enfermos. Curiosamente, la imagen, coronada de laurel, que se venera y acompaña a sus reliquias, es una escultura funeraria de un hijo bastardo del conde de Flandes y que no se sabe de que manera comenzó a venerarse como el niño San Achaz.

Fuente:
-"Revista belga de Historia". Números 22-26, 1938.

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