El aventurero Tomas Källene recorrió el mundo buscando sentido: lo halló en la Cristiandad hispánica
Isabel la Católica, crucial en una nueva conversión a la fe: «Su espíritu universal cambió mi vida»
"La Hispanidad es algo que tenemos en común América, España y Europa. Lo que hizo Isabel la Católica es algo maravilloso que tenemos que desarrollar y nunca despreciar. La mentirosa leyenda negra ha afectado a nuestro punto de vista y eso tiene que cambiar". Afirmaciones como estas resuenan cada vez más entre académicos y divulgadores hispanistas, pero no se le oye todos los días a polifacéticas personalidades europeas como Tomas Källene.
Protestante de cuna, nacido en Suecia y de espíritu intrépido, quizá no se habría imaginado hace algunos años peregrinando a la cuna de Isabel la Católica en Madrigal de las Altas Torres. Tomas, casado desde hace 14 años y residente en Madrid, habla a muchos kilómetros de su tierra natal, desde la alcoba donde un 22 de abril de 1451 nació la actual sierva de Dios.
Madrigal, y concretamente la cuna de Isabel, es un lugar que significa mucho para él: la reina en proceso de beatificación ha sido, en cierta manera, la cuna católica que nunca tuvo.
Nacido en una isla de pescadores de arenques en el norte de Suecia en 1961, Källene se crio en una familia de evangélicos.
"Desde pequeño escuché muchas `milongas´ sobre los católicos, en Suecia los católicos somos muy pocos e incomprendidos", cuenta desde Madrigal a José Luis Rubio Willen, responsable de la Comisión de beatificación de Isabel.
Recorriendo el mundo, se enamoró de España
Marcado por su personalidad aventurera, Källene comenzó a recorrer el mundo muy pronto. Vivió varios años en la Inglaterra de la transgresión y el punk, también en los Estados Unidos… Hasta que un día, leyendo sobre la tauromaquia, supo que necesitaba vivir aquel espectáculo en persona. Pudo hacerlo en España, en 1987, durante las fiestas de San Isidro.
El viaje de Tomas Källene a Madrigal de las Altas Torres:
"Me resultó fascinante. Quise conocer este país más a fondo y dos años después estaba viviendo aquí. Me enamoré de todo en este país y pronto empecé a fijarme en los detalles del catolicismo y la historia", comenta con el sacerdote.
Ya en España, cuenta a Religión en Libertad que su estilo de vida no le llevaba "por el buen camino" pero mientras, en el día a día, quedaba cada vez más "fascinado" por la historia que descubría.
Una sentida oración en una madrugada de Madrid
"A más libros leía sobre esta extraordinaria mujer, más extraordinaria me resultaba. Era como ir tirando de una cuerda que poco a poco me ha llevado hasta aquí. Y eso fue parte de mi camino hasta que se dio el momento de la conversión, cuando dejé mi estilo de vida acelerado y nocturno, con todo lo que esto conlleva, y profundice hacia mi conversión al catolicismo", comenta.
Una de las últimas etapas de aquel camino fue una madrugada de hace unos 16 años, en la madrileña iglesia de la Virgen del Carmen.
"Era de familia protestante, creyente sincero, pero no practicaba mi fe como debía. Me sentía perdido", cuenta.
Buscando esa integridad de vida, se arrodilló ante el Cristo de la fe.
"Aquí estoy, llévame por el buen camino, quiero una vida en ti, llévame a intentar vivir en gracia", suplicó.
"Doblé la rodilla ante la cruz"
Lo que Källene pedía era un rumbo en su vida. Pero como dice, "los caminos del Señor son difíciles de entender" y aún el mismo Tomas se pierde "en el misterio" que han supuesto para él. Si tuviese que definir su conversión en un momento definido, no duda en referirse al instante en que dobló la rodilla ante la cruz.
"Tenía la necesidad de hacerlo. De abandonarme, de rendirme. Ese momento marcó un antes y un después y también mi declaración ante Dios", confiesa. No tardaría en hacer su primera comunión, el mismo año que conoció a Raquel, su mujer, con quien se casó hace 14 años.
El sacerdote José Luis Rubio Willen, a la izquierda, junto a Tomas Källene, en Madrigal.
Lo cierto es que justo después de aquel momento en la iglesia del Carmen, el sueco residente en Madrid comenzó a apreciar determinados aspectos de Isabel que le harían profundizar en la fe.
"Isabel cambió mi vida": los motivos
Entre ellos, destaca comprender cómo "en una edad tan tierna empezó a formar España en circunstancias tan difíciles o que nada más unir España empezase a mirar a las Américas con Colón… Todo esto fue algo que no solo cambió mi vida, sino que me dio una riqueza interior", confiesa.
Isabel se convirtió para Tomas en "un ejemplo a seguir". De ella comenzó a admirar el "espejo" que representa sobre "algo tan universal como la fe católica".
También le influyó su capacidad, "desde una tierna edad, de empezar a conformar España y también a sí misma, de combinar los asuntos de un Estado que todavía tenía que unir y a la vez guardar, mantener y hacer florecer una vida interior de espiritualidad. Me resulta extraordinario", comenta.
Aún siendo por el momento sierva de Dios, el sueco no duda de que La Católica "se hizo santa en un momento difícil, de conflicto, guerra y dificultades generalizadas" y también como gobernante. Un conjunto de características que muestran "una fusión de espiritualidad y grandes logros en lo mundial" de lo que encuentra "muy pocos ejemplos" comparables.
Regresando a la fe de sus antepasados
Como exprotestante, la figura de Cristo tuvo mucho que ver en su conversión. Pero refiere concretamente a la Virgen en su camino hacia la plena fe y "en sus distintas formas". Especialmente importantes para él fueron tres advocaciones, las dos Guadalupes y la Virgen de los siete dolores, a cuya hermandad madrileña pertenece: Su "ternura de madre" y la facilidad para "ir al Padre" desde la Virgen "es algo que me resulta importantísimo del catolicismo".
"Para mí, de una forma extraña, [la conversión ha supuesto] volver a la fe de mis antepasados", remarca al hablar de las raíces católicas de su familia.
Ellos, dice, eran "católicos de cuna". Algo que él considera en parte deseable. Pero en su caso, también valora poder captar y vivir en profundidad "el detalle y profundidad" de la fe, lo que podría no suceder de no ser converso.
"A lo mejor no quedaría claro lo extraordinario, pero al venir de fuera, te das cuenta. Aquí [en España], se empieza desde la primera comunión, las bodas, la cultura… pero hay que superar la cultura y llegar al fondo del catolicismo y vivirlo profundamente. Es de una riqueza extraordinaria", observa.
Descubriendo la misa "de todos los tiempos"
Tanto por su pasado como por su deseo de "llegar a la esencia y al fondo de las cosas", Tomas comenzó a indagar en la liturgia. Cuenta que, tras su conversión, las primeras misas a las que fue no se asemejaban al concepto que había escuchado en el protestantismo, con misas plagadas de sotanas, cirios, incienso o en latín.
"Descubrí que todo esto sí se hacía en la misa tridentina, que entonces se celebraba en la iglesia de San Luis de los Franceses de Madrid. Descubrí una misa muy pura, la misa de los santos, de todos los tiempos… Me sedujo el misticismo, la idea del rito, de la liturgia y la tradición, la estética… La sentí mucho más cercana de las raíces y orígenes de la Iglesia y la fe. Vi que era la esencia con diferencia y hoy es lo que más me alimenta espiritualmente", comenta.
Fallecida en 1504: ¿Una santa para el hoy?
Habiendo fallecido hace más de 500 años, muchos podrían preguntarse qué puede aportar Isabel a la Iglesia y a los fieles del siglo XXI. Para él, es sin duda "una santa para el hoy".
En este sentido, la Comisión para la beatificación lleva un registro detallado de las gracias, favores y milagros comunicados cada semana por intercesión de la sierva de Dios, entre los que se encuentra su propia conversión, asentada en buena parte en la persona y espiritualidad de la reina. Para Tomas, su caso solo eso es una muestra de que "aún siendo un personaje histórico, Isabel está viva y es un modelo para nuestros tiempos".
También remarca su carácter vanguardista en su protección de los derechos de los indígenas en Hispanoamérica, su espíritu "universalista y católico" y su quehacer "modélico" para la historia de España, de Europa y del mundo. A su juicio, no existe comparación posible con otro personaje "que haya logrado tanto, a una edad tan tierna y en tiempos tan difíciles".
A la gesta de la Hispanidad, Källene agrega su capacidad de "poner orden donde no lo había en España, acabando con la corrupción, con los conflictos y logrando la unidad. La veo una santa muy actual. España pasa por tiempos difíciles y por eso hoy puede verse reflejada en su espejo", comenta.
Peregrinando a Madrigal de las Altas Torres
El sueco y converso se despide remarcando su devoción y dirigiéndose a otros devotos de la reina, animando a "valorarla en las oraciones y pedirla que nos vigile desde el cielo. Que vigile nuestras vidas, España y el futuro".
También anima a que Madrigal no solo sea un lugar turístico, sino como para él, también de peregrinación, pues "como ella, somos peregrinos en esta tierra". Y como peregrinos, dice, "seguimos los pasos de Isabel, espiritual, física e históricamente. Su obra tiene una presencia permanente en mi vida y forma parte de mi oración diaria".
"Mirémonos en este espejo extraordinario que Dios nos da, a esta mujer que ha servido a Dios y a España durante tanto tiempo, sus logros… Y nunca perdamos el ánimo, porque ella aguantó tiempos difíciles e hizo una gran obra. Dios nos ayude diariamente y que ella, desde el cielo, nos guie y nos lleve por buen camino", finaliza.