El murciano Ginés Pérez Almela se ordena después de 34 años de docencia y dedicación a los jóvenes
El murciano de 59 años Ginés José Pérez Almela se ordena sacerdote este domingo 3 de septiembre en el santuario de Torreciudad, tras dedicarse más de treinta años a la enseñanza y con una vida volcada en la formación de la juventud. Este diácono quiere ser “una persona alegre y acogedora, enamorado de Cristo, que explique bien las cosas y contribuya a la misión de la Iglesia”.
La docencia ha sido y es la pasión de Ginés, que cursó Magisterio y Pedagogía, con 34 años de trabajo en el colegio Monteagudo, de Murcia, donde ha ocupado varios trabajos y donde considera que se ha “formado profesionalmente”.
Ginés, siempre con una guitarra cerca, senderista, lector y cinéfilo, tiene tres hermanos, y está muy a gusto entre los jóvenes. La Asociación Juvenil Ribera, en Murcia, ha sido “un lugar privilegiado para ayudar a tantos a ser buenas personas, creyentes, buenos ciudadanos”. Desde que formara parte del Opus Dei como Agregado en 1975 ha contribuido a la formación cristiana de cientos de chicos: “Ahora muchos me felicitan, rezan y me piden que les atienda en los sacramentos y en el acompañamiento espiritual personal”.
Hacen falta sacerdotes
Ginés destaca que en su decisión de ordenarse ha influido “la falta que hay de sacerdotes y el gran bien que puede hacer un buen sacerdote”.
En cuanto a la edad en la que llega a la ordenación, Ginés explica que “Dios llama cuando quiere y a quien quiere, por tanto la edad no es importante. Hay que responder a las llamadas de Dios, a Él nunca se le hace tarde. Por tanto, aquí estoy para contribuir, con la gracia de Dios, a la misión de la Iglesia: la salvación de todos los hombres”.
Testimonio de alegría
Con la lectura y reflexión de los textos del Papa Francisco y de san Josemaría Escrivá, Ginés piensa que “los sacerdotes son necesarios siempre en la Iglesia”, sacerdotes piadosos, doctos, alegres y deportistas. Sacerdotes cien por cien, entregados a su ministerio. Evidentemente, muchos sacerdotes que se esfuercen por ser así son un gran bien para la Iglesia”.
La docencia ha sido y es la pasión de Ginés, que cursó Magisterio y Pedagogía, con 34 años de trabajo en el colegio Monteagudo, de Murcia, donde ha ocupado varios trabajos y donde considera que se ha “formado profesionalmente”.
Ginés, siempre con una guitarra cerca, senderista, lector y cinéfilo, tiene tres hermanos, y está muy a gusto entre los jóvenes. La Asociación Juvenil Ribera, en Murcia, ha sido “un lugar privilegiado para ayudar a tantos a ser buenas personas, creyentes, buenos ciudadanos”. Desde que formara parte del Opus Dei como Agregado en 1975 ha contribuido a la formación cristiana de cientos de chicos: “Ahora muchos me felicitan, rezan y me piden que les atienda en los sacramentos y en el acompañamiento espiritual personal”.
Hacen falta sacerdotes
Ginés destaca que en su decisión de ordenarse ha influido “la falta que hay de sacerdotes y el gran bien que puede hacer un buen sacerdote”.
En cuanto a la edad en la que llega a la ordenación, Ginés explica que “Dios llama cuando quiere y a quien quiere, por tanto la edad no es importante. Hay que responder a las llamadas de Dios, a Él nunca se le hace tarde. Por tanto, aquí estoy para contribuir, con la gracia de Dios, a la misión de la Iglesia: la salvación de todos los hombres”.
Testimonio de alegría
Con la lectura y reflexión de los textos del Papa Francisco y de san Josemaría Escrivá, Ginés piensa que “los sacerdotes son necesarios siempre en la Iglesia”, sacerdotes piadosos, doctos, alegres y deportistas. Sacerdotes cien por cien, entregados a su ministerio. Evidentemente, muchos sacerdotes que se esfuercen por ser así son un gran bien para la Iglesia”.
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