Muere Maggie Smith, monja, bruja en Harry Potter, alma de Downton, católica huraña, fiel en Lourdes
Este viernes ha fallecido Maggie Smith a los 89 años de edad, según informaron sus hijos Toby Stephens y Chris Larkin, ambos también actores (Chris cambió su apellido por razones profesionales). Son los dos únicos que tuvo, con su primer marido, el actor Robert Stephens, de quien se divorció en 1975. Contrajo ese mismo año matrimonio con el dramaturgo Alan Beverly Cross, y vivió con él hasta su muerte en 1998. Deja además cinco nietos.
Óscar: dos estatuillas, cuatro nominaciones
La actriz británica ha muerto "en paz" en el Chelsea and Westminster Hospital de Londres, tras una carrera que arrancó con su debut en el teatro en 1952, que enseguida empezó a simultanear con el cine.
Logró todo tipo de éxitos y premios, destacando en los Oscar con dos estatuillas (Los mejores años de Miss Brodie, 1969; California Suite, 1979) y cuatro nominaciones (Otelo, 1966; Viajes con mi tía, 1973; Una habitación con vistas, 1987; Gosford Park, 2002). La propia extensión en el tiempo de estos reconocimientos y los distintos registros que demostró en las películas galardonadas da cuenta de su talento y versatilidad.
Espíritu sin religión, religión sin espíritu: de bruja a Lady
Pero el salto cualitativo para ella, como actriz de fama universal, le llegaría ya septuagenaria gracias a su extensa participación en la saga de Harry Potter (2001-2011) y en la serie Downton Abbey (2010-2015). Encarnó a la bruja Minerva McGonagall como subdirectora de Hogwarts (inolvidable su aparición casi en el primer minuto de la primera película, como gato que sorprende a Albus Dumbledore en la misión que da inicio a la historia) y a Lady Violet Crawley en Downton Abbey, cuyo guionista, Julian Followes, católico, lo había sido también de Gosford Park, que dio a la actriz un Oscar en 2002.
Dos papeles donde Maggie Smith representó dos visiones contrapuestas de lo espiritual no sobrenatural. Desde el espiritualismo sin religión propio de esa lucha contra las fuerzas oscuras que libran los magos de Hogwarts, a la religión sin espiritualismo propia del anglicanismo pragmático del que hace gala Lady Violet del primero al último capítulo de la serie de Followes: una moral que se debate entre la rectitud, el realismo y el cinismo, pero que es en última instancia un reconocimiento a la idea del deber y del triunfo del bien y de la compasión.
Tres películas 'católicas'
Con su aspecto entrañable, era imposible para la Maggie Smith ya anciana hacer de 'mala'. Incluso hay en su filmografía tres producciones donde interpreta papeles explícitamente católicos y, a su modo, virtuosos.
En 1992 fue la superiora del convento que acoge como miembro ficticio a una ladrona en Sister Act. Una Reverenda Madre que vela con rectitud por el bien de la comunidad y alternará una razonable severidad con el cariño y la empatía ante la explosiva llegada de Whoopi Goldberg, hasta conseguir un final 'religiosamente correcto'.
En 2015 fue The lady in the van, basada en un hecho auténtico: la historia de una anciana sin techo que vivió durante quince años en una furgoneta aparcada en una calle de Londres, aprovechándose del buen corazón de un vecino que tiene que debatirse cotidianamente entre la caridad y el hartazgo. La mujer, Mary Shepherd o Margaret Fairchild -pues ambos nombres usó la persona real-, rigurosamente insoportable, es una antigua religiosa a quien obligaron a abandonar el convento por su excesiva afición a la música, pero sigue siendo una católica tan devota como huraña. Maggie Smith borda un papel que entrelaza lo dramático y lo cómico.
La última película de su filmografía fue, en 2023, The Miracle Club, donde hace de una de las cuatro amigas irlandesas que peregrinan a Lourdes en 1967. No es una película donde la fe sea esencial en el mensaje, que es más bien una historia de amistad y comprensión mutua, pero la religión está presente como un elemento positivo que forma parte de la vida de las protagonistas... incluso de aquellas que no la practican.
En los tres casos la Iglesia y sus representantes quedan razonablemente bien, incluso en sus limitaciones humanas. Ella, con sus dotes de actriz y tal vez porque algo había de ella en sus papeles, contribuyó a hacerlo creíble.