Una curación y una imagen taoísta que se rompió
Les ha costado 50 años decidirse pero por fin se bautizaron las chicas Leung: abuela, hijas y nieta
La pasada Vigilia Pascual, en este año 2017, en la catedral de San Esteban (cathedralofststephen.org.au) en Brisbane, Australia, se bautizaron en la fe católica tres generaciones de una misma familia: la abuela, Patricia, la madre Joanna y la hija (o nieta), la pequeña Alexandra.
Patricia y su familia eran de religión taoísta cuando llegaron a Australia procedentes de China hace medio siglo. Patricia tenía entonces 12 años, según explica a The Catholic Leader. Desde entonces acudió a escuelas católicas y siempre mantuvo contactos con entornos católicos. Pero no pensó en bautizarse hasta hace un par de años, cuando le diagnosticaron un cáncer de colon.
También su hija Joanna se formó en una escuela católica y de hecho como adulta joven empezó las clases de iniciación cristiana para adultos, pero apareció una oferta de trabajo en Hong Kong, emigró allí durante unos años y se aplazó todo el proceso.
"Aprendimos la religión, estábamos con gente católica, pero nunca lo formalizamos ni nos bautizaron de bebés", explica Joanna.
Rezando en el hospital a Santa Mary MacKillop
Cuando la abuela, Patricia, estaba en el hospital recibiendo tratamientos, recibía visitas de una religiosa josefita, Sor Patricia Vines, que la acompañaba y la animaba a rezar pidiendo la intercesión de Santa Mary MacKillop, una fundadora australiana, la primera santa del país, canonizada por Benedicto XVI. Patricia, la abuela, había sido colaboradora de la biblioteca de la escuela de las religiosas josefitas durante 14 años.
Santa Mary MacKillop (18421909),
también llamada Santa María de la Cruz
Santa Mary MacKillop también sufría problemas intestinales, según sus biografías. La religiosa dio un librito sobre la santa a la abuela, quien lo colocaba sobre su estómago y pedía ser sanada.
Hoy los médicos dicen que ella está curada de cáncer.
Este proceso de ser acompañada y luego curada convenció a Patricia. "Me sentí muy amada y me dije que un día tenía que hacerme católica".
La diosa taoísta cayó y se rompió
En 2001, otra hija de la familia Leung, Rachel, hermana de Joanna, se hizo católica tras un proceso de 7 años acercándose a la fe. Ella explica que su madre tenía aún dudas durante el proceso de acercamiento a la fe, cuando ya había empezado las clases de catequesis.
Pero un día, en casa, la imagen taoísta de Yin Pu Sa, diosa taoísta de la compasión, se rompió cuando todo el altar doméstico cayó al suelo sin motivo aparente. Rachel comentó a su madre que parecía una señal de Dios para confirmarla en su camino.
En la Vigilia Pascual la abuela, la hija y la nieta, Alexandra, se bautizaron, confirmaron y comulgaron. Patricia escogió como santa patrona a Santa Mónica, madre de San Agustín, "porque soy madre y abuela".
A misa en familia en la catedral
Joanna señala que cuando se apuntaron a las catequesis de iniciación para adultos al principio acudían bastantes aspirantes, pero al final quedaron solo ellas tres perseverando, así que el bautizo fue un asunto muy familiar. Acuden a misa juntas a la catedral, donde ya son parroquianas regulares. Y dan un consejo para animar a más personas: "Aunque sea tarde en la vida, ¡nunca es demasiado tarde!"
(Siempre hay alguien que lo deja para más tarde: aquí, la historia de una señora que se bautizó a los 99 años porque "creí que ya era el momento")
Patricia y su familia eran de religión taoísta cuando llegaron a Australia procedentes de China hace medio siglo. Patricia tenía entonces 12 años, según explica a The Catholic Leader. Desde entonces acudió a escuelas católicas y siempre mantuvo contactos con entornos católicos. Pero no pensó en bautizarse hasta hace un par de años, cuando le diagnosticaron un cáncer de colon.
También su hija Joanna se formó en una escuela católica y de hecho como adulta joven empezó las clases de iniciación cristiana para adultos, pero apareció una oferta de trabajo en Hong Kong, emigró allí durante unos años y se aplazó todo el proceso.
"Aprendimos la religión, estábamos con gente católica, pero nunca lo formalizamos ni nos bautizaron de bebés", explica Joanna.
Rezando en el hospital a Santa Mary MacKillop
Cuando la abuela, Patricia, estaba en el hospital recibiendo tratamientos, recibía visitas de una religiosa josefita, Sor Patricia Vines, que la acompañaba y la animaba a rezar pidiendo la intercesión de Santa Mary MacKillop, una fundadora australiana, la primera santa del país, canonizada por Benedicto XVI. Patricia, la abuela, había sido colaboradora de la biblioteca de la escuela de las religiosas josefitas durante 14 años.
Santa Mary MacKillop (18421909),
también llamada Santa María de la Cruz
Santa Mary MacKillop también sufría problemas intestinales, según sus biografías. La religiosa dio un librito sobre la santa a la abuela, quien lo colocaba sobre su estómago y pedía ser sanada.
Hoy los médicos dicen que ella está curada de cáncer.
Este proceso de ser acompañada y luego curada convenció a Patricia. "Me sentí muy amada y me dije que un día tenía que hacerme católica".
La diosa taoísta cayó y se rompió
En 2001, otra hija de la familia Leung, Rachel, hermana de Joanna, se hizo católica tras un proceso de 7 años acercándose a la fe. Ella explica que su madre tenía aún dudas durante el proceso de acercamiento a la fe, cuando ya había empezado las clases de catequesis.
Pero un día, en casa, la imagen taoísta de Yin Pu Sa, diosa taoísta de la compasión, se rompió cuando todo el altar doméstico cayó al suelo sin motivo aparente. Rachel comentó a su madre que parecía una señal de Dios para confirmarla en su camino.
En la Vigilia Pascual la abuela, la hija y la nieta, Alexandra, se bautizaron, confirmaron y comulgaron. Patricia escogió como santa patrona a Santa Mónica, madre de San Agustín, "porque soy madre y abuela".
A misa en familia en la catedral
Joanna señala que cuando se apuntaron a las catequesis de iniciación para adultos al principio acudían bastantes aspirantes, pero al final quedaron solo ellas tres perseverando, así que el bautizo fue un asunto muy familiar. Acuden a misa juntas a la catedral, donde ya son parroquianas regulares. Y dan un consejo para animar a más personas: "Aunque sea tarde en la vida, ¡nunca es demasiado tarde!"
(Siempre hay alguien que lo deja para más tarde: aquí, la historia de una señora que se bautizó a los 99 años porque "creí que ya era el momento")
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