Tiene 22 años, es argentino y aspira a ser campeón del mundo
Santiago Muñiz, nueva estrella del surf, entre olas y tiburones con el nombre de Jesús en los labios
Santiago Muñiz ha conseguido incluir su nombre en la lista de las grandes promesas del deporte argentino, a pesar de la escasa popularidad de su especialidad. Nació en Mar del Plata pero su familia, de tradición surfera (él practica desde los 3 años), se instaló siendo él pequeño en la costa de Bombinhas, en Brasil, donde su padre instaló una escuela de surf y donde sus dos hijos, Santiago y el mayor, Alejo, pasaban todo el día en la playa practicando. Sin embargo, cuando Brasil le ofreció competir bajo su bandera, como hace su hermano Alejo, el joven optó por la albiceleste.
Tiene 22 años y ocupa el lugar 33º en el ranking de las series de clasificación de este año de la World Surf League. Un puesto aún alejado de la cabeza, pero si consiguiese entrar a final de temporada entre los diez primeros, podría competir en el World Championship Tour, que sólo hacen los 34 mejores riders del mundo. Es hacia donde apunta según los entendidos en la materia y según su propia ilusión: "Mi gran sueño es poder ser campeón mundial del circuito mundial, y estoy seguro de que lo voy a ser". El años pasado se convirtió en el primer argentino en ganar la clasificación para el US Open, el torneo más importante del calendario anual, y allí pudo competir con los mejores surfistas del mundo y quedar satisfecho del desafío.
"Un tiburón blanco, enorme, se nos levantó delante"
Santiago ha cabalgado la ola en las mejores playas y torneos, y vivido experiencias similares, si no tan dramáticas, sí similares a la de Mick Fanning, el surfista australiano atacado este mes de julio por un tiburón blanco en aguas surafricanas, y quien salió intacto del agua por puro milagro.
Muñiz cuenta que dos veces sintió cercano el peligro de los escualos. Una en Hawai, muy temprano por la mañana (a primera hora y última es cuando los tiburones se acercan a la playa a alimentarse), con un tiburón de dos metros y medio ("no muy grande") que les rondó y examinó bajo la tabla en la que se pusieron de pie porque le vieron venir en las aguas transparentes.
Santiago, compitiendo este año por primera vez en el US Open.
Y otra en Sudáfrica, donde los tiburones son "blancos y enormes" y uno de ellos había sido detectado, interrumpiendo la competición: "Y cuando volvimos a competir, justo se nos levanta delante. Ahí sí pensé que iba a pasar algo feo, porque era muy, muy grande y nos pasó muy cerca, estábamos yo y tres chicos más". Tuvo que suspenderse de nuevo el torneo, pero tras una experiencia como esa, confiesa que no se compite igual: "Estás muy aprensivo y muy tenso pensando en lo que podía haber pasado".
Fe en Jesús, familia católica
Santiago reza siempre que se mete en el agua: "Ese momento en el que estoy sentado esperando la ola es algo muy especial, porque yo tengo mucha fe en Jesús y soy muy religioso. Es un momento en el que yo paro y hablo con Él, hablo con las olas... Es un cambio de energía, de pensamientos buenos. Yo soy una persona que tengo mucha fe en todo eso, y en esos momentos que estoy dentro del agua esperando que venga la ola, o incluso que estoy compitiendo, hago eso como un ritual... y le pido a Él que me mande la ola", explica en una entrevista a La Nación.
El joven rider argentino tiene novia desde hace tres años, Giovana. La relación tiene la dificultad de la distancia, pues sólo pasa en su casa unos cuarenta días al año: "En nuestro caso nos ayuda el hecho de conocernos casi de chiquitos, porque ella sabe cómo es mi vida. Tener una persona así a tu lado es lo mejor que te puede pasar. Por suerte, la tecnología ayuda muchísimo. Cuando mi papá surfeaba, él le mandaba cartas a mi mamá, pero él regresaba antes que las cartas".
Cuando lo preguntan por el hecho de que en las redes sociales se manifieste como una persona muy religiosa, contesta que "sin dudas": "Toda mi familia es católica. Tengo mucha fe en que Dios siempre te ayuda, te ilumina y te cuida en todo. Yo siempre hablo con Él y le pido fuerza. Y creo que siempre hay que tener fe, porque cuando uno tiene fe, cree más en uno mismo, y trato de estar siempre cerca de Él, porque sé que siempre me va a ayudar".
Tiene 22 años y ocupa el lugar 33º en el ranking de las series de clasificación de este año de la World Surf League. Un puesto aún alejado de la cabeza, pero si consiguiese entrar a final de temporada entre los diez primeros, podría competir en el World Championship Tour, que sólo hacen los 34 mejores riders del mundo. Es hacia donde apunta según los entendidos en la materia y según su propia ilusión: "Mi gran sueño es poder ser campeón mundial del circuito mundial, y estoy seguro de que lo voy a ser". El años pasado se convirtió en el primer argentino en ganar la clasificación para el US Open, el torneo más importante del calendario anual, y allí pudo competir con los mejores surfistas del mundo y quedar satisfecho del desafío.
"Un tiburón blanco, enorme, se nos levantó delante"
Santiago ha cabalgado la ola en las mejores playas y torneos, y vivido experiencias similares, si no tan dramáticas, sí similares a la de Mick Fanning, el surfista australiano atacado este mes de julio por un tiburón blanco en aguas surafricanas, y quien salió intacto del agua por puro milagro.
Muñiz cuenta que dos veces sintió cercano el peligro de los escualos. Una en Hawai, muy temprano por la mañana (a primera hora y última es cuando los tiburones se acercan a la playa a alimentarse), con un tiburón de dos metros y medio ("no muy grande") que les rondó y examinó bajo la tabla en la que se pusieron de pie porque le vieron venir en las aguas transparentes.
Santiago, compitiendo este año por primera vez en el US Open.
Y otra en Sudáfrica, donde los tiburones son "blancos y enormes" y uno de ellos había sido detectado, interrumpiendo la competición: "Y cuando volvimos a competir, justo se nos levanta delante. Ahí sí pensé que iba a pasar algo feo, porque era muy, muy grande y nos pasó muy cerca, estábamos yo y tres chicos más". Tuvo que suspenderse de nuevo el torneo, pero tras una experiencia como esa, confiesa que no se compite igual: "Estás muy aprensivo y muy tenso pensando en lo que podía haber pasado".
Fe en Jesús, familia católica
Santiago reza siempre que se mete en el agua: "Ese momento en el que estoy sentado esperando la ola es algo muy especial, porque yo tengo mucha fe en Jesús y soy muy religioso. Es un momento en el que yo paro y hablo con Él, hablo con las olas... Es un cambio de energía, de pensamientos buenos. Yo soy una persona que tengo mucha fe en todo eso, y en esos momentos que estoy dentro del agua esperando que venga la ola, o incluso que estoy compitiendo, hago eso como un ritual... y le pido a Él que me mande la ola", explica en una entrevista a La Nación.
El joven rider argentino tiene novia desde hace tres años, Giovana. La relación tiene la dificultad de la distancia, pues sólo pasa en su casa unos cuarenta días al año: "En nuestro caso nos ayuda el hecho de conocernos casi de chiquitos, porque ella sabe cómo es mi vida. Tener una persona así a tu lado es lo mejor que te puede pasar. Por suerte, la tecnología ayuda muchísimo. Cuando mi papá surfeaba, él le mandaba cartas a mi mamá, pero él regresaba antes que las cartas".
Cuando lo preguntan por el hecho de que en las redes sociales se manifieste como una persona muy religiosa, contesta que "sin dudas": "Toda mi familia es católica. Tengo mucha fe en que Dios siempre te ayuda, te ilumina y te cuida en todo. Yo siempre hablo con Él y le pido fuerza. Y creo que siempre hay que tener fe, porque cuando uno tiene fe, cree más en uno mismo, y trato de estar siempre cerca de Él, porque sé que siempre me va a ayudar".
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