Los cambios de identidad sexual no siempre perduran
Alexis Arquette volvió a presentarse como hombre en sus últimos años: «El género es una m...», decía
"El género es una m... Ponerse un vestido no cambia nada biológicamente, ni tampoco un cambio de sexo... Es físicamente imposible una reasignación de sexo. Todo lo que puedes hacer es adoptar características superficiales, pero la biología nunca cambia": éstas fueron algunas de las opiniones manifestadas por Alexis Arquette (1969-2016) a su amigo Sham Ibrahim, tal como éste mismo confió a The Hollywood Reporter a raíz de su muerte, el pasado 11 de septiembre.
Alexis Arquette tenía 47 años y murió a consecuencia de un infarto. Llevaba 29 años luchando contra el virus del sida y en el año 2000 se había sometido a un cambio de sexo. Entonces Robert, nacido varón y actor, pasó a ser Alexis y a presentarse como actriz y activista de la causa LGBTI.
Formaba parte de una familia de actores de ya tres generaciones, cuyos miembros más destacados han sido sus hermanas mayores Rosanna (Buscando a Susan desesperadamente, Pulp Fiction) y Patricia (Oscar en 2014 a la mejor actriz de reparto por Boyhood), quiene estuvo casada con Nicolas Cage.
Aunque participó en algunas películas de éxito (La novia de Chucky, Pulp Fiction), Alexis no alcanzó el renombre cinematográfico de sus cuatro hermanos, pero sí se había convertido en un icono del lobby transexual.
Pulp Fiction y La novia de Chucky, dos papeles de Alexis Arquette cuando era Robert.
Y como tal ha sido celebrado a su muerte. De hecho, la familia pidió que en vez de enviarse flores a su sepelio, se entregase el dinero equivalente a organizaciones LGBTI.
Sin embargo, en su certificado de defunción figura como hombre, y su hermano Richmond, al anunciar su fallecimiento, le mostró su amor aludiendo a la problemática de su "género": "Nuestro hermano Robert, que se convirtió en nuestro hermano Alexis, que se convirtió en nuestra hermana Alexis, que se convirtió en nuestro hermano Alexis". Y es que, según The Hollywood Reporter, "en 2013, en medio de crecientes complicaciones de su salud, empezó a presentarse a sí misma [sic] de nuevo como hombre".
¿Y si la identidad de género vuelve a cambiar después de una cirugía?
En realidad esta circunstancia en el caso de Alexis Arquette (quien, por otro lado, en modo alguno cuestionó sus cambios ni su activismo pro LGTBI) no es infrecuente, y fundamenta la resistencia de muchos especialistas a llevar a cambio operaciones de cambio de sexo, en particular en menores de edad.
Son conocidos los casos de David Reimer (sometido a una auténtica carnicería quirúrgica tras ser sometido a operaciones y tratamientos desde que nació) o, narrado por él mismo, el de Walt Heyer, quien precisamente a raíz de la muerte de Alexis Arquette escribió un artículo en The Public Discourse alertando de que "las identidades de género no son siempre permanentes".
En él cuenta el caso de una persona que acudió a él buscando consejo, Dave, que él mismo explica:
"Pasé a ser mujer poco antes de los 20 años y cambié mi nombre poco después de cumplirlos, hace más de diez años. Pero no funcionó. Ahora sólo siento descontento en el papel de mujer. Se me dijo que mis sentimientos transgénero eran permanentes, inmutables, físicamente asentados de manera profunda en mi cerebro, y que NUNCA podría cambiar, y que la única forma de encontrar la paz sería convertirme en mujer. El problema es que ya no tengo esos sentimientos. Cuando empecé a visitar a un psicólogo hace algunos años para que me ayudase a superar algunos traumas infantiles, la depresión y la ansiedad comenzaron a disminuir... pero también lo hicieron mis sentimientos transgénero. Así que hace dos años empecé a contemplar la posiblidad de volver a mi género de nacimiento, y creo que debo hacerlo. No tengo dudas: ¡quiero ser un hombre!".
Los sentimientos no justifican la cirugía
Su testimonio nos enseña, dice Heyer, lo que él aprendió con su propia vida: "Los sentimientos transgénero no son permanentes ni inmutables ni profundamente asentados en el cerebro. Los sentimentos, por poderosos que sean, no justifican tomar hormonas ni someterse a cirugía". Porque, añade, "no todo lo que hacen los cirujanos para cambiar de género puede deshacerse. Las partes del cuerpo que fueron sacrificadas, modificadas o quitadas nunca funcionarán de nuevo en la misma forma". Y recuerda que hasta un 20% de las personas que cambian de sexo lo lamentan después.
Por este motivo, explica Heyer, no todas las personas que cambian de "género" se someten a cirugía. Bruce Jenner (ahora Catlyn Jenner), medalla de oro en decatlón en Montreal 76 y uno de los transexuales más célebres a raíz de su cambio en 2015 (cuando ya tenía 66 años) "mantiene sus partes tal como nació". Y lo mismo en el caso de Chaz Bono, hija de Cher, quien cambió de sexo entre 2008 y 2010 pero "mantiene sus genitales de mujer".
Es algo que "tenemos que entender", subraya Heyer, aunque moleste a los ideólogos de género. A saber, que el sexo es natural, nacemos y morimos con él: "Los sentimientos transgénero pueden cambiar y las vueltas atrás suceden, el género de la persona puede cambiar, pero su sexo biológico permanece".
Alexis Arquette tenía 47 años y murió a consecuencia de un infarto. Llevaba 29 años luchando contra el virus del sida y en el año 2000 se había sometido a un cambio de sexo. Entonces Robert, nacido varón y actor, pasó a ser Alexis y a presentarse como actriz y activista de la causa LGBTI.
Formaba parte de una familia de actores de ya tres generaciones, cuyos miembros más destacados han sido sus hermanas mayores Rosanna (Buscando a Susan desesperadamente, Pulp Fiction) y Patricia (Oscar en 2014 a la mejor actriz de reparto por Boyhood), quiene estuvo casada con Nicolas Cage.
Aunque participó en algunas películas de éxito (La novia de Chucky, Pulp Fiction), Alexis no alcanzó el renombre cinematográfico de sus cuatro hermanos, pero sí se había convertido en un icono del lobby transexual.
Pulp Fiction y La novia de Chucky, dos papeles de Alexis Arquette cuando era Robert.
Y como tal ha sido celebrado a su muerte. De hecho, la familia pidió que en vez de enviarse flores a su sepelio, se entregase el dinero equivalente a organizaciones LGBTI.
Sin embargo, en su certificado de defunción figura como hombre, y su hermano Richmond, al anunciar su fallecimiento, le mostró su amor aludiendo a la problemática de su "género": "Nuestro hermano Robert, que se convirtió en nuestro hermano Alexis, que se convirtió en nuestra hermana Alexis, que se convirtió en nuestro hermano Alexis". Y es que, según The Hollywood Reporter, "en 2013, en medio de crecientes complicaciones de su salud, empezó a presentarse a sí misma [sic] de nuevo como hombre".
¿Y si la identidad de género vuelve a cambiar después de una cirugía?
En realidad esta circunstancia en el caso de Alexis Arquette (quien, por otro lado, en modo alguno cuestionó sus cambios ni su activismo pro LGTBI) no es infrecuente, y fundamenta la resistencia de muchos especialistas a llevar a cambio operaciones de cambio de sexo, en particular en menores de edad.
Son conocidos los casos de David Reimer (sometido a una auténtica carnicería quirúrgica tras ser sometido a operaciones y tratamientos desde que nació) o, narrado por él mismo, el de Walt Heyer, quien precisamente a raíz de la muerte de Alexis Arquette escribió un artículo en The Public Discourse alertando de que "las identidades de género no son siempre permanentes".
En él cuenta el caso de una persona que acudió a él buscando consejo, Dave, que él mismo explica:
"Pasé a ser mujer poco antes de los 20 años y cambié mi nombre poco después de cumplirlos, hace más de diez años. Pero no funcionó. Ahora sólo siento descontento en el papel de mujer. Se me dijo que mis sentimientos transgénero eran permanentes, inmutables, físicamente asentados de manera profunda en mi cerebro, y que NUNCA podría cambiar, y que la única forma de encontrar la paz sería convertirme en mujer. El problema es que ya no tengo esos sentimientos. Cuando empecé a visitar a un psicólogo hace algunos años para que me ayudase a superar algunos traumas infantiles, la depresión y la ansiedad comenzaron a disminuir... pero también lo hicieron mis sentimientos transgénero. Así que hace dos años empecé a contemplar la posiblidad de volver a mi género de nacimiento, y creo que debo hacerlo. No tengo dudas: ¡quiero ser un hombre!".
Los sentimientos no justifican la cirugía
Su testimonio nos enseña, dice Heyer, lo que él aprendió con su propia vida: "Los sentimientos transgénero no son permanentes ni inmutables ni profundamente asentados en el cerebro. Los sentimentos, por poderosos que sean, no justifican tomar hormonas ni someterse a cirugía". Porque, añade, "no todo lo que hacen los cirujanos para cambiar de género puede deshacerse. Las partes del cuerpo que fueron sacrificadas, modificadas o quitadas nunca funcionarán de nuevo en la misma forma". Y recuerda que hasta un 20% de las personas que cambian de sexo lo lamentan después.
Por este motivo, explica Heyer, no todas las personas que cambian de "género" se someten a cirugía. Bruce Jenner (ahora Catlyn Jenner), medalla de oro en decatlón en Montreal 76 y uno de los transexuales más célebres a raíz de su cambio en 2015 (cuando ya tenía 66 años) "mantiene sus partes tal como nació". Y lo mismo en el caso de Chaz Bono, hija de Cher, quien cambió de sexo entre 2008 y 2010 pero "mantiene sus genitales de mujer".
Es algo que "tenemos que entender", subraya Heyer, aunque moleste a los ideólogos de género. A saber, que el sexo es natural, nacemos y morimos con él: "Los sentimientos transgénero pueden cambiar y las vueltas atrás suceden, el género de la persona puede cambiar, pero su sexo biológico permanece".
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