Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Santos Getulio y compañeros mártires.

Los cuatro santos. Ilustración.
Los cuatro santos. Ilustración.

Un catequista, un juez converso y un hermano carnal y de fe hacen un bello testimonio martirial de los primeros tiempos de la Iglesia.

Ramón Rabre

Santos Getulio, Cereal, Amancio y Primitivo, mártires. 10 de junio.

Sus Actas son muy antiguas, no posteriores a 250, y verídicas, con toda probabilidad, aunque los diálogos hayan sido reescritos posteriormente.

Según estas, Getulio vivió a inicios del siglo II, y era un cristiano íntegro, reconocido por la comunidad cristiana de Gabii, Roma, donde sus decisiones eran consideradas y su enseñanza seguida por muchos, logrando conversiones a la fe de Cristo. Al estallar la persecución de Adriano, el vicecónsul Cereal fue enviado a Gabii para interrogarle y conminarle a abandonar la fe cristiana. Al llegar a su casa, que tal vez servía como basílica, le halló instruyendo a los catecúmenos. Cereal entró y se desarrolló este diálogo que, como apunté antes, debió ser reconstruido posteriormente:

-Cereal: “¿Has oído las órdenes del emperador?
-Getulio: “¿Por qué se deben obedecer las órdenes del emperador?
-Cereal: “No, dime tú por qué no deben ser obedecidas.”

Y salieron fuera. Allí Cereal le intentó “ayudar”, proponiéndole que él mismo tomaría su mano y sacrificaría a los dioses por él, a lo que Getulio se negó.

-Getulio: “Debemos adorar a Dios, el Hijo de Dios, que es el Rey de reyes, y de quien todos deben obedecer en lugar de a un mortal, pasto de gusanos."
-Cereal: “¿Que Dios tiene un Hijo?
-Getulio: “Ciertamente Él tiene a Aquel que era, y es, porque Él es el principio”.
-Cereal: “Como puedo estar seguro de que tus palabras son verdaderas, pruébame que el Hijo de Dios es Dios?”.
-Getulio: “Yo sé que esto es cierto porque la Palabra de Dios, el mismo Dios, se encarnó, no de varón, sino de Dios, en el vientre de María, la Virgen, por la operación del Espíritu Santo, y Él declaró esta verdad a los hombres, y lo confirmó por muchos signos maravillosos, haciendo hablar a los mudos, oír los sordos, y sanando a los leprosos”.

Entonces se presentó Amancio, hermano de Getulio. Cereal se alegró, pensando que Amancio haría reaccionar a Getulio, pero Amancio que cristiano en lo oculto por su condición de tribuno, hizo lo contrario: Se unió a Getulio para hacer que Cereal abandonase el paganismo y abrazara a Cristo. Y tan ardientes fueron las palabras de ambos, que Cereal se convirtió a Jesucristo, y en lugar de apresar a Getulio, se instaló entre sus catecúmenos para formarse en la fe. Al poco tiempo fue bautizado y recibió la Eucaristía. Roma envió un oficial a preguntar por el desaparecido Cereal, y aquel regresó escandalizado a contar que Cereal creía en Cristo y había abandonado a los dioses. El emperador mandó apresar y llevar a su presencia a Cereal, Getulio, a Amancio y todos lo que les rodearan, así que también apresaron al cristiano Primitivo, que en ese momento estaba junto a Getulio. Llegado a Roma, fueron examinados por el cónsul Licinio (aquí no casan las fechas, Licinio fue cónsul a inicios del siglo II. O es un error, o sería otro Licinio) Y de nuevo las actas nos traen un diálogo:

-Licinio: “Cereal, si tú deseas vivir o morir, dímelo.
-Cereal: “Si yo deseara vivir, no sería cristiano. En cuanto a tus sacrificios, los tengo como en nada.
-Licinio: “Getulio, sacrifica a los dioses Júpiter y Marte, o voy a pedir tu muerte."
-Getulio: “No se extinguirá mi vida, me regocijo con gozo inefable de negarme a sacrificar a tus ídolos.
-Licinio: “No desprecies las órdenes del emperador, sino que obedece a los poderosos dioses.
-Getulio: “Doy gracias a mi Dios, Padre Todopoderoso, y a Jesucristo, que soy capaz de a Él ofrecer un sacrificio agradable."
-Licinio: “¿Que le sacrificas?
-Getulio: “Un corazón contrito y humillado."
 

Licinio ordenó que los llevaran a las afueras de la ciudad y los quemaran vivos. Así lo hicieron los soldados, pero la madera de la pira había sido recogida apresuradamente y estaba mojada, por lo que Getulio sufrió las quemaduras, pero no murió de ello. Ante esto, los verdugos tomaron postes preparados para sostener las cepas de las viñas y le golpearon en la cabeza hasta que murió, el 10 de junio de 120. Su esposa, llamada Sinforosa en las Actas, tomó el cuerpo y lo enterró en las catacumbas de la Vía Salaria. Una leyenda posterior hace a Getulio soldado retirado, y hace a Primitivo uno de los oficiales que fue a aprenderlo y habría sido convertido a la fe por Getulio.

El martirologio de San Adón de Vienne (16 de diciembre) añade “consumati sunt beati Martyres Gethulii in fundo Capriolis, viam Salariam, ab urbe Romam, plus minus miliario decimotertio, supra flumium Tiberim, in partem Savinensium” siendo este “Capriolis, viam Salariam” un sitio conocido en la Edad Media como la “corte de San Getulio”, es decir, su casa natal, pero en realidad lo que hubo fue una iglesia dedicada a su memoria y donde estaba su cuerpo hasta el siglo IX en que fue trasladado a Farfa, salvo unas reliquias que fueron a la iglesia del Santo Angel de Pescheria, Roma, ante el peligro de los sarracenos.

En 752 el papa Esteban II trasladó a esta iglesia de Pescheria las reliquias de Santa Sinforosa y sus siete hijos mártires Crescente, Julián, Nemesio, Primitivo, Justino, Estracteo y Eugenio (todos a 18 de julio). Este hecho, la antigüedad de la inscripción de Getulio en el martirologio romano y su culto le convirtieron en marido de Santa Sinforosa y padre de los siete mártires, pero eso es solo por la coincidencia de nombres de su mujer y de la mártir, y para darle importancia a la leyenda de esta.

En 1610 fue hallado un sepulcro de mármol en el que estaban mezcladas todas las reliquias de Getulio y compañeros y Sinforosa e hijos, y cuya inscripción certificaba la traslación hecha por Esteban II. Fueron en colocadas en una urna de cristal. En 1584, Gregorio XIII donó parte de las reliquias a los jesuitas, que a su vez donaron partes a algunos colegios españoles y americanos. En 1587, para evitar más expolio, se metieron las reliquias en el sarcófago de mármol y se selló.


Fuentes:
-"Las verdaderas actas de los mártires". TEODORICO RUINART. Tomo III. Madrid 1776.
-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
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