El «sensus fidelium» está bien, pero las doctrinas no se deciden democráticamente
Fiducia Supplicans, Camino Sinodal alemán... Red de Redes aborda el «sensus fidelium» y sus límites
La Iglesia Católica acumula polémicas en los últimos años, pero no tanto con otras religiones, con ateos o con poderosas fuerzas políticas que la persigan (a lo que estaría acostumbrada), sino debates internos sobre doctrina, pastoral y organización donde cosas muy establecidas pretenden ponerse en duda.
Los distintos bandos hablan del "sensus fidelium", como asegurando que "el pueblo fiel" apoya sus propuestas. Por supuesto, se puede discutir si realmente es pueblo (y de dónde, África no es Alemania) y si realmente es fiel.
Para los sacerdotes y youtubers Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio Maria Domenech, es importante entender bien el concepto de sensus fidelium o “sentir de los fieles” y a explicarlo dedican un capítulo de Red de Redes, la catequesis desenfadada semanal que producen con la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).
¿Qué es el sensus fidelium?
El episodio arranca definiendo la cuestión: el sensus fidelium, o “sentido de los fieles”, es la capacidad que tiene el conjunto de los bautizados para discernir si algo viene de Dios o no. “Es una intuición o una percepción, y el Magisterio de la Iglesia se ha ido dando cuenta de la importancia que tiene”, apunta Jesús Silva.
“El sensus fidelium es el discernimiento de todos los fieles, del obispo al monaguillo, y nace de una conciencia moral bien formada”, añade Patxi Bronchalo.
Los presentadores citan el ejemplo del Papa Juan XXII (que vivió entre el siglo XIII y el XIV), cuya doctrina errónea sobre las almas de los difuntos (decía que los justos difuntos no veían a Dios hasta después del Juicio Final, sin juicio particular) se topó con la oposición de laicos y clero, y le llevó a retractarse.
¿El Camino Sinodal alemán es sensus fidelium?
Para Bronchalo, existe el riesgo de confundir el Sensus Fidelium con una democratización de la Iglesia o con una “sinodalidad mal entendida”, como —dice— ocurre con el Camino Sinodal alemán. “El problema —añade— es protestantizar la Iglesia”, hacerla dependiente del criterio propio de cada uno.
“Sensus Fidelium no significa que nos pongamos todos de acuerdo para elegir el contenido de la fe o cambiar cosas mal vistas por el mundo”, insiste Silva.
El sacerdote Jesús Silva con alzacuellos y sombrero vaquero en Red de Redes, la catequesis desenfadada que difunde la ACdP.
De esta manera, aunque un grupo de gente dentro de la Iglesia quiera llamar “matrimonio” a las uniones entre personas del mismo sexo, “eso no es Sensus Fidelium, porque no está conforme al Magisterio, la Tradición ni la Escritura, que son las tres frecuencias que nos permiten sintonizar con el Espíritu Santo, y con la Iglesia del pasado, presente y futuro”, explica Silva.
“La conciencia se puede formar o deformar: hay que tener en cuenta lo que Dios ha dicho, porque nosotros no inventamos la fe”, añade Bronchalo.
¿Cómo hay que “actualizar” el Evangelio?
Domenech plantea un tema polémico: “Si no nos actualizamos, nos quedamos atrás; hemos de ser capaces de transmitir al pueblo cosas que el pueblo acepte”. Silva recoge el guante: “Actualizarse quiere decir actualizar los métodos y el lenguaje, pero no el contenido, porque la verdad no puede cambiar”.
“Lo que era verdad ayer —sigue— lo es hoy y lo será mañana; la Iglesia lo que hace es iluminar desde esta única verdad nuevos aspectos, o expresarla de otros modos”.
En este sentido, Silva lamenta que algunos han asumido un “concepto erróneo de la sinodalidad”. “Lo importante —dice— no es llegar a un acuerdo, sino buscar juntos lo que Dios quiere”, porque “la sinodalidad no es una votación para cambiar la verdad sino ponernos a la escucha de qué dice el Señor”.
Domenech insiste: “La opinión de uno da igual, vale cero a la luz de la historia y los siglos; lo que hay que buscar no es opiniones, sino certezas, adecuar el pensamiento a la verdad”.
La polémica en torno a Fiducia Supplicans
Los tres sacerdotes dedican el último tramo del episodio a analizar la controversia en torno a la declaración Fiducia Supplicans, emitido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en diciembre. “En él se habla de la bendición a parejas en situaciones irregulares, o incluso del mismo sexo, y ha traído muchísimo revuelo precisamente por el sensus fidelium, porque parece que se está cambiando la doctrina, homologando el matrimonio a la homosexualidad, o diciendo que los actos homosexuales no son intrínsecamente malos”, explica Silva.
El sacerdote explica que en respuesta a este malestar han tenido que salir muchos obispos, y el propio Prefecto, a decir que “bendecimos a las personas, no a la unión”, porque la doctrina no cambia.
“El sensus fidelium es el de tantos católicos que han salido diciendo que el texto genera confusión, y ha permitido ver que en este caso se ha dado un paso en falso, con una formulación muy ambigua y donde la intención ha quedado confusa”, concluye.
El episodio concluye, como es habitual, con una tanda de recomendaciones. Patxi Bronchalo recomienda la miniserie Karol, el hombre que se convirtió en Papa, película italiana de 2005 dirigida por Giacomo Battiato, porque narra cómo san Juan Pablo II se mantuvo en la fe de Cristo en momentos de mucha adversidad.
Antonio Maria Domenech recomienda el libro Camino recto y seguro para llegar al Cielo, de 1843, de San Antonio María Claret, y Jesús Silva, conocer la vida de san Atanasio de Alejandría, que fue desterrado en varias ocasiones por defender la verdad frente al arrianismo.