Este sacerdote coreano recuerda la fuerza del santo polaco en su visita a Corea
Era un niño no católico pero ver a Juan Pablo II le dejó admirado: «Fue el germen de mi conversión»
Este jueves 22 de octubre la Iglesia celebra la festividad de San Juan Pablo II, el Papa que marcó a varias generaciones durante su largo pontificado (1978-2005) y su posterior legado. Muchas conversiones así como vocaciones a la vida religiosa y también matrimonial se han visto ayudadas y potenciadas gracias al santo polaco, ya sea de manera directa o gracias al importante magisterio que ha dejado al mundo entero.
Una de estas vocaciones en las que San Juan Pablo II ha tenido una influencia fundamental es la de Emiliano Hong, un sacerdote de Corea del Sur que no era católico sino de origen protestante y confucionista, y que quedó marcado siendo niño con la histórica visita de San Juan Pablo II en 1984 a su país.
El "germen" de su conversión
“Juan Pablo II es el comienzo del germen de mi conversión”, relataba el ahora sacerdote. Emiliano se trasladó después de ese viaje a Argentina junto a su familia donde finalmente acabarían convirtiéndose al catolicismo. Él empezaría posteriormente su ministerio sacerdotal allí y después volvió a Corea del Sur, donde ejerce actualmente.
El viaje de Juan Pablo II a Corea congregó a cientos de miles de personas
“Mis abuelos eran de religión confucionista, eso significa que son ateos, tomaban al cristianismo como algo venido de Occidente, como una especie de invasión cultural, no les gustaba mucho la idea. También en mi familia hay cristianos”, afirmaba Emiliano en una entrevista con la Universidad Austral de Argentina.
El histórico viaje de Juan Pablo II
De hecho, sus padres eran protestantes y él también. Pero aún no siendo católico la figura de Juan Pablo II le cautivó desde aquel viaje a su país. Recuerda que “me contaron quién era el Papa, qué iba a hacer a Corea. Fue como la primera vez en la que la sociedad coreana se dio cuenta de que la Iglesia Católica existía en mi país. Me dieron muchas fotos de Juan Pablo II pero me dediqué a pintarle bigotes”.
Pero la visita del Papa polaco despertó en el pequeño Emiliano cierta curiosidad. En aquella visita se canonizó también a los mártires de Corea y uno de ellos era ascendiente de este niño. Aquel fue su primer contacto con el catolicismo. Pudo ver cómo era una misa, qué era un mártir y por qué se les declaraba santos. “Presencié la canonización por televisión sin saber quién era el Papa, sin saber qué era una misa. No sabía nada. Nunca había visto cosa más excéntrica, y más rara. Me impresionó la piedad, el ambiente familiar que se vivía entre los católicos, cosa que no había visto entre los protestantes”, afirmaba.
Emiliano, el día de su ordenación sacerdotal
Su conversión en Argentina
Lo que más le impresionó de aquella visita –afirmaba- fue el gran esfuerzo que hizo el Papa para conocer la cultura y por intentar decir frases en coreano. Emiliano explicaba que “nos habían visitado muchos líderes del mundo pero ninguno había hecho tanto esfuerzo como el Papa para adaptarse a la forma del país. Se hizo uno más. Eso me llamó la atención”.
Este germen ya estaba en su familia, y cuando emigraron a Argentina la conversión al catolicismo fue mucho más sencilla. “Me convertí con mi familia cuando tenía 13 años, al llegar a Argentina. Nos hicimos amigos de unos vecinos y nos enteramos de que había una parroquia en donde se celebraba la misa en coreano así que empezamos a ir y nos dieron la preparación y la catequesis”, relataba.
Fue en la universidad, y gracias al acompañamiento de un sacerdote de su barrio, cuando sintió la llamada de Dios a dejar todo para ser sacerdote. Y así hasta hoy. En Roma, donde estudió en la Universidad de la Santa Cruz, pudo conocer a San Juan Pablo II, momento que nunca olvidará.
"Conquistó el corazón de los jóvenes"
“Estaba tan nervioso que le quería contar un montón de cosas, y sólo le pude contar algunas: que venía de Corea, que lo había visto en el año 84, que era converso porque era protestante. Le pedí que rezara por la Iglesia en Corea. Juan Pablo II me hizo una señal de la cruz en la frente. Me recibió con muchísimo cariño, se detuvo mucho rato conmigo porque los demás eran más o menos normales, había algunos españoles, italianos que estaban estudiando allí. Yo era un poco el exótico. En ese encuentro me di cuenta con más claridad que era padre. Me acogió”, señalaba este sacerdote.
Para el padre Emiliano, la visita de Juan Pablo II y la canonización que hizo de los mártires coreanos supuso el despegue de la Iglesia en aquel país. En 1984 había un millón de católicos y y 25 años después de aquel histórico momento son casi 6 millones, lo que supone un aumento de la Iglesia de más de 230.000 católicos al año.
Para este religioso, Juan Pablo II “conquistó el corazón de los jóvenes. Llegó a ellos por la forma en que se dio y se volcó. Se hizo entender”. Además, destacó de él su pasión por la verdad. “Si la ciencia lleva a la verdad nos termina llevando a Jesucristo. Juan Pablo II no tuvo ningún miedo, ningún pudor en tocar temas políticamente incorrectos, si se pueden llamar así, como por ejemplo el tema de la evolución, de la ciencia o del descubrimiento de los orígenes del cristianismo. El Papa fomentó mucho que se investigara eso porque no tenía ningún miedo a la verdad”.