Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Al predicar paz y caridad, quitaban reclutas a la guerrilla

Tres misioneros asesinados en Perú en 1991 por los comunistas de Sendero Luminoso, nuevos beatos

El padre Sandro, a la izquierda y los dos sacerdotes polacos, asesinados por los comunistas de Sendero Luminoso en 1991 por odio a la fe
El padre Sandro, a la izquierda y los dos sacerdotes polacos, asesinados por los comunistas de Sendero Luminoso en 1991 por odio a la fe

ReL

Este martes 3 de febrero, además de ordenar la beatificación como mártir del arzobispo Óscar Romero de El Salvador, asesinado por escuadrones de extrema derecha, el Papa Francisco ordenó también la beatificación como mártires de tres sacerdotes misioneros asesinados en 1991 en Perú por terroristas del grupo de extrema izquierda maoísta Sendero Luminoso.

Dos de los misioneros eran polacos, Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, de 31 y 33 años, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales. Fueron detenidos por Sendero Luminoso y asesinados poco después de celebrar misa.

El otro mártir era el sacerdote misionero italiano Alessandro Dordi, asesinado unos días después cuando regresaba a su parroquia. Los terroristas comunistas detuvieron el vehículo en el que viajaba el sacerdote con dos seminaristas. Llevaron a Dordi fuera del camino y lo mataron de tres balazos.

El contexto: obispo amenazado
El obispo de Chimbote, Luis Bambarén Gastelumendi, estaba amenazado por los terroristas comunistas. Como cuenta un reportaje en LaRepublica.pe «casi semanalmente recibía escritos y en su andar por la ciudad pesquera observaba pintadas rojas en las paredes de las casas. Sabía del inminente riesgo para él y los sacerdotes que predicaban su fe en diferentes puntos de la región. Hasta que una amenaza más llegó, pero esta vez mucho más específica: “Si no renuncia mataremos dos sacerdotes por semana“, decía un mensaje escrito a mano que incluía otras tantas frases de odio que caracterizaba a Sendero Luminoso».

«Ante esta nueva arremetida, monseñor Bambarén, presuroso, no dudó en convocar a los padres de todas las parroquias bajo su influencia para informarles y advertirles de las amenazas. “Les doy libertad para que puedan alejarse de sus zonas: pueden retirarse a Lima o a sus países“, recuerda haber dicho en una reunión con los sacerdotes. Presentes estaban los padres polacos Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski y el italiano Alessandro Dordi. Aquella vez, los dos primeros que trabajaban en el poblado andino de Pariacoto y el último en Santa manifestaron su intención de no mudarse».

Polacos mártires: lo dijo Juan Pablo II a los 4 días
El 13 de agosto de 1991, en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Czestochowa, Juan Pablo II proclamó ante decenas de miles de jóvenes: "Hay nuevos mártires en Perú". Efectivamente, 4 días antes los jóvenes sacerdotes Tomaszek y Strzalkowski habían sido asesinados por el grupo terrorista Sendero Luminoso. Pero han pasado 24 años desde ese primer reconocimiento papal hasta el decreto de beatificación. El proceso se abrió en 1995, y la Positio llegó al Vaticano a finales de 2011.

Llevaban tres años viviendo en zonas pobres y rurales de la diócesis de Chimbote, en la localidad de Pariacoto, en los Andes de Ancash. Faltaba la luz eléctrica, las carreteras eran peligrosas, había sequías, epidemias de cólera y terroristas comunistas.

Tenían un compañero: el misionero Jarek Wysoczanski, quien sí estaba en Czestochowa cuando fueron asesinados, porque había vuelto a casa unos días para la boda de su hermana. Él describió al periodista Alberto Friso todos los detalles de su vida en el libro "Frati martiri", publicado en 2013.



Jarek, a la izquierda, se salvó porque estaba en Polonia
en la boda de su hermana y en la JMJ de Czestochowa;
sus hermanos de orden, a la derecha, fueron asesinados


La tarde del asesinato el pueblo se llenó de pintadas de Sendero Luminoso. Los frailes franciscanos sabían que eso significaba un inminente asalto, pero continuaron con su trabajo: el coro, el catecismo, la visita a un niño enfermo... Al anochecer, Fray Zbigniew empezó la exposición del Santísimo Sacramento, que duró hasta que llegó Fray Miguel con su camioneta para decir misa. Concluida la misa, cerraron las puertas del templo.

Poco después llegaron unos encapuchados, que entraron a la fuerza, les ataron las manos y se los llevaron. Dejaron a los novicios porque Strzalkowski les convenció. Probablemente salvó así su vida. Pocos minutos después eran asesinados cerca del cementerio junto a los alcaldes de Pariacoto y Pueblo Viejo. A la vuelta, los criminales se encontraron con el primer edil de Cochabamba y lo mataron también.

Los terroristas no podían dejar de adoctrinar a sus víctimas antes de matarlas. En el camino desde la iglesia al lugar del fusilamiento los encapuchados expusieron su batería de eslóganes: sus Biblias y rosarios, dijeron, engañaban al pueblo; eran culpables, les dijeron, de “infectar a las personas mediante la distribución de alimentos de la imperialista Caritas" y de adormecer “el ímpetu revolucionario con la predicación de la paz”. Tanto hablar de "paz" disuadía a los jóvenes de unirse al grupo terrorista.

Cuenta José Luis Restán que "el propio líder de Sendero, Abimael Guzmán, reconoció posteriormente en una conversación en la cárcel con el entonces obispo de Chimbote, Luis Bambarén, que los misioneros habían sido ´ejecutados´ porque con su actividad caritativa y su predicación impedían a los jóvenes sumarse a la causa de la revolución".



Parroquianas del mártir Sandro Dordi en Perú le recuerdan con orgullo

El mártir Sandro Dordi: “¿A quién le tocará hoy?”
El otro mártir beato que proclama el Papa Francisco es el sacerdote misionero italiano Sandro Dordi, que fue asesinado pocos días después que los misioneros polacos. Llegó a Perú en 1980, precisamente el año que Sendero Luminoso emopezó sus actos violentos y en una durísima crisis económica.

Él tenía 49 años y se volcó en el servicio a los fieles de la región del Santa, en Ancash. Organizó cursos de apoyo a la mujer, programas de alfabetización, levantó capillas y casas parroquiales…

Cuando se enteró del asesinato de los misioneros polacos escribió a un amigo: “En estos días estamos particularmente angustiados y preocupados. Seguramente han sabido como el 9 de agosto Sendero Luminoso ha matado a dos sacerdotes de la Diócesis de Chimbote. Son dos franciscanos polacos que trabajaban en un valle como el mío: tenían 32 y 34 años”.

“Puedes imaginar la situación de ansiedad en que vivimos, hay amenazas de próximos asesinatos. Sendero Luminoso, que con el terror quiere llegar al poder, ha puesto su mira en la Iglesia…La situación del Perú es angustiosa. Cada día nos preguntamos: ¿a quién le tocará hoy?”.

Dordi parecía prever que él sería el siguiente. “Adiós, ahora regreso ahí y me matarán”, escribió.



Todavía hoy los partidos maoístas en Latinoamérica repiten este eslógan de Mao y dicen que el cambio requiere revolución, y la revolución requiere violencia


El 25 de agosto, acompañado de dos seminaristas en una camioneta, se dirigía de Vinzos a Santa para celebrar misa. Unos encapuchados de Sendero Luminoso rodearon el vehículo y obligaron a los dos jóvenes a salir. "Nos dijeron que bajáramos y nos llevaron lejos. Mientras caminábamos oímos los disparos de armas de fuego", relataron los seminaristas. El P. Dordi había sido asesinado con tres disparos.

El obispo de Bérgamo, la diócesis originaria de Dordi, al conocer el decreto de beatificación dijo que el misionero “dio el testimonio supremo: aquella de la sangre, muriendo mártir”.

En Perú, el padre José Sánchez Martínez, párroco de Los Santos Mártires, parroquia dedicada a los sacerdotes extranjeros asesinados por la organización terrorista hace 25 años, anunció una serie de celebraciones que incluyen también pintar el lugar en recuerdo a los hechos.

69.000 muertos por la violencia comunista
Sendero Luminoso desencadenó entre 1980 y el año 2000 una ola de violencia que dejó más de 69.000 muertos, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Hoy la organización maoísta está desarticulada y sus principales líderes están presos, aunque algunos grupos se refugiaron en la zona selvática de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro y, según el gobierno, viven allí en alianza con el narcotráfico.
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