Lunes, 25 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El P. Correa, también ha sufrido los ataques del demonio

Tras 36 años como exorcista: «Hay dos cosas que el demonio no aguanta: el Magníficat y el Credo»

Tras 36 años como exorcista: «Hay dos cosas que el demonio no aguanta: el Magníficat y el Credo»

ReL

“Si están siendo atacados por el demonio busquen al Señor, primero busquen al Señor, busquen asistencia en sus parroquias… En todas las diócesis, aunque no sean exorcistas, hay sacerdotes buenos… Todos podemos ser por nuestra ordenación sacerdotal, sacerdotes que ejerzamos el ministerio de liberación”, afirma con total convicción el padre Guillermo Correa Ríos, párroco de la iglesia María de la Paz, en Cartagena de Indias, Colombia, y exorcista oficial de la Arquidiócesis. El padre Guillermo, próximo a cumplir 45 años de sacerdocio, ha dado esta entrevista a Portaluz compartiendo sus vivencias en 36 años de batalla directa con los demonios, al ejercer el ministerio de la liberación.

- ¿La existencia de un exorcista en cada diócesis, es realmente necesaria, y por qué?

- En la antigüedad, en la Edad Media hasta el siglo pasado en la Iglesia en todas las diócesis debía existir uno o dos exorcistas. El siglo pasado sobre todo desde la mitad del siglo se fue como anulando un poco lo que son las liberaciones, se fue descuidando mucho y tenían la tendencia a negarlo “Eso no existe”, “Lo que no existe no es de Dios entonces no hay necesidad de eso”. Hubo como una tendencia de no nombrar exorcistas, últimamente se ha ido tomando conciencia. El padre Amorth considerado el mayor exorcista de los últimos tiempos, promovió una asociación de exorcistas y muchos exorcistas se formaron a la luz de su doctrina y de sus enseñanzas.

- ¿Cualquier sacerdote puede realizar exorcismos?

- Pues yo diferenciaría en este momento a un sacerdote que ora por liberación de un exorcista. Todos podemos ser por nuestra ordenación sacerdotal sacerdotes que ejerzamos el ministerio de liberación. La oración de liberación es para todos, se da para enfrentar acciones del demonio como opresiones o influencias no tan graves. Pero el exorcismo, el exorcismo está reservado al obispo y como el obispo usualmente no puede ejercerlo personalmente, él puede delegar en uno, dos o tres sacerdotes de la diócesis, que ejerzan a nombre de él con la autoridad de él, el don del exorcismo. O sea, el exorcismo es para personas que están poseídas por un espíritu, bajo el poder del Demonio.

- ¿Desde que fue nombrado usted exorcista oficial, cuál ha sido la tendencia respecto a posesiones demoníacas?

- Este año 2019 y en el pasado hubo casos más fuertes… hubo casos de posesión, que el Señor liberó gracias a la oración y a los sacramentos. Vi muchos casos … se han dado muchas liberaciones fuertes.

El P. Guillermo, en oración

- ¿Un caso de posesión puede ser expulsado con una sola oración de exorcismo o hay casos que requieren un proceso?

- Depende de cada exorcista. Padre Amorth enseña que el exorcismo es lento y progresivo o sea que en una sola vez no se puede. E problema es que la persona que está en una posesión demoníaca es alguien que ha ido adquiriendo como muchas ataduras, cadenas. El demonio se ha arraigado muy fuertemente a una persona y le deja muy dominado. Entonces hay que hacer mucha oración de liberación y discernimiento para ir utilizando las fórmulas y los elementos necesarios para que el demonio salga. Pero hay que ir debilitando las ataduras del demonio para poder expulsarlo, un exorcismo generalmente no se hace en un solo día.

- ¿Qué abre la puerta para una acción extraordinaria del demonio?

- Primero que todo la incredulidad, cuando uno abandona al Señor y empieza a decir: “No creo en Dios, no creo en Cristo, no creo en el demonio”. El demonio es muy vivo pues lo primero que hace es convencer a los más necios de que él no existe. Usted sabe que si él lo convence de que no existe él puede actuar con toda libertad. Lo primero es la tentación, es aceptarlo, llevarlo de Dios a la incredulidad, lo lleva a tener conceptos de Dios equivocados, como un Dios castigador, como un Dios lejano. El demonio va asentando en nosotros una desconfianza hacia Dios, donde él se siente más seguro para poder trabajar. Después de la tentación él apunta a hacernos caer al pecado, y diría al pecado mortal. Con el pecado le ha abierto las puertas a Satanás, el pecado también es una puerta o un medio que el demonio utiliza para mostrar los resentimientos, los odios y las heridas muy profundas; también pueden ser medio para que por el demonio se introduzca el alcoholismo, la drogadicción, el desorden sexual. Además de todos esos desórdenes, está el demonio, que seduce a la persona que va ingenuamente donde un brujo, un hechicero, un adivino o al espiritismo, haciéndole creer que eso no es malo, pero en realidad en todo eso no actúa ni remotamente Dios, quien actúa es el demonio porque el hechicero o el mago o el adivino está utilizando el poder del maligno, él utiliza todo eso para ir dañando a la persona y para ir apoderándose de ella.

El Credo, la profesión de fe los católicos, es una de las oraciones que más rechazan los demonios.

- ¿Usted cómo identifica que una persona realmente está siendo atacada por el demonio y no es un problema psicológico?

- Lo primero que uno debe hacer es orar mucho, uno va primero que todo interrogando, preguntando, uno tiene que ir conociendo a la persona, cuál ha sido su recorrido, como ha sido su infancia, su niñez, su juventud, si está casada, si está separada, si vive en concubinato o en adulterio. Entonces hay muchas cuestiones que uno debe preguntar para uno irse haciendo una idea concreta, también es bueno descubrir qué herida ha sufrido la persona, si ha sido muy maltratada, etc. Hay que buscar todos los elementos e interrogarla allí mismo o interrogar a la familia. La familia a veces posee datos muy concretos que la persona misma no sabe dar o no los descubre. Entonces hay que tratar en oración de adquirir el máximo de datos e irlos discerniendo a la luz del Espíritu Santo. Uno va orando, le hace una oración breve de liberación por si hay algo, a veces se sienten mal con el agua exorcizada. Es cuestión de ir muy despacio analizando muchas situaciones.

- Acaba de hablar usted acerca del agua exorcizada... ¿la acción de los sacramentales es un castigo para el demonio? ¿Sí tienen influencia los sacramentales en su experiencia?

- Los sacramentales tienen mucho poder. Han sido creados exclusivamente en función de la liberación y el exorcismo; por eso se llama agua exorcizada, sal exorcizada y aceite exorcizado. Son elementos que uno los bendice, los exorciza y eso es muy poderoso para liberar de una influencia mala o hasta (para posesos en) un exorcismo.

- ¿Usted ha padecido ataques del demonio por ejercer este ministerio?

- Claro que sí, hay momentos muy difíciles en que es tan fuerte la posesión que uno termina como oprimido. A mí me pasó una vez en un caso que un muchacho hijo de una señora de la renovación, abogado, tendría 38 años, estaba viviendo muy mal; estaba casado, pero tenía por ahí sus momentos de adulterio y presentaba unos síntomas como de locura o de influencia maligna. Entonces he tratado de hablar con él, confesarlo, le decía que se confesara, que dejara el adulterio, pero el problema seguía. Oré un día muy fuertemente, le pedí al Señor que me diera una luz. Así fue que cuando regresó a la próxima entrevista le pregunté si él había ido a donde un brujo o un hechicero y me dice: “No padre, no he ido donde un brujo pero un indio me aseguró que este anillo…” era un anillo hecho en plata, grande, con una calavera. Cuando él me dijo eso yo sentí que esa era la causa y le dije: “Creo simplemente que la causa de tu mal es ese anillo, si tú quieres liberarte tienes que quitarte ese anillo”. Con mucho gusto me lo entregó, yo le hice la liberación, se fue y nunca más sintió nada. Pero vino para mí un problema, yo sin darme cuenta cogí el anillo, lo metí en el cajón de mi mesa y se me olvidó. Al anillo le tendría que haber echado agua exorcizada, haberlo destruido y haberlo botado, pero a mí se me olvidó eso. Entonces yo empecé a sentir completa descomposición en mi cuerpo y espíritu, sentía como que me empujaban, como que me golpeaban, me maltrataban y además sentía como angustia, ira, enojo, entonces yo decía: ¿pero por qué me pasa esto? Un día que ya llevaba como un mes con eso, me fui hasta el Santísimo y le digo, aquí está pasando algo, por favor muéstrame cuál es la causa de esto. Y me vino en la oración el recuerdo del anillo. Enseguida me puse de pie, fui y le eché agua exorcizada, hice una oración de liberación y lo mandé a destruir. Sí, el demonio ataca así.

El Magnificat es una de las oraciones más temidas por el demonio. La imagen es una Visitación del P. Marko Ivan Rupnik, SJ

- ¿Qué influencia tiene la acción de la Virgen, cuando usted realiza los exorcismos?

- Hay que realizar la oración de Ella que es el Magníficat. Hay dos cosas que el demonio no aguanta, el Magníficat y el Credo. Por eso cuando hay un caso de opresión muy fuerte que raya casi con la posesión uno le dice a la persona: María es contigo, cubre tu mente con la sangre de Cristo; y uno la va llevando a que diga al Señor Jesucristo: yo te acepto como mi Dios, mi Señor, mi Salvador, me entrego a ti, renuncio al pecado, a Satanás; y llevarla a recitar el Credo. Generalmente cuando llega a Cristo, a su encarnación en María, el demonio se pone furioso y parece que fuera estrangulada la persona sobre todo en la garganta, tratando de impedir que la persona hable.

- ¿Qué mensaje les da a aquellas personas que están siendo atacadas por el demonio y que no tienen la ayuda de un exorcista?

- Si están siendo atacados por el demonio busquen al Señor, primero busquen al Señor, busquen asistencia en sus parroquias, si en su ciudad hay lugares de oración buenos métanse ahí, traten de integrarse activamente a una comunidad cristiana, católica, que sea bien sólida y que les ayude a crecer. Hablen con el párroco. Muchos párrocos no creen, pero algunos si ayudan. Y si es un caso muy grave que vayan a donde el obispo, pues el obispo tiene la obligación de proveer alguna solución… busquen un sacerdote bueno porque en todas las diócesis, aunque no sean exorcistas, hay sacerdotes buenos.

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