Francisco consigue disuadir a una mujer atacada con ácido que tenía fecha para la eutanasia
El encuentro de Consuelo del Socorro Córdoba con el Papa este sábado en la nunciatura de Bogotá le ha salvado la vida. Literalmente. Tenía programada para el 29 de septiembre una eutanasia, a la que se había decidido a causa de las graves dolencias que padece tras sufrir un ataque con ácido en 2001. Ha sido sometida a 87 cirugías y le quedan 6 más, pues solo puede ingerir alimentos líquidos. Además, padece una toxoplasmosis cerebral. Francisco la ha convencido de seguir viviendo, según relató ella misma a la CNN en español.
"Gracias a Dios se pudo dar este milagro de que yo pudiera estar acá”, explicó: “Yo fui la primera en la fila y la primera que saludó fue a mí. Me abrazó, le entregué el regalo. Estoy feliz, le dije que me iba a hacer la eutanasia, que me ayudara, y me dijo que no, que no iba a hacer eso. Que no lo iba a hacer. Me dijo que yo era muy valiente y que muy linda”, explicó ante los micrófonos.
Este encuentro con Francisco la “cambió totalmente": "Ahora sí quiero vivir y necesito que el mundo entero lo sepa, que quiero vivir y que me ayuden con sus donaciones".
La mujer mostró la carta con la intervención programada para matarla: "Pero ya no me la voy a hacer más porque Dios va a traer cosas grandes a mi vida”, dijo, además de pedir ayuda para hacer frente a los gastos y a sus pobres condiciones de vida: "Quiero soñar con muchas cosas: techo, negocio, casa, de todo, porque ya no voy a morir”.
Al Papa, concluyó, “le regalé mi corazón y le compré una cosa hermosa como un corazón lindo".
"Gracias a Dios se pudo dar este milagro de que yo pudiera estar acá”, explicó: “Yo fui la primera en la fila y la primera que saludó fue a mí. Me abrazó, le entregué el regalo. Estoy feliz, le dije que me iba a hacer la eutanasia, que me ayudara, y me dijo que no, que no iba a hacer eso. Que no lo iba a hacer. Me dijo que yo era muy valiente y que muy linda”, explicó ante los micrófonos.
Este encuentro con Francisco la “cambió totalmente": "Ahora sí quiero vivir y necesito que el mundo entero lo sepa, que quiero vivir y que me ayuden con sus donaciones".
La mujer mostró la carta con la intervención programada para matarla: "Pero ya no me la voy a hacer más porque Dios va a traer cosas grandes a mi vida”, dijo, además de pedir ayuda para hacer frente a los gastos y a sus pobres condiciones de vida: "Quiero soñar con muchas cosas: techo, negocio, casa, de todo, porque ya no voy a morir”.
Al Papa, concluyó, “le regalé mi corazón y le compré una cosa hermosa como un corazón lindo".
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