Una religiosa paulina cuenta cómo fue su conversión y su temprana vocación
Julia era una chica protestante, pero leyó «La Canción de Bernadette» y con María su vida cambió
Julia Mary Darrenkamp, de las Hijas de San Pablo, o Paulinas, religiosas conocidas en muchos países por sus librerías, ha contado en CHNetwork cómo ella ya se planteaba una vocación de monja incluso antes de ser católica, siendo una adolescente de familia protestante. Tanto su historia de vocación como su conversión nació con un libro mariano pero de autor judío: La canción de Bernadette.
Una familia protestante devota
Darrenkamp se educó en Estados Unidos en una familia protestante, que combinaba varias iglesias (metodistas y baptistas) e iban a la iglesia los domingos. Vivía en Lancaster, Pensilvania, en la región que llaman "el país amish". "Yo también era una apasionada de los libros", recuerda. Se había bautizado con 12 años en su iglesia baptista y le habían dado un libro con enseñanzas religiosas del famoso predicador Billy Graham, y todo eso le parecía magnífico.
"Dos meses después me encontré con un libro llamado La Canción de Bernadette", explica. "Yo nunca había leído la vida de un santo, no conocía a la Virgen María, excepto por la Navidad, y eso fue adictivo para mí".
La canción de Bernadette cuenta la historia de las apariciones de la Virgen en Lourdes a Santa Bernadette, que cuando sucedieron los hechos tenía 14 años, poco más que la joven Julia que lo leía con avidez.
Julia Mary con 14 años, en 1972, el día de su Primera Comunión, cuando plenamente entró en la Iglesia Católica.
Como libro religioso, tiene un origen peculiar. Es una novela que escribió en 1941, en plena guerra mundial, Franz Werfel, un escritor austriaco-checo judío. Werfel se educó en un colegio católico y tuvo una institutriz católica. Siempre le interesó el catolicismo, así como otras tradiciones religiosas.
Werfel escapó de los nazis por muy poco y durante 5 semanas se escondió con su esposa en Lourdes. Los religiosos del santuario los escondieron y ayudaron con amabilidad. Él hizo voto de que escribiría sobre el lugar y, una vez en Estados Unidos, escribió La canción de Bernadette. En 1943 se rodó la película con el mismo título, basada en el libro. Apenas hacía diez años que Pío IX había canonizado a Bernadette. La película consiguió los Oscar de 1943 a Mejor Actriz (Jennifer Jones), Mejor Fotografía, Mejor Decoración y Mejor Banda Sonora Dramática (Alfred Newman).
La hermana Julia Mary con una imagen de la Virgen de Lourdes y de La Canción de Bernadette en su librería de las paulinas.
A la librería paulina, a por vidas de santos
El libro impresionó a la muchacha. Fue a la biblioteca pública y pronto leyó sus pocos libros sobre santos. Después, con una amiga, fue a una librería de las religiosas paulinas y empezaron a hacer una pila de novelas sobre santos. Una de las religiosas allí vio a las dos niñas de 13 años acumulando libros devotos y les preguntó:
- ¿Habéis pensado alguna vez en haceros religiosas?
- No lo he pensado, la verdad, pero hay que ser católica para eso, ¿no? Yo soy protestante -respondió ella.
La religiosa entonces le trajo un libro, un catecismo con datos especialmente interesantes para protestantes. "Este libro te explicará muchas cosas", le dijo.
En la hora que duró el viaje de vuelta a casa, la visión religiosa de las niñas cambió, con tan solo mirar el libro por encima. Tenía la clásica lista de denominaciones y comunidades protestantes, cada una con el nombre de su fundador y la fecha de su origen (Lutero en el s.XVI, Wesley para los metodistas, etc...) pero el fundador de los católicos era el mismo Jesucristo. "Si Jesucristo fundó la Iglesia Católica, ¿qué estamos haciendo en otra iglesia?", le planteó a su amiga. Y estaba también la lista de Papas, desde San Pedro, "que conocíamos por la Biblia" hasta Pablo VI. "Tienen una línea de sucesión ininterrumpida, y dije: 'ninguna otra iglesia puede afirmar eso'".
Una vez en casa, se volcó en leer todas esas vidas de santos, que la transportaron a la Iglesia Católica a través de sus mejores representantes.
"Papá, ¿puedo hacerme católica?"
"Le pregunté a mi papá si podía hacerme católica", recuerda. "Él dijo que no. 'No, conociéndote no te bastará, lo siguiente será decirme que quieres ser monja'", recuerda ella entre risas. "Dudé si decirle algo a papá, porque era exactamente lo que estaba pensando tras leer todos esos libros".
Entonces sucedió algo que nadie se esperaba: la abuela, que nunca había sido religiosa, declaró que ahora era católica y que iba a misa, y propuso que la niña la acompañara. ¡Fue una sorpresa para toda la familia!
La madre de Julia Mary se había educado sin religión; su propia madre, la abuela de Julia Mary, nunca había tenido interés en el tema. Pero ahora resultaba que recientemente ella había aceptado un trabajo como señora de la limpieza en la parroquia católica, el párroco le había causado buena impresión y había empezado a formarse en la fe sin decírselo a nadie de la familia. Y ahora se declaraba católica.
"Mi madre, impresionada, me dejó ir a misa con mi abuela, que llevaba menos de un año de católica y murió dos semanas antes de mi primera comunión. Ella pudo verme asentada en el camino de la fe, y creo que es una gracia que muriera con fe", recuerda.
Sus padres le dijeron que esperara cinco años, a tener 18, para hacerse católica. Le pareció "perder cinco años" cuando "yo ya sabía lo que quería hacer". Examinó distintas congregaciones, pero ella pronto se convenció de que tenía vocación religiosa y que debía entrar en las Hijas de San Pablo. A ella le habían ayudado dándole vidas de santos, y ella también quería evangelizar con libros, música y comunicación.
Es difícil explicar la vocación
En otro vídeo, Julia Mary da más detalles de su experiencia vocacional, peculiar al provenir de una familia donde "todos son protestantes y no tienen ni idea de lo estoy haciendo".
"A veces me decían: 'no entiendo por qué querrías tirar tu vida por la borda'. Y yo respondía: 'pues tengo la misma pregunta sobre ti y fulano de tal, con el que te casaste'". Pero la vocación es saber que estás llamado a estar ahí, con ese cónyuge, o en esa congregación.
La hermana Julia Mary con su amiga la Madre Olga en un encuentro de religiosas de distintas congregaciones por la Candelaria en Washington.
"Yo no decidí simplemente que voy a ser monja. En realidad, oré y oré, todas esas avemarías. Dije: 'no quiero desperdiciar mi vida, por favor, Madre Bendita, pídele a Jesús que me diga qué quiere que haga. Y me quedó bastante claro, pero explicarlo sería difícil, como pedirle a alguien que explique por qué se casó con tal señor en vez de con cualquiera de otros doce". Cuando un enamorado dice "es que hubo una conexión entre nosotros", Julia Mary dice que puede aplicar eso mismo a Dios.
Pero admite que "una vocación es realmente difícil de explicar incluso en familias católicas, y mucho más en familias protestantes". En su experiencia, lo que quieren los parientes es asegurarse que su ser querido se lo ha pensado en serio, y va en serio. A ella le recordaron que de niña había dicho que quería ser "bailarina rusa", ¿era la vocación algo así de fantasioso?
Una religiosa le dijo:
- La vida religiosa es escatológica...
- ¿Que es qué? - respondió ella, aún joven y en discernimiento.
- Significa que estamos enfocados hacia el objetivo final. Has de representarte tu vida, cómo se supone que debe ser, como ha de ser tu relación con Dios...
Para ella, la vocación incluye pensar si te vas a sentir cómodo y a gusto con Jesús en tu vida, si lo puedes imaginar y vivir. "Tus parientes necesitan saber que sabes que Jesús quiere esa relación cercana", detalla.