Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

San Ivo de Bretaña, abogado santo.

A imitación del Justo Juez, resplandece nuestro santo de hoy. Misericordioso, pero inflexible.

Ramón Rabre

San Ivo, inclinado ante el pobre.
San Ivo, inclinado ante el pobre.

San Ivo de Hélory, presbítero, abogado. 19 y 22 de mayo, y 27 de octubre (traslación de las reliquias).

Lo que se tiene por su primera biografía son los testimonios que se recogieron para su canonización, 27 años después de su muerte. Con el tiempo se fueron añadiendo exhortaciones piadosas, crónicas de la devoción y otros detalles. Ivo nació en Kinmartin, Treguiér, Bretaña, el 17 de octubre de 1253, de una familia noble, y piadosa, de la que aprendió la fe y el catecismo. Su madre le inculcó el horror a la injusticia, el pecado y a la lejanía de Dios. En 1267, adolescente aún fue enviado por sus padres a París, donde aprendió Artes y Teología. En estos años fue modelo para sus compañeros por su aplicación al estudio y su piedad. Sus horas libres las dedicaba a visitar enfermos en los hospitales y enseñar la doctrina a los niños. Ya graduado, pasó a Orleáns, donde estudió Derechos Civil y Canónico, con el sabio obispo Guillermo de Blaye y otros profesores que, en dichos procesos de canonización, destacaron su aplicación, modestia, caridad y ejemplaridad para con los otros alumnos. Era penitente, como para usar cilicio, ayunar frecuentemente, dormir sobre una estera y utilizar toda su vida una Biblia como almohada.

Aún muy joven, hizo un voto de castidad, desechando numerosos matrimonios que sus padres y aún su obispo le presentaron. El obispo de Rennes viendo su inteligencia y valía, y al ver que Ivo podría hacerse monje, le ordenó sacerdote y en 1280 le nombró Juez Eclesiástico de Rennes. Para su traslado a esta ciudad le envió un hermoso caballo, pero antes de partir, ya Ivo lo había vendido y repartido el dinero entre los pobres. En Rennes allí su labor más conocida: la defensa de los pobres ante los abusos de clérigos y laicos. Comenzó una labor de revisión de casos, administración de justicia y misericordia. Aplicó las leyes estrictamente, pero siempre abogando para que los ricos, nobles o abades, tuvieran piedad y perdonaran deudas y pleitos a los pobres, aunque estos no fueran inocentes: Justicia, sí, pero misericordia primero. Cuando tenía que sentenciar contra alguien, siempre reflexionaba, y hacía reflexionar a los demás, sobre el definitivo juicio y el Justo Juez que juzgaría a cada hombre al final de sus días.

En 1284, el obispo de Tréguier, Alain de Bruc, le llamó junto a sí para reformar al clero de la diócesis, aplicando el Derecho Canónico contra los rebeldes, que mantenían relaciones con mujeres, que pracitcaban la usura o la simonía. En unos años, el panorama de la diócesis había cambiado. Los sacerdotes incorregibles le temían y los buenos le amaban, porque todo delito era juzgado con severidad, pero con misericordia, desterrando el mal y la desobediencia, para consuelo de los buenos presbíteros. Aquí también continuó su obra de caridad con los pobres, a los que no cobraba nunca y a los que visitaba en la cárcel posteriormente si la sentencia les había sido adversa. Cuando los casos eran difíciles, celebraba la misa por los contendientes, como el caso en que logró, por milagro, la reconciliación de una madre y su hijo.

De 1292 a 1298 fue rector de Tresdretz , y de Lohanec, parroquias ricas y notables, en las que tampoco sirvió a los poderosos, como estos esperaban, sino a los más desfavorecidos. De esta época constan testimonios de su piedad mientras oraba o celebraba la misa, absorto en el Misterio. Sus vestidos eran pobres y remendados, salvo para los juicios, en los que lucía impecable, ya que consideraba que representaba la justicia y la misericordia del mismo Dios, de lo que se sentía indigno, por otro lado. Una tradición dice que tomó el hábito de terciario franciscano en Quimper, y de hecho en numerosas imágenes aparece con el hábito y cordón franciscanos. Era dado a la predicación sobre los juicios rectos de Dios y su infinita misericordia, llamando a ser misericordiosos, dando ejemplo en el hospicio que fundó en una propiedad que había heredado y adonde se retiró ya cansado y enfermo. Acogió allí a enfermos desahuciados y llagados, comiendo de las sobras que dejaban y lavando sus heridas personalmente. En una ocasión, no teniendo más que un pan en su casa, mandó que se lo dieran a un pobre, pero al quejarse su criado, le dio solo la mitad, quedándose la otra mitad, que jamás tocó.
De la venta trigo de sus campos, solo se quedaba lo mínimo, dejando todo para los pobres.

En otra ocasión, un campesino rico le sugirió no vendiese el grano aún, para que ganase más. El santo le contestó "ni siquiera sé si estaré vivo para entonces". Al cabo del tiempo, el rico le dijo "he ganado la quinta parte más, por haber guardado mi grano" y el santo, aludiendo al evangelio, le replicó "pues yo he ganado el ciento por uno, por haber salido pronto de él".

En la cuaresma de año 1303 ya se sintió enfermo, aunque siguió representando y aconsejando a sus hijos amados, como llamaba a los pobres. Celebró la Pascua casi sin fuerzas y el día de la Ascensión, solo pudo predicar, con lágrimas en los ojos, sostenido en el púltpito por dos fieles. Luego cayó en cama, o mejor dicho, en estera, porque esto era lo que usaba para dormir sobre el suelo. El 19 de mayo, a los 50 años, expiró dulcemente. Desde ese momento, comenzó a ser venerado por aquellos que ya lo hacían en vida. Si había velado por ellos antes, ahora más lo haría en el cielo.

Las reliquias fueron trasladadas a la catedral de Tréguier, donde cuenta aún con sólida devoción. Otra traslación la hizo Carlos de Blois, duque de Bretaña a Nuestra Señora de Lamballe. Otras se hallan en Lovaina, Gante. Su cannización fue impulsada por Juan de Monfort, duque de Bretaña, que había sido rescatado de la muerte milagrosamente gracias a la intercesión del santo. Juan XXII inició el proceso en 1330, y Clemente VI lo canonizó en 1347, y en 1348 ya se construye una iglesia-colegiata en su honor en París.

Su fiesta se marcó para el 19 de mayo, y trasladada al 22 del mismo mes. Es patrono de abogados, juristas, notarios, fiscales, jueces, magistrados y oficiales de policía, agentes judiciales, secretarios, funcionarios y en general de los puestos ministeriales. Patrón de Bretaña, Rennes y Tréguier y de la Universidad de Nantes. Se le invoca para los justos juicios, el buen fin de los litigios. Su iconografía suele presentarle con un pobre y un rico a sus pies, estando siempre el santo inclinado hacia el pobre.

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