Carmen del Corazón de María, carmelita samaritana
Ingeniera especializada en Química, apasionada de la ciencia y muy racional... al convento
Carmen del Corazón de María combina la ciencia con la fe y además, es monja.
Nació en Valladolid en 1980 y está titulada en Ingeniería Técnica Industrial, especializada en Química. Era muy feliz, tenía un buen trabajo y una familia que le quería, pero le faltaba algo más. Fue en 2010 cuando decidió entrar al convento de las Carmelitas Samaritanas, en Valladolid.
El sábado 12 de marzo de 2016 formalizó su profesión solemne en la iglesia San Juan de Letrán, donde dio el paso definitivo para consagrar su vida a Dios. Ahora se declara "una apasionada de la ciencia, una persona muy racional... pero creo en los milagros".
Un mes antes de ingresar en el convento, Carmen escribió "Y sed agradecidos" (Col, 3,15), una carta de agradecimiento publicada en El Norte de Castilla, dedicada a su familia y a la comunidad de Carmelitas Samaritanas por la ayuda que le han prestado hasta el momento.
"Fue todo un camino. Yo tenía un trabajo (un buen trabajo). Me gustaba viajar (me gusta viajar). Quería formar mi familia, tener hijos. Y las ciencias... siempre me gustaron mucho las ciencias".
Hasta que...
Vivía Carmen en el cruce de las calles Madre de Dios y Amor de Dios (al gusto decidir si esto es azar o destino).
Estudió primero en el Jacinto Benavente. Después, en el San José. Apostó por las Ciencias en la Universidad. Y luego vino todo rodado. Un trabajo en Renault (Sevilla). Un puesto, de vuelta a Castilla, en el parque Tecnológico de Boecillo.
Y al cumplir los 30... "Todo parecía perfecto. Mi trabajo, mi vida, la familia" (es la pequeña de ocho hermanos). "Unos padres a los que siempre he visto desde primera hora de la mañana en el trajín del día para que no me faltara nada. Y aún así notaba un vacío, algo incompleto. Yo quería algo más para mi vida".
Una hermana paseando por el patio del convento de las Carmelitas Samaritanas
Hasta que...
"Yo no creía a esas personas que hablaban de la llamada. Pensaba que estas cosas se decidían, que la gente decía: ‘Yo quiero ser monja’. Y no. Lo bueno que tiene Jesucristo es que se te pone delante –se colocaba en medio de todos mis planes– y que a todo el mundo le muestra un camino bueno de felicidad", explica Carmen, quien comenzó con convivencias y cuando lo tuvo claro buscó un lugar para alimentar su vocación.
"Fui a varios sitios hasta que encontré aquí mi camino". Aquí es en el convento de las Carmelitas Samaritanas, en el Paseo de los Filipinos (Valladolid). Una congregación atípica que no deja de recibir nuevas incorporaciones y que ahora busca ayuda para permanecer en Valladolid.
"Tanto tiempo buscando mi lugar y al final lo encontré en mi ciudad", indica.
Carmen, la religiosa científica celebró el sábado 12 de marzo tras seis años de noviciado, su profesión solemne, la promesa definitiva a Dios.