El testimonio de retorno a la Iglesia y virtud en amistad y castidad de Hudson Byblow
Sufrió abuso, se ató al porno y a la vida gay... pero hoy propone la virtud, la castidad y la fe
Hudson Byblow vivía la vida gay, pero cuando tenía ya veintimuchos años escuchó a un activista gay decir algo que le hizo pensar: “dijo que el ambiente juega un papel en el desarrollo de nuestras atracciones”. Es decir, cuando uno siente atracción por el mismo sexo, no es (o al menos no es sólo) cuestión de “haber nacido así”.
“Todo lo que yo leía en internet me decía que si experimentaban esa atracción, eras gay, que es ‘lo que eres’. Pero pensé: ‘un momento, yo no elegí esas atracciones, pero sí puedo elegir cómo me percibo a mí mismo’”.
Y él, que había estado considerando una posible transexualidad, siguió pensando: “podría percibirme como un unicornio, pero eso no cambia el hecho de que soy un varón XY. Si desentierran mi cadáver enseguida verán que soy un varón. No puedo escapar de la naturaleza”.
Estas ideas le llevarían a una conclusión. Ante todo, uno es persona. “Tus atracciones o apetitos no definen lo que eres”, afirma. Y no mucho tiempo después llegó a otra conclusión que hoy explica a quien quiere escuchar: los activistas LGTBQ+ tratan de incorporar entre los suyos a cualquier persona con dudas, a personas con un “deseo natural de encajar y pertenecer”.
“Nuestra cultura plantea que si te cuestionas algo, es que ya estás en el espectro LGBTQ”, protesta Hudson. “Esta cultura no ayuda a que la gente entienda que puedes vivir una vida plena fuera del discurso LGTB”.
Hudson Byblow insiste en que se puede llevar una vida plena creciendo en virtud, castidad y relación con Dios, siendo fiel a la enseñanza de la Iglesia sobre sexualidad
Una infancia católica pero con heridas
Hudson Byblow se educó en una familia católica de Canadá que iba a misa los domingos y estudió en un colegio católico. Se alejó de la fe en su adolescencia y entró en una vida de excesos. Acumuló heridas emocionales y abrazó la vida gay.
Pero en la época en que se puso a reflexionar, le invitaron a unos encuentros católicos en Edmonton y se reencontró con la Iglesia y su propuesta: la vida de santidad con Cristo y crecer en virtud. Incluyendo la virtud de la castidad. Eso es lo que propone hoy a todos, ya con 37 años, católico firme y miembro del apostolado Courage, que propone la amistad, la castidad, la virtud y el servicio a personas que experimentan atracción por el mismo sexo.
Un primer paso es tomar conciencia del ambiente y las experiencias del pasado que le han podido marcar a uno. Hudson señala unas cuantas:
- Cuando tenía 9 años murió su mejor amigo varón; lloró 3 días y construyó muros emocionales para nunca volver a sentir una pérdida así
- Siendo niño, vio pornografía en televisión en un programa “de después de cenar”; le impactó, le hizo más introvertido y temeroso de relacionarse con otros
- En el vestuario deportivo de los chicos, se metían con él y lo tenían aterrorizado; “si ser chico significaba eso, yo no quería formar parte”
- “Entendí pronto que yo no era bueno en cosas ‘de chicos’; me fui a cosas más ‘de chicas’ esperando tener más éxito”; pasaba más rato con las chicas y saltaba a la comba con ellas
- Un día de San Valentín, en la escuela, nadie le dedicó una felicitación (excepto su maestra); “se me ocurrió una pregunta: ¿por qué nadie me quiere amar?”
- A los 13 años ya se volcó en las fiestas y el alcohol
- A los 15 años se vestía de chica y consumía mucha pornografía; “intentaba volver a sentir un subidón, como mis primeras veces”
- Buscando más autoestima, tuvo relaciones sexuales con varias chicas
- Y al final de su adolescencia, un hombre adulto abusó sexualmente de él; así lo inició en el sexo gay; él estaba aterrorizado, pero su cuerpo reaccionaba a la estimulación sexual así que, como tantas otras víctimas de abuso homosexual, pensó “¿será que debo ser así?”
- A principios de su veintena, buscando más porno, pasó a la pornografía transexual, y de ahí a la homosexual; abrazó ya plenamente la vida gay
Él había buscado la aceptación de sus iguales, de los otros niños, y al no encontrarla buscó entre las chicas y luego siguió buscándola, sexualmente, entre los hombres. Era un lobo perdido buscando una manada a la que pertenecer.
Dios ama a cada uno y la Iglesia es una familia para crecer
En las clases católicas a las que fue en el Colegio Saint Joseph de Edmonton, replanteó su situación. “¿Soy una sexualidad con una persona, o soy una persona con una sexualidad? Ser una persona va antes”, entendió. Y si Dios ama a cada ser humano, él era, entendió, un hijo amado de Dios. Y la Iglesia es una familia de hermanos que buscan lo mismo: crecer en santidad y virtud con Cristo.
Él es hoy maestro y predicador laico. Dice que su atracción por el mismo sexo o sus preguntas sobre identidad sexual han pasado a un lugar muy secundario, porque lo primero es crecer en virtud con Cristo. Su experiencia es que al esforzarse y perseverar en una vida de castidad con Dios, su vida interior ha ido cambiando, incluso bastante rápido.
“Cuanto más buscaba la virtud, menos deseaba la lujuria. Las tentaciones siguen ahí, pero cada vez deseo menos caer. El resultado sorpresa de esto es que mi atracción por el mismo sexo ha disminuido. También las relaciones románticas. Me sorprendió, pero hoy veo que va relacionado con el aumento de confianza en mi masculinidad. Se fue desarrollando con mi autocontrol después de practicar la castidad un tiempo. ¿La inclinación transgénero? Se desvaneció cuando entendí que no necesitaba ‘escapar’ de ser un hombre. Me di cuenta después de perseverar en buscar la virtud bastante tiempo”.
La frase del Catecismo que dice que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados” le parece bien”. “Refleja lo que ha puesto el Autor en la Creación”, dice. Apunta a la plenitud que ofrece “el Divino Artista, la complementariedad de varones y mujeres”, “está fisiológicamente escrito, en el propósito biológico de nuestra sexualidad”.
La perseverancia en la castidad y las otras virtudes nunca será fácil, ni para las personas con atracción homosexual ni para el resto, pero es el camino que propone la Iglesia. “Es sólo buscando una auto-honestidad más profunda como llegué aquí”, dice Hudson. Esto es lo que explica en sus charlas por Canadá, Estados Unidos y en internet (por ejemplo, aquí en GranInMedia).
En este vídeo, la historia de Hudson en inglés
Las personas interesadas en el apostolado Courage de amistad católica y castidad para personas con atracción por el mismo sexo pueden saber más aquí