Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

De familia musulmana, en un país musulmán, sin saber nada de cristianismo

Decepcionado del Islam, rezó a Dios pidiendo conocerle... y Él le guió con un sueño hacia Cristo

Decepcionado del Islam, rezó a Dios pidiendo conocerle... y Él le guió con un sueño hacia Cristo
Antonio se convenció de que el Islam estaba equivocado, oró a Dios, y Él lo guió con un sueño que se repitió 3 veces

P.J.G./ReL

Antonio es un joven formado en una familia musulmana y en un país de mayoría musulmana que cuenta su testimonio desde Italia en Cambio de Agujas, el popular programa de testimonios de conversión de HM Televisión.

Él no tenía ninguna relación con el cristianismo,  pero a los 17 años, al investigar el Islam, se convenció de que era una religión errónea. Y después, un hombre misterioso se le apareció en sueños. Son muchos los casos de musulmanes que llegan a Cristo a través de sueños como explicamos aquí en ReL.

Hacía preguntas y los imanes se enfadaban

De niño, Antonio no estaba muy implicado en asuntos religiosos. Después, "cuando cumplí los 17 empecé a practicar, a acercarme a Dios para pedirle ayuda en los exámenes de la selectividad; empecé a rezar, a leer el Corán y a frecuentar la mezquita".

A medida que leía el Corán y estudiaba los hadices (los dichos) de Mahoma, se le planteaban algunas preguntas. Pero cuando las comentaba con su abuelo, y después con los imanes, veía que en vez de dar respuestas, se enfadaban. Simplemente debía entender que el Corán era sagrado y no se podía cuestionar nada de ninguna manera. Ante sus preguntas, un imán incluso le echó de la mezquita y le prohibió volver nunca.

"Yo no quería hacer daño; yo era sincero, sólo buscaba saber las respuestas", explica Antonio. Decidió pedir una cita con un profesor universitario experto en la sharia, la ley islámica. No detalló de qué quería hablar exactamente. Cuando se reunieron y él planteó sus preguntas, el profesor se enfadó, llamó al servicio de seguridad y los guardias lo expulsaron del recinto.

"¿Por qué todos, absolutamente todos, tienen miedo de hablar, de discutir?", se preguntaba Antonio. Suponía que el Islam seguía siendo la religión correcta, y que, simplemente, toda esta gente estaba equivocada y no sabía responder.

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El Islam se equivoca, pero Dios sí existe

Decidió volcarse a buscar en las webs islámicas de Internet, "en vez de estudiar mis asignaturas del instituto". Y su conclusión, después de mucho leer y buscar, fue que el Islam no podía ser una religión correcta, verdadera.

"Yo creía que había un Dios, pero no sabía Quién era ese Dios", explica. "Hice una oración muy sencilla pero que salía de mi corazón. Antes de ir a dormir, dije: 'Dios, yo sé que Tú existes, que me oyes y escuchas, pero yo no te oigo, no te conozco. Quisiera conocerte, verte, experimentarte en mi vida'".

Un sueño maravilloso, un hombre con corona

Esa misma noche tuvo un sueño muy especial. "Vi una persona que llevaba una corona, una túnica blanca y roja, y que detrás de él había mucha luz. Era maravilloso. No le pregunté nada, no hablamos. Después, él se fue. Cuando desperté no lo comenté con nadie de mi familia, tenía miedo que se rieran de mí".

Dos noches después, volvió a soñar con esa misma persona. Pero esta vez Antonio le abordó con preguntas. "¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Eres un rey y un profeta?" Él no respondía.

El hombre de túnica y corona volvió dos noches después, otra vez. "Me daba paz, serenidad". A la tercera vez decidió comentarlo con su madre. "Seguramente es el profeta Mahoma: como te has ido del Islam, ha venido para hacerte regresar", le dijo su madre.

Pero Antonio respondió que no podía ser, porque este personaje llevaba corona, debía ser un rey, y Mahoma no es un rey. Además, "venía con luz, y Mahoma nunca ha venido con luz", argumentaba él.

El mismo hombre, en una imagen de Internet

Pasaron tres meses sin más sueños, enfrascado en sus estudios de instituto. Pero un día, navegando por Internet, vio una imagen de un hombre con corona, que era el de sus sueños. Escribió un mensaje a la mujer que había subido esa imagen a Internet.

- ¿Qué representa esa imagen? -preguntó el joven.
- Es Jesucristo. ¿Por qué preguntas? -dijo ella.
- Lo he visto en mis sueños -dijo él.
- ¿En tus sueños?
- Sí, incluso tres veces.
- ¡Aleluya! ¡Aleluya! El Señor te ha escogido. Jesús te ama - exclamó ella.
- ¿Qué dices? No entiendo nada. ¿Quién es Jesús y por qué me ama? ¿Qué hace por mí?

Ella le explicó quién era Jesús, cómo vino a salvar a los hombres de la muerte y del pecado para llevarlos con Dios.

Y Antonio empezó a leer la Biblia y a investigar sobre el cristianismo. Pasaba horas ante el ordenador cada día para saber más sobre "este Jesús maravilloso", y sobre los apóstoles y los mártires. Y llegó a una conclusión: "Este es el camino correcto, estas personas son creíbles. Yo también quiero ser cristiano".

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Bautizarse en un país musulmán

Empezó a visitar iglesias de su país, católicas y ortodoxas. Trabó amistad con algunos cristianos. No era fácil, dice, porque en países de mayoría musulmana esas amistades tienen sus límites. "A tu amigo musulmán no lo puedes invitar a la iglesia", explica. Conoció a casi todos los sacerdotes de su ciudad, pero las leyes del país impedían que le bautizaran.

Finalmente un sacerdote accedió a bautizarle. "Fue muy hermoso. Cuando salí de la iglesia me pareció de verdad que yo era un hombre nuevo. Me sentí muy distinto", recuerda.

Su padre le dio una paliza... y él incluso sonreía

Un día su padre leyó toda la conversación que Antonio mantenía por Internet con aquella señora que le explicaba la fe. "Se enfadó mucho, y se sintió muy herido. Para él era una deshonra, una tragedia. Mi padre me ató y me golpeó durante 8 horas, desde las 8 de la tarde a las 4 de la madrugada. Y yo me acordaba del Via Crucis, de los sufrimientos de Jesús. Era como si yo caminase junto con él. Yo incluso estaba un poco sonriente. Y mi padre me decía: 'te estoy azotando, no debes sonreír'. Él no entendía ese amor, esa relación con Jesús".

En la universidad, sus amigos musulmanes se extrañaban de que tuviera tantos amigos cristianos. Cuando supieron que era cristiano en secreto, dejaron de tratarse con él. "Ninguno de ellos me hablaba ya y luego fueron mis enemigos". En casa no podía hablar ni comer con ellos... sólo podía buscar sobras en la cocina después de que los otros comieran. La familia tenía una asistenta, pero tras la conversión ella tampoco le servía, y si encontraba objetos religiosos los llevaba a su padre.

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Emigró a Italia y anima a vivir la fe

Antonio más adelante pudo emigrar, primero a Líbano, donde hay más libertad para los cristianos, y después a Italia.

Antonio tardó un tiempo en perdonar a su padre: lo hizo hace dos años, durante unos ejercicios espirituales para jóvenes. A otros jóvenes les dice: "aquí tenéis oportunidad de vivir la fe e ir a misa, aprovechadla".

Recuerda cuando leía la Biblia en el teléfono debajo de la manta, para que no le vieran, cómo recordaba el historial de Internet en su ordenador. "Merece la pena porque el Señor Jesús murió por nosotros y podemos darle lo mínimo de nuestra vida. Siento que tengo el encargo de hacer más cosas", concluye.

Lea más sobre casos de musulmanes que llegan a Cristo a través de sueños aquí en ReL.

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