Entre la París-Chartres y Cap Missio, Marion cambió su vida
«¡Me enfureció!»: el ataque de un profesor al catolicismo despertó su fe, ahogada en sexo y drogas
La historia de Marion responde al principio a un patrón bastante frecuente: una infancia vivida en un hogar cristiano que se disuelve al llegar la adolescencia. Quedó, sin embargo, una pequeña llama de dignidad y aprecio al propio pasado que revivió de la forma inesperada que cuenta ella misma en L'1visible:
"Dios me ama con locura"
Cuando era niña, mi vida se parecía a la de Laura [Ingalls] y sus hermanas en la serie de culto La casa de la pradera. Era una vida muy sencilla y en familia, teníamos una vida de fe intensa.
Fue al llegar al instituto en Rennes cuando mi fe comenzó a derrumbarse. Empecé a salir mucho y caí en la droga y el sexo en dosis altas hasta la edad de 21 años.
“¿Tal vez soy creyente?”
En la facultad de Psicología, uno de mis profesores nos habló de cristianismo, criticando de forma muy enérgica todo lo concerniente a la educación católica. Eso me enfureció profundamente y me salí de clase.
Este episodio me impulsó a interesarme por lo que planteaba la iglesia. Comencé a ir a misa para escuchar qué le decía el sacerdote a los fieles. Llegaba temprano y la homilía me interesaba. Las palabras del sacerdote encontraban buena acogida en mí. Me dije: “¿Tal vez soy creyente?” Sin embargo, continué consumiendo drogas y a acostarme con unos y otros. Para mí, no había incoherencia en vivir lo uno y lo otro.
Fue entonces cuando mis padres me hablaron de la peregrinación de Chartres. Es una peregrinación que atrae cada año a muchos jóvenes. Sentí que tenía que ir.
“Marion, convéncete de que Dios te ama”
Al segundo día de esa peregrinación, me vuelvo y veo detrás de mí un sacerdote más o menos joven, bastante guapo, y me digo a mí misma: “¡Genial! ¡Es para mí!”
Reportaje del canal católico KTV sobre la peregrinación París-Chartres de este año.
Me acerco a él. Charlamos. Le hablo de mi vida de forma muy cruda. No fui muy cortés… Me escuchó y me respondió con una dulzura y un amor increíbles. Me dijo: “Pero, Marion, lo importante es que te convenzas de que Dios te ama, y de que te ama por lo que eres”.
Nuestra conversación se prolongó largamente. Al cabo de tres horas decidí confesarme, lo que no había hecho desde hacía mucho tiempo. Sentí entonces una paz muy grande, una paz que no había conocido desde muchos años antes.
Después de esa confesión, creí que Dios existe, que me ama con locura y que tiene un plan “genial” para que yo lo viva.
El testimonio de Marion a KTO.
A partir de esa peregrinación, dejé de consumir drogas duras y reorienté completamente mi vida: decidí caminar hacia aquello a lo que aspiraba intensamente y profundizar en mi fe en Dios.
Mis padres me hablaron de Cap Missio, una escuela de evangelización para jóvenes que dura un año. Di el paso.
“Viví una liberación”
Los primeros tres meses fue muy duro. No comprendía lo que pasaba. Al llegar el primer periodo de vacaciones, ya no podía más. Decidí hacer un retiro yo sola, en silencio. Quería algo más intenso.
Durante ese retiro, viví una oración de liberación que desbloqueó muchas cosas en mí. Fui completamente renovada. Viví una conversión increíble. Hay un antes y un después. Allí tuve un auténtico encuentro con Jesús. Eso cambió mi vida todavía más. Y el resto de aquel año fundamentó mi vida en Cristo.
Dios me llena con su amor, y cuando creo que estoy llena, ¡me llena todavía más, y más, y todavía más! Va in crescendo. Hoy tengo 24 años y tengo todavía muchas cosas que vivir: Dios no dejará nunca de mostrarme su amor. ¡Es una locura!
Traducción de Carmelo López-Arias.