Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El padre Jesús Higueras, misionero de la misericordia en Madrid, perdonará los pecados más graves

Jesús Higueras sacerdote y Misionero de la misericordia que sirve de párroco en Santa María de Caná (Pozuelo de Alarcón)
Jesús Higueras sacerdote y Misionero de la misericordia que sirve de párroco en Santa María de Caná (Pozuelo de Alarcón)
Jesús Higueras es, junto a Víctor Hernández Arcediano, el único misionero de la misericordia de Madrid, ambos nombrados por el Papa Francisco.

Este Miércoles de Ceniza lo pasará en el Vaticano concelebrando misa con el Sumo Pontifice antes de partir oficialmente en su misión en este año de la misericordia.

Párroco de la iglesia Santa María de Caná, en Pozuelo, Jesús Higueras recibe a Actuall en su despacho para explicar en qué consiste su nueva misión y analizar la situación actual del aborto y el laicismo en España.

-¿En qué consiste exactamente ser misionero de la misericordia?
-Tiene sobre todo dos tareas. Una primera parte que es una predicación, que está centrada en el perdón de Dios y en el cariño de Dios hacia las personas que sufren.

»Y una segunda parte es que el Santo Padre nos da la posibilidad de absolver pecados que hasta ahora sólo podía absolver la Santa Sede. Son pecados especialmente graves y que actualmente tenían un proceso en el que había que desplazarse hasta Roma.

-Este miércoles de ceniza estará en el Vaticano para reunirse con el Papa. ¿Qué espera de ese encuentro?
-Todos los que seguimos muy de cerca las palabras del Papa Francisco sabemos que lo que él quiere es hacer comprender al mundo que Dios no es un enemigo y que tiene un mensaje que es “mi pecado no me aleja de Dios si yo lo reconozco”. Y que Dios está siempre, como en esa frase del Papa: “Dios no se cansa nunca de perdonar, somos los hombres los que nos cansamos de pedir perdón”.


Comunidad parroquial de Santa María de Caná en la Santa Misa.

-¿Qué pecados puede usted perdonar ahora?
Cosas muy graves, muy reservadas, como la profanación de la eucaristía, llevarse o retener con una finalidad sacrílega o profanar las formas consagradas, atentar contra la santa misa, fingir que eres sacerdote y celebrar misa o absolver los pecados…

»Todos los delitos especialmente graves que están reservados a Roma. Y nos da las facultades como una señal de que la misericordia de Dios llega a toda la Tierra y no se queda “encerrada en Roma”.

-¿Como el caso de Abel Azcona por la exposición sacrílega de Pamplona?
-Sí.

¿El aborto también está incluido en estos pecados?
-No, porque este año todos los sacerdotes del mundo tienen la posibilidad de absolver el aborto. Antes estaba reservado a los obispos.

-¿Y no lo convertirá en una barra libre para abortar?

-No, todo lo contrario, porque el aborto siempre se ha perdonado, lo que pasa es que ahora se facilita a la persona el modo de llegar al perdón.

-¿Los excomulgados también podrían entonces volver a la Iglesia?
-Sí, claro, todos pueden volver.

¿Hay algún pecado que no se pueda perdonar?
-Sólo hay uno, que es el pecado contra el Espíritu Santo, que es el que no quiere ser perdonado. Siempre que hay arrepentimiento todos los pecados se pueden perdonar.

-Acaba de salir el libro del Papa, ‘El nombre de Dios es misericordia’, en el que dice que la familia es la primera escuela para los niños. ¿Está en peligro esa escuela?
-No, yo no creo que esté la familia en crisis, lo que está en crisis son las personas que viven en la familia.

»Ahora mismo hay como una intoxicación por parte del mundo occidental, de unos antivalores como son el materialismo práctico, el relativismo moral, la ideología de género, eso hace que se fracture la familia. Por tanto no es que la familia ya no sirva para la generación de ahora.

»El que quiere vivir una familia se la encuentra herida y confundida por unas ideologías que la rompen. Pero esta sigue siendo un camino de felicidad y hoy día se está demostrando que es la institución en la que más confianza tienen todas las personas. Mucho más que en el Estado, que en las ONG e incluso que en la misma Iglesia, la gente confiesa en quien más confía es en la familia.

-Entonces, ¿no se ayuda a la familia?
-Es verdad que la sociedad ya no ayuda, muchas veces el Estado tampoco y hay muy poca ayuda. Solamente la Iglesia sigue siendo una voz que defiende a la familia y que dice que es el camino natural donde el hombre y la mujer encuentran la felicidad, es un camino seguro de felicidad y de sacrificio, claro.

»Cuando salió el libro, la prensa destacó mucho el caso de la sobrina del Papa, casada por lo civil antes de obtener la nulidad, lo que causó una polémica ficticia.

-¿Manipula la prensa las palabras de Francisco?
Lo manipula completamente porque yo he leído ese texto y lo que decía el marido de la sobrina es que va al confesionario, cuenta sus pecados y pide una bendición al cura, pero no le dan la absolución. Por tanto, no recibe el sacramento de la penitencia, esto lo cuenta el Papa así.

»No es que el penitente vaya a confesarse para recibir el sacramento, va a contar los pecados al sacerdote sabiendo que el sacerdote no puede en ese momento absolverle. Es diferente absolver, que es el perdón sacramental, que bendecir, que es implorar una bendición de Dios porque se reconoce pecador.

-¿Y por qué esa manipulación?
-Porque algunos periódicos están movidos por unos lobbies ideológicos que quisieran que la Iglesia fuera como ellos decidan que tuviera que ser. Hay una frase de Chesterton que dice: “Yo creo en una Iglesia que es capaz de influir en el mundo y no en una Iglesia que se deja influir por el mundo”.

»La prensa, que está muy ideologizada, quiere influir en la Iglesia y para influir en la Iglesia tergiversa, corta las palabras del Papa y pone en labios del Papa lo que él no ha dicho.

-Siendo la doctrina tan clara, ¿por qué cree que hay cierta división en la Iglesia?
-Es posible que haya una cierta presión en los medios y que lo que se quiera es quedar bien con todo el mundo.

»A esta parroquia vienen personas que son homosexuales, se las trata con el mismo cariño y respeto que a los demás, pero nosotros nunca llamaremos matrimonio a algo que no es la unión entre un hombre y una mujer y por tanto, no condenamos a estas personas, como la frase del Papa ‘quién soy yo para juzgar’.

-En clave política, ¿con toda esa presión teme que salga un frente popular con su programa laicista?
-La democracia y las reglas del juego es que el pueblo decide, por tanto lo que el pueblo decida hay que aceptarlo. La Iglesia no se debe posicionar con ningún partido político. Ahora, es cierto que nos gustaría un respeto por parte de algunos partidos que han manifestado abiertamente su animadversión a la iglesias católica.

-¿Pero qué opina de que quieran sacar la religión de los colegios o que la Iglesia pague el IBI de todos sus inmuebles?
-Me parece que cualquier gobierno que niegue la presencia de la Fe en la vida pública es un partido poco conveniente para los intereses de una nación, no sólo para los católicos, sino para todas las personas que se declaran creyentes, porque es una discriminación radical por parte de una minoría hacia una mayoría.

»Cuando un gobierno viola o ningunea los derechos humanos es un gobierno que perturba la convivencia y no es bueno, pero me da igual que sea un gobierno de derechas o de izquierdas porque pueden hacerlo ambos.

-De hecho Munilla dijo hace una semana que el Congreso se ha quedado sin diputados provida. ¿Se ha perdido la batalla contra el aborto?
-En estos momentos la Iglesia sigue siendo la voz de aquellos que no pueden hablar y la Iglesia siempre les prestará su voz.

»No está perdida la batalla, nosotros tenemos muchas esperanzas, lo que pasa es que tenemos que explicar mejor las cosas. Tenemos que llegar a convencer, no tanto a los políticos como a los ciudadanos, de que el aborto es un crimen horrible.

-¿En qué han fallado? ¿Se explican mejor los abortistas que los provida?
-Sí, lo llaman interrupción voluntaria del embarazo, es decir, les ponen nombres para suavizar lo que es la interrupción de la vida y el hombre no es dueño de la vida. Es finalizar la vida, no interrumpirla.


Jesús Higueras en Palabra de Vida, programa que presenta en 13TV en donde se comenta el Evangelio del día.

-Se ha perdido la batalla del lenguaje.
-Sí, en cierto modo tenemos una necesidad hoy en día en la Iglesia de buscar un modo de hacernos entender siendo fieles al depósito de la fe sin cambiar el evangelio puesto que no lo podemos cambiar, pero la clave reside en intentar ser más asertivos y que nuestro lenguaje llegue a las personas de un modo más claro.


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